Intervención del arzobispo Celestino Migliore
NUEVA YORK, lunes, 17 octubre 2005 (ZENIT.org).- Potenciar que la mujer acceda a las fuentes de producción y al capital, su alfabetización y su atención sanitaria están entre las respuestas que habría que buscar desde
Denunció este dato el arzobispo Celestino Migliore --observador permanente de
«Todas las formas de violencia contra la mujer deben ser condenadas», indicó el prelado.
Y es que «la violencia --en todas su formas-- contra las mujeres, incluyendo la violencia doméstica y dañinas prácticas tradicionales, constituye una grave violación de la dignidad de la mujer y de sus derechos humanos. En algunos países el feticidio e infanticidio femenino continúan», recordó.
El hecho de considerar a la mujer «no como una persona humana» con iguales derechos que los demás, «sino como un objeto para ser explotado», subyace con mucha frecuencia en la violencia contra la mujer, un contexto en el que se constata el aumento del «flagelo» del tráfico de mujeres y niñas, así como diversas formas de prostitución, recalcó monseñor Migliore.
Ya
«Cualquier estrategia orientada a mejorar la vida de la mujer debe incluir una consideración especial a las mueres y niñas que sufren de esta forma», un proceso no exento de dificultad, pero esencial para que recuperen la autoestima, reconstruyan relaciones de confianza y se percaten de nuevo de su valor y dignidad, dijo el arzobispo Migliore.
Describe el panorama de la situación actual de la mujer el hecho de que ésta represente el 60% de los 550 millones de trabajadores pobres del mundo, según datos recientes de
Por eso, «para revertir el proceso de feminización de la pobreza», la delegación de
En este sentido aludió a varias organizaciones católicas que están comprometidas en programas de microcréditos para mujeres orientados a responsabilizarlas en proyectos autogestionados en lugares como Camboya, Bosnia y Herzegovina, Latinoamérica y el Caribe.
Y es que, una vez reforzado su papel, «la mujer jugará un papel clave en el desarrollo y el bienestar de su familia, comunidad y sociedad». «Todos los miembros de la sociedad tienen un papel en promover tal capacitación», exhortó el arzobispo Migliore.
Por otro lado «el analfabetismo, presente especialmente entre mujeres en zonas rurales, es un obstáculo evidente al desarrollo y a la consecución de los derechos básicos de la mujer», subrayó el representante vaticano, recordando que «toda mujer tiene derecho a hacer pleno uso de su potencial» y que «invertir en educación» «es la clave del pleno progreso de la mujer».
Igualmente constató que «muchas mujeres todavía hoy no tienen acceso a la atención sanitaria básica»; pero lejos de centrarse exclusivamente en un aspecto, para
«Está claro que aún queda mucho que hacer por el pleno progreso e la mujer en el mundo actual. Es de espera que las Naciones Unidas tenga un papel importante en transformar sus legítimas aspiraciones», concluyó.
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