Al comentar en la audiencia general el Salmo 111
CIUDAD DEL VATICANO, 2 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- El secreto de la felicidad está en la docilidad a Dios y en la generosidad con los más necesitados, aseguró Benedicto XVI este miércoles durante la audiencia general.
Al encontrarse con más de 20.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro en el día de los Fieles Difuntos, el Papa concentró su catequesis en el Salmo 111, dedicado a la «felicidad del justo».
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Al comentar en la audiencia general el Salmo 111
CIUDAD DEL VATICANO, 2 de noviembre de 2005 (ZENIT.org).- El secreto de la felicidad está en la docilidad a Dios y en la generosidad con los más necesitados, aseguró Benedicto XVI este miércoles durante la audiencia general.
Al encontrarse con más de 20.000 peregrinos congregados en la plaza de San Pedro en el día de los Fieles Difuntos, el Papa concentró su catequesis en el Salmo 111, dedicado a la «felicidad del justo».
Según constató el Santo Padre, «la docilidad a Dios» es «origen de esperanza y de armonía interior y exterior».
«La observancia de la ley moral es manantial de profunda paz de la conciencia. Es más, según la visión bíblica de la «retribución», sobre el justo se extiende el manto de la bendición divina, que da estabilidad y éxito a sus obras y a las de sus descendientes», añadió.
Ahora bien, constató, «en el corazón de esta fidelidad a la Palabra divina está una opción fundamental, la caridad por los pobres y necesitados», algo que el salmo comentado describe con palabras concretas: «Dichoso el que se apiada y presta… Reparte limosna a los pobres».
«El justo, al acoger la advertencia constante de los profetas, se pone de parte de los marginados, y les apoya con ayudas abundantes», explicó el obispo de Roma, «expresando una extrema generosidad completamente desinteresada».
A la luz de estas enseñanzas fundamentales de la Sagrada Escritura, el Papa consideró que es posible contemplar «el enigma humano de la muerte», recordado por la fiesta que en este día celebraban los cristianos, «con serenidad y esperanza».
La muerte, recordó, «no es un final, sino más bien un nuevo nacimiento, el paso obligado por el que pueden alcanzar la vida en plenitud quienes conforman su existencia terrena según las indicaciones de la Palabra de Dios».
Con su meditación, Benedicto XVI continuó con la serie de comentarios al salmos y cánticos de la Biblia que pueden leerse en la sección «Audiencia del miércoles» de la página web de Zenit (www.zenit.org).
http://www.zenit.org/spanish/