CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 27 Febrero 2006 (ZENIT.org).- Este Domingo de Ramos Benedicto XVI lanzará la preparación de la Iglesia universal para la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Sydney (Australia), en julio de 2008.
Así lo explica él mismo en el mensaje que ha escrito para la Jornada de este año, presentado este lunes por la Sala de Prensa del Vaticano. En este año y en el próximo, la celebración tendrá lugar en el seno de las diferentes diócesis del mundo.
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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 27 Febrero 2006 (ZENIT.org).- Este Domingo de Ramos Benedicto XVI lanzará la preparación de la Iglesia universal para la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Sydney (Australia), en julio de 2008.
Así lo explica él mismo en el mensaje que ha escrito para la Jornada de este año, presentado este lunes por la Sala de Prensa del Vaticano. En este año y en el próximo, la celebración tendrá lugar en el seno de las diferentes diócesis del mundo.
El Papa propone en la misiva a sus «queridos amigos» emprender el próximo 9 de abril «una peregrinación ideal» hacia Australia «reflexionando juntos sobre el tema El Espíritu Santo y la misión».
En este itinerario, presenta etapas. «En este año concentraremos la atención en el Espíritu Santo, Espíritu de verdad, que nos revela Cristo, el Verbo hecho carne, abriendo el corazón de cada uno a la Palabra de salvación, que conduce a la Verdad toda entera».
El año siguiente, 2007, indica, «meditaremos sobre un versículo del Evangelio de San Juan: "Como yo os he amado, así amaos también vosotros los unos a los otros" (13, 34) y descubriremos aún más profundamente cómo el Espíritu Santo es Espíritu de amor, que infunde en nosotros la caridad divina y nos hace sensibles a las necesidades materiales y espirituales de los hermanos».
La tercera etapa, con la que se llegará al encuentro mundial de Sydney en 2008, «tendrá como tema: "Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos"», una frase tomada de los Hechos de los Apóstoles (1,8).
«Desde ahora, en un clima de incesante escucha de la palabra de Dios, invocad, queridos jóvenes, el Espíritu Santo, Espíritu de fortaleza y de testimonio, para que os haga capaces de proclamar sin temor el Evangelio hasta los confines de la tierra», les pide el Papa a los jóvenes al despedirse.
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