Tras la celebración eucarística de este jueves
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 16 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió en la tarde de este jueves Benedicto XVI a los universitarios de Roma, que poco antes habían participado en una misa presidida por el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de la diócesis de Roma, en la basílica de San Pedro del Vaticano.
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Queridos hermanos,
autoridades académicas,
queridos estudiantes:
Con gran ale...
Tras la celebración eucarística de este jueves
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 16 diciembre 2005 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que dirigió en la tarde de este jueves Benedicto XVI a los universitarios de Roma, que poco antes habían participado en una misa presidida por el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de la diócesis de Roma, en la basílica de San Pedro del Vaticano.
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Queridos hermanos,
autoridades académicas,
queridos estudiantes:
Con gran alegría os dirijo a todos mi cordial saludo, al final de la tradicional celebración eucarística de antes de Navidad para los universitarios de Roma, que tanto le gustaba a mi querido predecesor, Juan Pablo II. En primer lugar, saludo al cardenal vicario, que ha presidido la santa misa, y con él saludo a los demás eclesiásticos presentes. Os doy las gracias a cada uno de vosotros, queridos amigos, por haber acogido la invitación a participar en este encuentro y, en particular, expreso mi reconocimiento a la ministra de Educación, así como a los rectores de las universidades de Roma e Italia, a los directores de los conservatorios, a los capellanes universitarios y a las delegaciones de estudiantes procedentes de algunos países de Europa y de África. Doy con alegría la bienvenida, también, a los participantes en el congreso mundial de pastoral de los estudiantes extranjeros, organizado por el Consejo Pontificio de la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. A todos dirijo una afectuosa bienvenida.
Aprovecho la oportunidad para expresar mi profunda satisfacción por la creciente colaboración que se está instaurando entre las diferentes universidades de Roma. Seguid, queridos amigos, promoviendo la reflexión sobre el nuevo humanismo, teniendo en cuenta los grandes desafíos de la época contemporánea y tratando de conjugar armoniosamente fe y cultura. ¡Qué necesario es en este momento histórico cultivar una auténtica búsqueda espiritual! Además, he tenido el gusto de saber que las cinco facultades de Medicina de la ciudad se han puesto de acuerdo para comprometerse en algunos campos de colaboración sobre los temas de la vida. Por otra parte, en el campo más específicamente pastoral, he apreciado la opción de profundizar el tema de la transmisión de la fe, con un camino formativo que involucre tanto a estudiantes como a profesores. A vosotros, queridos jóvenes, que sois numerosos, os deseo que recorráis con alegría vuestro camino de formación cristiana, conjugándolo con el esfuerzo cotidiano por profundizar en los conocimientos de los respectivos itinerarios académicos. Es necesario redescubrir la belleza de tener a Cristo como maestro de vida y renovar así de manera libre y consciente la propia profesión de fe.
Ahora, quisiera dirigir mi atención a los estudiantes extranjeros. Su presencia constituye un fenómeno en aumento y representa para la Iglesia un importante campo de acción pastoral. Los jóvenes que dejan el propio país por motivos de estudio se encuentran con problemas y sobre todo con el riesgo de tener una crisis de identidad, de una pérdida de valores espirituales y morales. Por otra parte, la posibilidad de estudiar en el exterior es para muchos jóvenes una oportunidad única para ser capaces de contribuir en el desarrollo de los propios países, y también de participar de manera activa en la misión de la Iglesia. Es importante proseguir en el camino emprendido para salir al paso de las necesidades de estos hermanos nuestros.
Queridos amigos universitarios, estamos cerca de la grande y sugestiva fiesta de la santa Navidad. El clima típico de esta fiesta nos invita a la intimidad y a la alegría. Deseando a quien tiene la posibilidad que pase estos días navideños en familia, con gran serenidad, os invito a acoger en plenitud el mensaje espiritual que nos vuelve a proponer esta solemnidad. Dios se ha hecho hombre, ha puesto su morada entre nosotros. Preparemos nuestro corazón a acoger a Aquél que viene para salvarnos con el don de su vida. Que en esta espera, os guíe María santísima, «Sedes Sapientiae». El icono que está visitando varias naciones, ahora pasa de la delegación de Polonia a la de Bulgaria, para continuar en ese país su peregrinación en las ciudades universitarias. Que ella, la Virgen fiel, la Madre de Cristo, os alcance para cada uno de vosotros y para vuestros ambientes académicos la luz de la divina Sabiduría, Cristo Señor. ¡Feliz Navidad a todos!
[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
http://www.zenit.org/spanish/