Mujernueva
Entre situaciones cómicas, algunos de los diálogos entre los personajes manifiestan una gran sabiduría. En esta nueva historia Mani, el gigantesco mamut prehistórico, encuentra a Eli, una divertida mamut hembra justo cuando cree que están en peligro de extinción. Ante la posibilidad de la desaparición de su especie, Mani se siente con la “responsabilidad” de hacerla perdurar, pero será Eli la que le hará entender una gran lección que m...
Mujernueva
Entre situaciones cómicas, algunos de los diálogos entre los personajes manifiestan una gran sabiduría. En esta nueva historia Mani, el gigantesco mamut prehistórico, encuentra a Eli, una divertida mamut hembra justo cuando cree que están en peligro de extinción. Ante la posibilidad de la desaparición de su especie, Mani se siente con la “responsabilidad” de hacerla perdurar, pero será Eli la que le hará entender una gran lección que muchos de nosotros deberíamos de aprender también: el amor no es un deber, es una opción por el otro.
Cuánta gente se casa muy emocionada y con muchas ilusiones en su vida. Después pasa el tiempo y parece que la emoción se diluye en la cotidianeidad; llega la monotonía y para muchos, lo que fue amor se convierte en un deber. Preparar el desayuno para la familia es un deber como madre; planchar las camisas de tu marido es un deber como esposa; recoger a los niños del colegio y ayudarles con las tareas, hacer las compras de la semana, preparar la cena, hacer las camas, barrer la casa... tantas y tantas cosas que se transforman en “deber”. Y claro, como en todas las cosas, el deber acaba pesando, se vuelve una carga y resulta fastidioso, porque el deber por el deber carece de motivaciones.
Cuando llegamos a esta situación es que algo ha fallado en nuestra concepción del amor. El matrimonio no es cuestión de deber, sino cuestión de amor; quien ama de verdad sabe convertir cualquier deber, cualquier detalle en amor. Y en esto puedo decir que, tal como se refleja también en el caso de Eli, es la mujer la que tiene mayor capacidad para vivir esto y enseñar al hombre cómo vivirlo. Es la mujer la que puede mantener vivo el fuego del amor a través de esa capacidad extraordinaria que posee de prestar atención a los detalles. Una comida que gusta más, la ropa bien planchada y ordenada, una pregunta hecha con dulzura, una muestra de comprensión ante el cansancio del otro... ¡cuánto ayudan todos estos detalles para que el amor se vaya puliendo como un fino diamante.!
Vivir así es posible cuando hacemos del amor lo que es, una opción por el otro, tal como es, con sus cualidades y defectos, con su carácter, su situación, su pasado y su presente. Es una opción que se hace no sólo una vez, sino cada mañana al levantarse y encontrarlo a tu lado, cada minuto, mientras planchas su ropa, preparas su comida o coses un botón de su camisa. Optar por el otro es renunciar a mí misma, a mis gustos, para atender los de él; a mis intereses, para seguir los suyos. Optar por el otro es vivir en una donación constante a él, buscando conquistarlo cada día como la primera vez, no por temor a perderlo, sino para afianzar el amor.
En una de las escenas finales de la película, Mani descubre que los mamuts no están en extinción, pues se presenta ante su vista toda una manada y a la cual Eli decide unirse. En ese momento Mani debe hacer una opción, por sí mismo o por ella, y decide irse tras la mamut. Las palabras que le dirige para decirle que quiere estar con ella, deberíamos de repetírnoslas muchas veces en nuestros matrimonios: «no tenemos que estar juntos porque “debemos”, sino que “debemos” estar juntos porque “queremos”». Para quienes se aman, el deber se convierte en amor. Todas las cosas, todas las situaciones se convierten en oportunidades para demostrarle a la otra persona que la amamos. Entonces el deber deja de ser una carga, porque el amor lo transforma todo, lo ilumina todo bajo una nueva luz. Estar con la persona amada es un gusto, no una responsabilidad; se vive por ella y para ella, y no para limpiar una casa, hacer la comida o ir de compras. Todo es diferente si se mira a través del prisma del amor.