La escasez de población
joven amenaza el crecimiento económico y las pensiones
24-05-2006
059/06
Los gobiernos europeos
han comenzado a hablar, sin sonrojarse, de la necesidad de incentivar
la natalidad. La generación del "baby boom" se jubila y el
siguiente reemplazo es mucho más escaso. Esto tiene ya efectos económicos
innegables, sobre todo en las pensiones.
"Quien no tenga
suficientes hijos morirá más pobre que una madrecita rusa y tan solitario
como los presos en G...
La escasez de población
joven amenaza el crecimiento económico y las pensiones
24-05-2006
059/06
Los gobiernos europeos
han comenzado a hablar, sin sonrojarse, de la necesidad de incentivar
la natalidad. La generación del "baby boom" se jubila y el
siguiente reemplazo es mucho más escaso. Esto tiene ya efectos económicos
innegables, sobre todo en las pensiones.
"Quien no tenga
suficientes hijos morirá más pobre que una madrecita rusa y tan solitario
como los presos en Guantánamo". El "Süddeutsche Zeitung"
(15-05-2006) se toma la cosa medio en broma medio en serio. Es la concesión
a la vieja galería de un diario que se define como "liberal de
izquierdas", después de reconocer que "Alemania se muere"
por la falta de niños. Y que, no sin razón, "los libros sobre
demografía –la mayoría ‘reaccionarios’– ocupan en las librerías
el espacio reservado antes a la literatura feminista".
Europa ha dicho "basta"
y ha admitido el fomento de la natalidad entre los objetivos políticos
abiertamente declarados. El Libro Verde de la Comisión Europea sobre
el envejecimiento demográfico afirma, categórico, que "nunca
en la historia ha habido crecimiento económico sin crecimiento de la
población" (ver Aceprensa 116/05).
Las oscuras profecías
maltusianas se han invertido. Es imposible predecir, a largo plazo,
cómo incidirán las innovaciones tecnológicas en la productividad.
Pero lo que ya nadie niega es que, en las próximas décadas, "las
transformaciones demográficas pondrán a prueba la financiación del
Estado del Bienestar tal y como lo conocemos actualmente y exigirán
una redefinición del papel de la protección social en términos de
prestaciones sociales y oferta de servicios". La cita proviene
de un documento de trabajo para la Universidad de Verano de los dirigentes
sindicales europeos, celebrada el pasado año en Florencia.
Otra corriente de pensamiento
no duda, en cambio, en señalar la crisis de valores –para otros rasgos
de "progreso"– como detonante de la disminución radical
de las tasas de natalidad. El norteamericano George Weigel defiende,
en su libro "Política sin Dios", que el secularismo estrecha tan drásticamente
los horizontes y expectativas de las personas sobre sí mismas y sobre
el porvenir que no son siquiera capaces de crear futuro en el sentido
más elemental: el biológico.
La ministra alemana
de la Familia se ha sumado a esta tesis, y ha impulsado, en el seno
de la Gran Coalición, una nueva política familiar que pone el acento
en la implicación de los padres en el cuidado de los hijos y que quiere
promover una "educación en valores", en alianza con católicos
y evangélicos (ver Aceprensa 53/06).
Las propuestas de Ursula
von der Leyen han llegado varios años después de que apenas nadie
en Alemania se atreva a negar el problema de la caída de la natalidad.
Otros países comienzan en cambio ahora a vislumbrar el peligro que
se avecina.
Rusia y Portugal han
sido los últimos países en dar la voz de alarma. El presidente Putin
dedicó la mayor parte de su reciente discurso sobre el estado de la
nación a la demografía: la población rusa disminuye cada año en
casi 700.000 habitantes, lo que, según el presidente, genera una situación
"crítica" (ver Aceprensa 56/06).
En Portugal, el socialista José Sócrates acaba de anunciar al Parlamento
que, sin una reforma en profundidad, el sistema de pensiones entrará
en quiebra en 2015. Sencillamente, no habrá suficientes jóvenes para
mantener a los pensionistas, por lo que el primer ministro luso reconoce
la necesidad de incentivar la natalidad. Pero esto es ya prevención
de males mayores en un futuro lejano. Con carácter inmediato, Sócrates
considera necesario aumentar las contribuciones a la Seguridad Social
y retrasar la edad de jubilación, en línea con las recomendaciones
de la OCDE (ver Aceprensa 22/06).
Aceprensa