A propósito de un
nuevo libro de Peter Seewald sobre Benedicto XVI, "una mirada cercana". A
primeros de mayo, estuvimos en Roma varios de los que trabajamos
en las tareas de comunicación del V Encuentro Mundial de las Familias
(EMF). Fueron días de intenso trabajo con los responsables de
la Sala Stampa, L ´Osservatore Romano, Radio Vaticana y CTV (la
televisión vaticana), para concretar aspectos del viaje del Papa y
de la cobe...
A propósito de un nuevo libro de Peter Seewald sobre Benedicto XVI, "una mirada cercana".
A primeros de mayo, estuvimos en Roma varios de los que trabajamos en las tareas de comunicación del V Encuentro Mundial de las Familias (EMF). Fueron días de intenso trabajo con los responsables de la Sala Stampa, L ´Osservatore Romano, Radio Vaticana y CTV (la televisión vaticana), para concretar aspectos del viaje del Papa y de la cobertura de los medios de comunicación vaticanos. Días intensos de trabajo, y a la vez muy agradables, tal vez por comprobar la confianza que tienen en nuestro trabajo.
Tuvimos la suerte de pasar unas horas con D. Vicente Cárcel, sacerdote valenciano que lleva 40 años trabajando allí, cuyos conocimientos sobre el Vaticano y la Iglesia son tan considerables como su amabilidad y su entusiasmo. Es un gran narrador y conversador. En un momento determinado, paseando con él por la plaza de San Pedro, observamos la ventana donde suele trabajar el Papa, y estaba abierta de par en par. Dirigimos la mirada, como si esperásemos que el Papa fuera a asomarse. D. Vicente, entre divertido y comprensivo ante nuestra reacción, se limitó a comentar: "Simplemente, a Benedicto XVI le gusta trabajar con las ventanas abiertas, de modo que corra el aire".
Ante la próxima estancia de Benedicto XVI en Valencia, con motivo del EMF, hay una gran ilusión, no menos expectación y un expreso deseo de conocer mejor al nuevo Papa.
Para conocer mejor al Papa actual, un reciente libro del periodista alemán Peter Seewald es de gran utilidad. Lleva por título, sin más, "Benedicto XVI"; como subtítulo, "Una mirada cercana". Es un libro ágil, que se lee con creciente interés y, desde luego, aproxima certeramente la figura del nuevo Papa.
Peter Seevald reconoce, sin rodeos, que él, un comunista convencido, ha vuelto al catolicismo en buena parte por el trato con el Cardenal Joseph Ratzinger. Dentro de su absoluta franqueza, se plantea que esto puede sonar a un "truco barato de marketing para el libro: Cardenal convierte a comunista a la Iglesia católica". Precisamente para que, ni para él ni para nadie, pudiera ensombrecer su reconciliación con la Iglesia el hecho de la notoriedad, lo hizo con gran discreción"y no menor alegría por su parte. Por otro lado, reconoce con cierta ironía que "por lo demás, no puede ser malo que el autor dé buen ejemplo a sus lectores".
Seewald, nacido en 1954, trabajó en "Spiegel", "Stern" y, luego, en "Süddeutsche Zeitung"; ahora, trabaja como escritor y "free lance" (periodista independiente). Entre otros testimonios de gran valor, recuerda cómo en una de esas redacciones se seleccionaban las fotografías del Cardenal Ratzinger: se publicaban las que salía mal, no las que salía natural, sonriente, buscando el estereotipo de "intolerante" o "inquisidor". Y en ese clima le pidieron a Seewald que escribiera sobre el cardenal alemán, lo cual no le atraía nada y tampoco esperaba ni siquiera conseguirlo. Pero lo consiguió, y fue el comienzo.
Pasado un tiempo, Seewald planteó al Cardenal Ratzinger un libro en forma de conversación entre periodista y cardenal, y su sorpresa fue grande porque aceptó. De esas conversaciones es fruto el libro "La sal de la tierra" (1996), en el que se entra a fondo en la vida, la actuación y el pensamiento de Joseph Ratzinger. Es un auténtico inventario crítico de los problemas de la Iglesia y de la sociedad en los albores del tercer milenio. Tras unas ventas iniciales frustrantes para el autor, vio cómo se dispararon posteriormente, de modo que ya son 9 ediciones y más de 50.000 ejemplares vendidos.
Ese libro es una manifestación de varios aspectos, que me parecen destacables. Por un lado, la apertura y la valentía del Cardenal Ratzinger, que no evita ninguna cuestión, a la vez que su actitud positiva ante un periodista, siendo asequible en nuestra era mediática a la petición de un periodista. Por otra parte, se pone de manifiesto que un periodista puede tratar cuestiones referentes a la Iglesia con atractivo, profundizando, sintonizando los desvelos de la Iglesia con los intereses de muchos lectores, sin superficialidad ni sensacionalismos baratos.
Seewald decidió repetir la experiencia, y en forma también de conversación con el Cardenal Ratzinger, publicó su libro "Dios y el mundo" (2000), que tuvo una gran acogida. Un libro ágil, inteligente por parte del entrevistador y del entrevistado "sobre la capacidad intelectual del Cardenal Ratzinger no ha dudado nadie, ni quienes se han presentado en alguna ocasión como "detractores", como afirmaba Joaquín Navarro-Valls, portavoz del Vaticano-, incluso provocador. Un libro que es como un "despertador" para los católicos ante los debates de nuestros días, un resumen y una guía irrenunciable para cada uno y para la sociedad. Una amena profundización en el pensamiento cristiano, en pocas palabras.
Este reciente libro de Peter Seewald, "Benedicto XVI, una mirada cercana", retrata al nuevo Papa, con un estilo y una documentación originales, aportando detalles hasta ahora totalmente desconocidos. Algunos parecían temer como una "restauración reaccionaria de la Iglesia", influidos tal vez por esa imagen que Seewald vivió en su lugar de trabajo, que era una imagen predeterminada. ¿Ha sorprendido Benedicto XVI, por su voluntad de diálogo, proximidad y comprensión? No ha sorprendido a los que le conocían.
En cierta ocasión, el Cardenal Ratzinger reconoció que le sigue "emocionando Mozart porque es tan claro y al mismo tiempo tan profundo". Benedicto XVI está sorprendiendo por su claridad y por su sencillez, porque de su profundidad ya teníamos constancia. Otro periodista, Juan-Vicente Boo, corresponsal en Roma, ha valorado este primer año del pontificado subrayando que la Iglesia está "satisfecha de haber iniciado una conquista de las cabezas complementaria de la conquista de los corazones de Karol Wojtyla". Puede ser el presagio de una nueva primavera en la Iglesia.