CIUDAD DEL VATICANO, 17 NOV 2006 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en el Vaticano a los participantes en la sesión plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que ha estado dedicada al tema "La situación ecuménica en mutación".
"Vivimos en un período de grandes cambios en casi todos los sectores de la vida -dijo el Papa-, y no hay que maravillarse que repercutan también en la vida de la Iglesia y en las relaciones entre los cristianos". A pesar de ello, subrayó, "el objetivo del movimiento ecuménico es inmutable: la unidad visible de la Iglesia. (...) El Concilio Vaticano II consideró una de sus metas principales el restablecimiento de la unidad plena entre todos los cristianos y esta meta es también la mía".
Benedicto XVI recordó "el aula del Concilio, donde los observadores delegados de las otras iglesias y comunidades eclesiales estaban atentos pero silenciosos. Esta imagen ha cedido el paso en las décadas sucesivas a la realidad de una Iglesia en diálogo. (...) El silencio se ha transformado en palabra de comunión. (...) Se ha llevado a cabo un trabajo enorme en ámbito universal y local. Se ha vuelto a descubrir y a restablecer la fraternidad entre todos los cristianos como condición de diálogo, de cooperación, de oración común y de solidaridad".
El Papa se refirió después a los esfuerzos en favor del ecumenismo de Juan Pablo II y a la encíclica "Ut unum sint", que su predecesor dedicó a este argumento y rememoró "la experiencia de comunión vivida con los representantes de otras iglesias y comunidades eclesiales llegados de todos los continentes para participar en el funeral del inolvidable Juan Pablo II y a la inauguración de mi pontificado. La participación en el dolor y la alegría es signo visible de la nueva situación entre los cristianos".
A continuación, el Santo Padre enumeró algunos de los acontecimientos de las últimas décadas que han repercutido en el ecumenismo. "Muchas de las veneradas iglesias de Oriente (...) vivían en condiciones de opresión a causa de regímenes dictatoriales y hoy han recuperado la libertad y están dedicadas a un amplio proceso de reorganización y revitalización. (...) La parte oriental y occidental de Europa se acercan y esto estimula a las iglesias a coordinar sus esfuerzos para la salvaguardia de la tradición cristiana".
"Afortunadamente, después de un período de múltiples dificultades, el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas conoce un nuevo impulso" y "también con las comunidades eclesiales de Occidente tenemos diversos diálogos bilaterales, abiertos y amistosos que registran progresos". En este ámbito, el Papa citó la "Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación", firmada con la Federación Luterana Mundial y a la que ha dado también su asenso el Consejo Metodista Mundial.
Sin embargo, todavía hay obstáculos, como "la dificultad de encontrar una concepción común sobre la relación entre el Evangelio y la Iglesia, (...) sobre el misterio de la Iglesia y de su unidad y sobre la cuestión del ministerio en la Iglesia. Han aparecido también nuevas dificultades en el campo ético, con la consecuencia de que las diferentes posiciones asumidas por las confesiones cristianas sobre las problemáticas actuales han limitado su capacidad de orientación de la opinión pública".
"Hay que promover ante todo -concluyó el Papa- el ecumenismo del amor, que desciende del mandamiento nuevo de Jesús a sus discípulos. El amor acompañado de gestos coherentes crea confianza. Se debe intensificar también la formación ecuménica partiendo de los fundamentos de la fe cristiana, es decir del anuncio del amor de Dios que se ha revelado en el rostro de Jesucristo y que Cristo ha desvelado al ser humano".