Ciudad Del Vaticano, 28 Oct 2006 (VIS).-Benedicto XVI recibió esta mañana a los prelados de la Conferencia Episcopal de Irlanda, que acaban de realizar su visita "ad limina".
Al inicio de su discurso, el Papa subrayó el testimonio constante de fe y de fidelidad a la Santa Sede del pueblo irlandés, su "destacada contribución" a la vida de la Iglesia y la "extraordinaria valentía de sus misioneros".
El Santo Padre pidió a los obispos que ayudaran a sus fieles a "reconocer la incapacidad de la cultura secular, materialista, para proporcionar una verdadera satisfacción y alegría. Sed claros al hablarles de la alegría que supone seguir a Cristo y vivir de acuerdo con sus mandamientos".
"Aunque sea necesario hablar con fuerza contra los males que nos amenazan -continuó-, debemos corregir la idea de que el catolicismo es simplemente "un conjunto de prohibiciones". En este sentido, habló de la necesidad de una "sana catequesis y una atenta "formación de los corazones", para lo cual contáis, dijo, con "sólidos recursos en vuestra red de escuelas católicas".
Benedicto XVI afirmó que había que "evitar las presentaciones superficiales de la doctrina católica, porque solo la plenitud de la fe puede comunicar el poder liberador del Evangelio" y pidió que se cuidara "la calidad de los programas y libros escolares".
Refiriéndose posteriormente a los "numerosos casos de abusos sexuales a menores" que habían tenido que afrontar en los últimos años, el Papa dijo que estos eran "muy trágicos cuando el que abusa es un sacerdote. Las heridas causadas por estos actos son profundas y es urgente reconstruir la confianza donde ha sido dañada". Además, añadió, "es importante establecer la verdad de lo que ocurrió en el pasado, dar todos los pasos que sean necesarios para evitar que vuelva a repetirse, asegurar que los principios de la justicia son plenamente respetados, y sobre todo, sanar a las víctimas y a todos los afectados por esos crímenes enormes. De este modo, la Iglesia en Irlanda se fortalecerá y será capaz de dar testimonio del poder redentor de la Cruz de Cristo".
"La labor admirable y la entrega sin reservas de la gran mayoría de los sacerdotes y religiosos en Irlanda no se debe oscurecer por las transgresiones de algunos de sus hermanos. Estoy seguro de que la gente lo comprende y sigue estimando a su clero con afecto".
Tras poner de relieve que Irlanda había sido bendecida en un tiempo con abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas, pero que en los últimos años había disminuido su número, el Santo Padre exhortó a los prelados a "pedir al Señor de la mies que envíe obreros a su mies".
"Me alegra saber que muchas de vuestras diócesis han adoptado la práctica de la oración por las vocaciones ante el Santísimo Sacramento. Esto se debe fomentar. Por encima de todo, vosotros obispos y vuestro clero tenéis que ofrecer a los jóvenes una visión inspiradora y atractiva del sacerdocio".
El Papa señaló que "a pesar de que el compromiso cristiano se considere fuera de moda en algunos ambientes, existe un verdadero hambre espiritual y un deseo generoso entre los jóvenes irlandeses de servir a los demás".
Al final de su discurso, el Santo Padre se refirió al futuro de Irlanda del Norte: "Aunque el camino es arduo -aseguró-, se ha progresado mucho en los últimos tiempos. Pido para que los esfuerzos de los que están comprometidos en éste lleven a la creación de una sociedad marcada por un espíritu de reconciliación, respeto mutuo y cooperación por el bien común de todos".