El prelado del Opus Dei inauguró el curso de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma. Invitó a profesores y alumnos a “no separar nunca la investigación de la verdad del amor por los demás”.
11 de octubre de 2006
«Cultivar la caridad quiere decir para los universitarios ejercitarse con premura en trabajar con los demás, porque en el diálogo y en el intercambio de opiniones y experiencias se madura como personas y como buscadores de la verdad», dijo el obispo Javier Echevarría,...
El prelado del Opus Dei inauguró el curso de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma. Invitó a profesores y alumnos a “no separar nunca la investigación de la verdad del amor por los demás”.
11 de octubre de 2006
«Cultivar la caridad quiere decir para los universitarios ejercitarse con premura en trabajar con los demás, porque en el diálogo y en el intercambio de opiniones y experiencias se madura como personas y como buscadores de la verdad», dijo el obispo Javier Echevarría, gran canciller de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y prelado del Opus Dei, al inaugurar el lunes el año académico del ateneo pontificio.
Refiriéndose a la primera encíclica de Benedicto XVI, «Deus Caritas Est», monseñor Echevarría la definió «un llamamiento a todos nosotros para no separar nunca la investigación de la verdad del amor por los demás», partiendo del «programa del cristiano: un corazón que ve. Este corazón ve dónde hay necesidad de amor y actúa en consecuencia».
El acto de inauguración, que tuvo lugar en la nueva Aula Magna dedicada a la memoria de Juan Pablo II y en el que participaron algunos representantes diplomáticos -entre otros, el embajador de Irán ante la Santa Sede, Mohammad Yavad Faridzadeh. Contó con el saludo inicial del rector magnífico, monseñor Mariano Fazio.
«Iniciamos un nuevo año académico lleno de posibilidades, a continuación del año pasado en el que hemos visto crecer el número de alumnos, de países representados y de nuevas opciones de estudio y de investigación», comenzó diciendo el rector.
«Intentaremos seguir por este camino -añadió-. Pero a los datos numéricos se añaden tantos desafíos culturales que hacen que el trabajo de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, y de todas las universidades pontificias romanas, se convierta en indispensable y lleno de responsabilidad».
«Vivimos en un mundo rico de valores humanos y cristianos en el que miles de personas ofrecen su vida al servicio de los demás, a menudo de modo escondido pero no por esto menos fecundo: estas personas son la sal de la tierra», añadió monseñor Fazio.
«Al mismo tiempo, no podemos cerrar las ojos ante los múltiples problemas que afligen a la cultura contemporánea y amenazan el respeto de la persona humana», subrayó.
Es, por tanto, «en esta encrucijada de la historia» en la que «nosotros católicos, cristianos y personas de buena voluntad, tenemos un punto de referencia claro y seguro: el magisterio de nuestro bienamado romano pontífice Benedicto XVI».
El número de alumnos es 1.467, de los que 930 están matriculados en las cuatro facultades y 537 en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas en el Apollinaire. Los alumnos «provienen de 76 países de los cinco continentes, distribuidos en 21 africanos, 13 asiáticos, 23 europeos, 17 americanos y dos de Oceanía».