Redacción-Agencias/Roma
El Papa Benedicto XVI ha manifestado durante el rezo del Angelus, desde su localidad veraniega de Castelgandolfo, que siente "mucho" las reacciones adversas que su discurso en una universidad alemana el pasado martes han despertado en el mundo musulmán. El Pontífice ha aclarado que sus palabras no reflejaban su opinión personal y que, con ellas, sólo pretendía establecer "un diálogo franco y sincero".
Benedicto XVI confía en que la declaración del secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone, realizada ayer, en "la que ha explicado el sentido de mis palabras", sirva para "calmar los ánimos" y "aclarar el verdadero significado". Asimismo, ha invitado una vez más al diálogo entre religiones y culturas.
En una visita a su Baviera natal, Benedicto XVI pronunció un discurso en la Universidad de Ratisbona, de la que fue catedrático, en el que condenó la "irracionalidad" de "la difusión de la fe mediante la violencia", como ocurre en la 'Yihad' (guerra santa) del Islam.
Sus palabras le han costado centenares de críticas tanto de gobiernos como de organizaciones musulmanas de todo el mundo. Algunas de ellas han llegado, incluso, al grado de amenazas de muerte, por lo que el Vaticano ha reforzado las medidas de seguridad en torno a su persona y el Estado.
Así, un grupo insurgente iraquí, el Ejército de los Muyaidines, ha amenazado al Vaticano con perpetrar un atentado suicida contra la Santa Sede. La advertencia está dirigida "a Roma" y amenaza "con sacudir sus tronos y romper las cruces en su casa". "Juramos a Dios enviarle a gente que adora la muerte tanto como usted adora la vida", refleja el mensaje.
El Papa reitera en Roma «su respeto y estima por quienes profesan el islam» (17-IX-2006)
ABC, 16-IX-2006
Benedicto XVI confirmó ayer «su respeto y su estima por quienes profesan el islam», y manifestó su «profundo pesar» por el hecho de que «algunos párrafos de su discurso hayan podido sonar como ofensivos a la sensibilidad de los creyentes musulmanes y hayan sido interpretados de un modo que no responde en absoluto a sus intenciones». La larga explicación sobre el discurso del Papa corrió a cargo del nuevo secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone, quien dedicó su primera jornada en el cargo a trabajar codo a codo con Benedicto XVI para calmar la tempestad provocada por las referencias al islam en la lección magistral del pasado martes en la Universidad de Ratisbona.
Hablando con toda autoridad, el cardenal Bertone explicó que «la posición del Papa sobre el islam está expresada inequívocamente en el documento conciliar Nostra Aetate: «La Iglesia mira con aprecio a los musulmanes, que adoran al único Dios, viviente y subsistente, creador del cielo y de la tierra. Aunque no reconozcan a Jesús como Dios, lo veneran como profeta, honran a su madre virginal, María, y a veces incluso la invocan con devoción», citó».
El secretario de Estado añadió que «la opción del Papa a favor del diálogo interreligioso e intercultural es inequívoca», como manifestó el pasado verano en Colonia durante su encuentro con la comunidad musulmana: «Las lecciones del pasado deben servirnos para evitar repetir los mismos errores. Queremos buscar caminos de reconciliación y aprender a vivir respetando cada uno la identidad del otro».
Para despejar malentendidos, Bertone afirma que «respecto al juicio del emperador bizantino Manuel II Paleólogo, citado en el discurso, el Santo Padre no pretendía ni pretende de ninguna manera hacerlo propio, sino tan sólo utilizarlo para desarrollar, en un contexto académico, algunas reflexiones sobre el tema de la relación entre religión y violencia, y concluir con un claro y radical rechazo de las motivación religiosa de la violencia, de cualquier parte que provenga».
La polémica cita no fue incluida en una encíclica y ni siquiera en una homilía, sino en una lección magistral, que debe interpretarse «en un contexto académico». En su libro «Diálogo con un persa», mantenido en 1391 y escrito en torno al 1399, Manuel II Paleólogo desafiaba a su interlocutor musulmán: «Muéstrame lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malvadas e inhumanas, como su indicación de difundir por medio de la espada la fe que predicaba».
Como suele suceder con los documentos históricos, el contexto es muy importante, pero desconocido para el público. Según el profesor Roberto Gritti de la Universidad de Roma, Manuel II Paleólogo era casi filo-musulmán, y pasaba largas temporadas en la corte otomana. El diálogo tuvo lugar mientras el emperador estaba en Ankara ayudando al sultán Bayazid a reprimir una revuelta en Anatolia. La historia enseña que las alianzas cambian, y el propio Bayazid pondría, mas adelante, sitio a Constantinopla, una ciudad ya saqueada y destruida en 1204, no por los musulmanes sino por los venecianos y demás partícipes en la cuarta cruzada, para inmenso dolor del Papa, que les había enviado, en cambio, a recuperar los Santos Lugares.
A través de su «primer colaborador», como llamó el jueves al secretario de Estado en la toma de posesión, Benedicto XVI reiteró su respeto a los musulmanes y la esperanza de cerrar pronto el caso. El cardenal Bertone concluyó su extenso comunicado señalando que «al confirmar su respeto y su estima por quienes profesan el islam, el Papa desea que se les ayude a comprender en su justo sentido sus palabras para que, superado cuanto antes este momento difícil, se refuerce el testimonio en el único Dios».
Aunque la explicación era clara, en medios diplomáticos vaticanos se considera imprescindible una intervención personal del Papa para poder calmar las aguas. Benedicto XVI podría realizarla hoy, durante el rezo del Ángelus del domingo, y su portavoz Federico Lombardi parecía sugerirlo ayer adelantando que «se pueden esperar ciertas aclaraciones».
Aunque las primeras protestas y las más ruidosas fueron las de los fanáticos islamistas en las calles, el Vaticano está recibiendo quejas a través de la mayoría de los embajadores de países musulmanes. Entre los 174 embajadores acreditados ante la Santa Sede -un número que convierte Roma en caja de resonancia mundial- figuran los de todos los países musulmanes excepto media docena. Ha impresionado especialmente la llamada a consultas del embajador de Marruecos, un país que mantiene excelentes relaciones con el Vaticano. El único consuelo para la diplomacia vaticana fue que Ankara confirmó ayer el viaje del Papa a Turquía el próximo mes de noviembre, pero hay dudas de que pueda realizarse.
Al mismo tiempo llegaban mensajes de Iglesia no católicas, como la copta de Egipto, varias Iglesias ortodoxas y algunas Iglesias orientales invitando a pacificar cuanto antes los ánimos para bien de todos. Llegaron también muchos mensajes de obispos católicos que reiteran sus oraciones por el Papa y sugieren modos de aliviar la tensión.
Ayer hubo también apoyo a Benedicto XVI por parte del Departamento de Estado norteamericano y del vicepresidente de la Comisión Europea, Franco Frattini. Con la excepción de Ángela Merkel, el resto de los mandatarios europeos permanecían en silencio.
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