"Cuando un hombre trabaja más horas se considera que lo hace en pro de la familia. Si lo hace una mujer pensamos que está dejando la familia de lado". Esta es la frase de una directora de personal, madre de siete hijos, recogida en el libro "La ambición femenina", subtitulado "Cómo re-conciliar trabajo y familia".
Mujer Nueva
Son autoras del libro la profesora del IESE Nuria Chinchilla y la investigadora Consuelo León. En él se pone en evidencia un problema social y cultural ante el que numerosas personas y familias, y sobre todo la mujer, se enfrentan cotidianamente.
Motu proprio, y como declaración de principios, las autoras afirman que "las mujeres queremos la libertad de poder poner en el currículum vitae 'casada y madre'; de quedarnos embarazadas o decir que vamos a estarlo en breve; y ser también reconocidas como algo más que una fuerza de trabajo cualificada, interesante, eficiente y complementaria del varón. En definitiva, aspiramos no sólo a no esconder a nuestra familia, sino a hacerla compatible con nuestro trabajo profesional. A la vez pretendemos que esto no sea el resultado de una batalla particular, sino el reconocimiento de un derecho social".
El lector se encuentra ante un libro directo, hasta el punto que, citando a Timothy Leary, afirma: "las mujeres que buscan ser iguales a los hombres carecen de ambición".
La rotundidad de tales aseveraciones puede inducir a pensar al lector que va a sumergirse en un nuevo memorial de agravios, como en tantos clásicos del feminismo, en los que, en base a tópicos más o menos fundamentados, de lo que se trata es del enfrentamiento entre sexos, de desvalijar y subvalorar al varón, de culpabilizarlo de las deficiencias, insuficiencias y limitaciones que históricamente gravitan sobre la mujer. Las autoras de este libro, sin embargo, pretenden todo lo contrario: establecer relaciones de igualdad hombre-mujer, pero no de identificación. Y lo formulan con formas suaves, sin rastro de queja o resquemor y con optimismo, porque vislumbran un horizonte mejor a construir entre los dos.
El libro repasa la historia de la mujer en el mundo con datos antropológicos y sociológicos, describe la variedad de situaciones laborales hoy existentes, analiza la preocupante baja natalidad en el Primer Mundo y en especial en España, y, con sentido práctico, incluye una panorámica actualizada de ayudas a la familia en los diversos países (desde las excedencias hasta las prestaciones directas, del permiso de paternidad a las infraestructuras de apoyo) que pueden ser de utilidad para familias, organizaciones sociales y administraciones públicas.
Aun valorando positivamente el apoyo de los entes públicos a la familia, las autoras entienden que se sustentan en un error conceptual, ya que "la mujer trabajadora con cargas familiares es la destinataria en muchos países de las ayudas, porque se entiende que es ella quien tiene la obligación de ocuparse de la casa", cuando en realidad, la familia es de los dos, marido y mujer.
Una aportación central, posiblemente la más relevante desde el punto de vista de creación de doctrina, es la idea que Chinchilla y León lanzan del "feminismo de la maternidad", eje vertebrador de la diferencia de la mujer y el hombre.
En base a datos de estudios europeos sobre países desarrollados, Chinchilla y León recuerdan que el 60 por ciento de las mujeres ambiciona hacer compatible trabajo y familia, el 20 por ciento centra su actividad sólo en la familia y el 20 por ciento restante sólo en el trabajo. La mujer ha avanzado mucho en la actividad laboral y abundan los altos cargos, pero todavía sigue la discriminación en la selección de personal, "no por razón de sexo, sino por el hecho de ser, o poder llegar a ser, madre". Más aún, muchas mujeres son despedidas con subterfugios cuando se sabe que están embarazadas. Ellas aseguran que "las mujeres sueñan con políticos, empresarios y agentes sociales que apuesten por este valor de renta fija, pero a largo plazo, que es la maternidad".
En este contexto, las autoras se hacen eco del elevado porcentaje de rupturas matrimoniales y entienden que, en parte, derivan de haber descuidado la vida familiar en esta sociedad en que lo que vale es lo que se cuantifica con dinero. Chinchilla y León explican que las personas "somos como un malabarista chino que intenta mantener muchos platos en el aire. Uno es de porcelana, la familia. El resto son de plástico y, aunque sean importantes, pueden ser repuestos si se caen".
Desde el punto de vista de la empresa, el libro aporta el desarrollo y explicación del concepto "Empresa familiarmente responsable", término acuñado gracias a línea de investigación conciliación trabajo-familia impulsada por el IESE desde hace seis años, dentro hoy del Centro de Internacional de Trabajo y Familia. La empresa, además de misión específica como creadora de riqueza tiene una responsabilidad social externa y una misión interna que hace referencia a sus empleados. Los directivos y directivas de nuestro tiempo son referentes fundamentales en toda esta tarea, son ellos los que "gracias a su integridad, liderazgo y capacidad ejecutiva" pueden repensar la empresa y flexibilizarla teniendo en cuenta las necesidades y perfil de su plantilla, la naturaleza y posibilidades de la entidad que dirigen. Especialmente útiles pueden resultar para ello los dos capítulos dedicados a liderazgo personal y gestión del tiempo, que completan el panorama social, legislativo y empresarial del problema.
Las autoras sostienen que la mujer puede conseguir un verdadero liderazgo y realizar una gran aportación social si sabe mantener su especificidad, porque "la mujer que abandona su feminidad y admira al varón hasta imitarlo es al final fagocitada por el sistema y no podrá ser agente positivo de cambio". Este liderazgo de la mujer puede ser mucho más fuerte de lo que aflora a la superficie: "Las mujeres podemos enseñar a los hombres que el éxito no siempre está asociado al poder formal. Nosotras buscamos más la influencia –poder informal– y trabajar en algo que nos guste junto a personas con las que nos llevamos bien. Por eso podemos llegar a ser expertas formando equipos".
La Carta de Derechos de la Unión Europea señala que "la principal prioridad en política familiar es la puesta en marcha de medidas que permitan conciliar la vida familiar y la profesional". Chinchilla y León creen que se están produciendo avances significativos en ello y un "feminismo integrador" se está abriendo paso.
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