El teólogo suizo revela a la revista VIDA NUEVA algunos detalles del encuentro del 24 de septiembre con Benedicto XVI, del que valora sobre todo el clima de entendimiento reflejado en el posterior comunicado conjunto
Fomentar activamente el ecumenismo cristiano, avanzar en la colegialidad entre el Papa y los obispos, descentralizar más la dirección de la Iglesia y garantizar plenamente la igualdad de derechos entre hombre y mujer dentro de la propia institución son algunas de las tareas que, según Hans Küng, debe y puede afrontar el Papa Benedicto XVI. Así lo explica el teólogo suizo-alemán en una interesante entrevista que publicaba la revista VIDA NUEVA en su edición del 3 de diciembre, conversación en la que revela algunos detalles poco comentados sobre su reunión con Joseph Ratzinger el pasado 24 de septiembre en Castel Gandolfo. Küng reitera su esperanza tras el encuentro, y valora de manera especialmente positiva la “atmósfera relajada” en que transcurrió. Se refiere principalmente al comunicado de prensa emitido conjuntamente tras la reunión de 4 horas, con cena incluida y paseo por el jardín de la residencia pontificia, un texto que refleja el clima de entendimiento y “el nuevo talante del Papa”, dice el teólogo.
Para Küng, la entrevista fue una respuesta ejemplar del Santo Padre ante la petición recibida tras ser elegido. Aunque no esconde la decepción que sintió y manifestó públicamente cuando Ratzinger fue elegido en el cónclave el pasado 19 de abril, el teólogo suizo pidió la entrevista desde la esperanza y la convicción de que “el encuentro sería muy importante”. En este sentido, aclara que dejó claro desde el principio que no iba a pedir “la restitución de la missio canonica (licencia eclesiástica para enseñar)”. También propuso al pontífice “dejar entre paréntesis las viejas cuestiones de disputa”, explica Küng refiriéndose a la retirada en 1979 de la licencia para enseñar Teología en centros católicos.
Por otro lado, el profesor y teólogo, viejo amigo de Ratzinger desde que le llevó al Concilio Vaticano II como catedrático cuando él era decano de la Facultad de Teología de Tubinga, asegura que confía mucho en Benedicto XVI. “No está fijado en el pasado, sino que mantiene abiertas sus opciones y está dispuesto a llevar adelante cuestiones poco convencionales, que incluso el círculo íntimo del Vaticano no espera”, comenta. Ante la insistencia del entrevistador, Küng se muestra convencido de que el Santo Padre va a tomar algunas decisiones en cuanto al diálogo entre las religiones, algo que siempre tiene consecuencias en otros planos, y valora muy positivamente la apertura que le mostró el pasado 24 de septiembre en relación con la necesidad de defender y promover, desde la Iglesia, unos valores éticos comunes a todas las creencias y filosofías.
Diálogo en una reunión “muy diferente”
“Hay una sustancia común de no matar, no torturar, no violar…, de no robar, no corromper, no traicionar, no mentir, no abusar de la sexualidad. Éstos son principios que se encuentran en todas las religiones. En general, los católicos están absolutamente de acuerdo”. Así ejemplifica Küng su tesis sobre la base del diálogo interreligioso, una idea de fondo que compartió en muchos puntos durante la entrevista con Benedicto XVI, una reunión que también calificó de “muy diferente a la mantenida en 1983 antes de quebrarse el diálogo”.
Lógicamente, el nuevo libro del teólogo suizo-alemán, titulado El comienzo de todas las cosas, estuvo presente en la conversación de Küng con el Papa. Se trata de una obra sobre la relación entre la religión y las ciencias naturales. Benedicto XVI escuchó los comentarios del autor y no criticó nada del texto, que incluye páginas críticas con la Iglesia por determinadas actuaciones a lo largo de la historia, entre ellas el caso de Galileo. “Hablé del origen del mundo. Y cuando mencioné las ciencias, el Papa reaccionó inmediatamente para decirme que es algo muy importante y agradecerme que le enviase el libro”, explica el teólogo. Su esperanza en este pontificado se fundamenta en algo que para él es básico y muy alentador: “La elección de Benedicto XVI deja abierta la posibilidad de que adopte un rumbo moderado”.
En cuanto a la nota conjunta emitida tras el encuentro, Küng explica que “Ratzinger sugirió la redacción común, teniendo en cuenta que la reunión suscitaría muchas reacciones y podría ser objeto de manipulaciones diversas”. En tono más distendido, el teólogo revela que dio plena confianza al Papa para que redactase él el texto, y añade que no le defraudó. “Sólo le corregí un pequeño error gramatical”, explica.
Europa y la presencia pública de los católicos
En otro momento de la entrevista con VIDA NUEVA, el profesor habla del futuro de Europa y de la ética que pueden defender los cristianos. “Necesitamos un fundamento moral. Pero eso no puede ser el laicismo, ni el clericalismo, ni la restauración de una Europa cristiana como la veía el Papa Wojtyla. Tampoco puede ser la restauración de un Estado ateo como después de la Revolución francesa. Necesitamos un fundamento ético, o sea, la aceptación de unas normas básicas que apoyen todas las religiones importantes y las tradiciones filosóficas, y que también pueden aceptar los no creyentes”, resume el teólogo. En la misma línea, concluye que son necesarios, ahora más que nunca, “líderes en política y economía, también en cultura y ciencias, que de nuevo tengan convicciones éticas”.
Finalmente, no falta una referencia de Hans Küng a algunos temas de actualidad en España. “En principio, no se puede excluir el derecho de los católicos a protestar porque, si fuera así, habría que haber prohibido a la gente de Berlín oriental protestar contra el Gobierno comunista”, asegura. Sin embargo, también se muestra crítico con las últimas actuaciones de la Conferencia Episcopal Española ante cuestiones de interés público, en una referencia implícita a la reforma educativa del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a la reforma del Código Civil que permite casarse a dos personas del mismo sexo. Pero sobre esto último, aclaró que el matrimonio es una institución de miles de años y que tiene la impresión de que, con su equiparación a las uniones entre gays o lesbianas, “se está manifestando una especie de fiebre izquierdista” que califica de innecesaria. Por lo que respecta a la financiación de la Iglesia, Küng defiende el sistema suizo “porque el dinero va a la comunidad local”. Dice que lo prefiere al alemán, que se basa en la aportación de todos los creyentes a su Iglesia a nivel nacional, en este caso la católica o la evangélica.
El encuentro de 4 horas entre Benedicto XVI y Hans Küng es uno de los referentes de la personalidad propia que muestra este Papa, basada en pequeños detalles, frases concretas y gestos significativos. Su carisma no es otro que el de unir la apertura universal con la identidad católica y el testimonio íntegro de la verdad de Cristo con la dulzura del amor fraterno. En definitiva, el Papa Ratzinger fundamenta su método evangelizador en el diálogo respetuoso y no en el deseo de imponer la verdad a sus interlocutores. Éste es el gran reto de toda la Iglesia, y el profesor Küng lo sabe muy bien a pesar de su manifiesta lejanía con la doctrina y el Magisterio. Por eso muestra su esperanza, que en el fondo es un deseo personal de comunión.
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