«Podríamos ser el primer matrimonio gay con familia numerosa». Una frase semejante salió de labios de un personaje de una conocida serie de televisión en fechas recientes. Con esta simplicidad, se presenta como natural la familia basada en una unión homosexual. Y no es el único caso. En un programa para niños, pudimos ver a un muñeco de peluche explicar que hay muchos tipos de matrimonio. Al mismo tiempo, como fondo de pantalla, las imágenes muestran a dos varones intercambiando unos anillos.
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«Podríamos ser el primer matrimonio gay con familia numerosa». Una frase semejante salió de labios de un personaje de una conocida serie de televisión en fechas recientes. Con esta simplicidad, se presenta como natural la familia basada en una unión homosexual. Y no es el único caso. En un programa para niños, pudimos ver a un muñeco de peluche explicar que hay muchos tipos de matrimonio. Al mismo tiempo, como fondo de pantalla, las imágenes muestran a dos varones intercambiando unos anillos.
Detrás de estas actuaciones hay una enorme manipulación. Para empezar, el lenguaje. A fuerza de oírlo o leerlo en los medios de comunicación, todos hablamos del matrimonio homosexual, incluso para mostrar nuestro desacuerdo. Se juega también con el sentimentalismo, porque los personajes que encarnan parejas del mismo sexo responden siempre a patrones atractivos.
Esta campaña está destinada a crear una opinión favorable a los llamados nuevos tipos de familias. El poder de los medios de comunicación como generadores de opinión es indiscutible. Y resulta evidente que determinados grupos de presión están utilizando esta influencia para favorecer sus intereses, y crear un ambiente social favorable a la equiparación de las uniones homosexuales con el matrimonio. Lo demuestra el hecho de que el ataque a la familia basada en el matrimonio se da en dos direcciones. Por un lado, se desvaloriza la unión entre varón y mujer; por otro lado, las nuevas formas de convivencia se presentan de un modo muy atractivo. Esta radical división entre buenos y malos deja claro que no es algo casual.
En las series de televisión de moda se muestran los modelos de familias basadas en el matrimonio como el arquetipo de lo anticuado, ridiculizando en los personajes que representan este tipo familiar todos los valores que desprecia la cultura dominante. Frente a ellos, encontramos el compendio de todo lo que la mentalidad que se pretende imponer considera positivo, encarnado en parejas homosexuales. O en aquellas que viven una relación amorosa sin compromiso permanente, basada únicamente en el amor mutuo.
Desde luego, los editores y productores tienen una responsabilidad de primer orden en este campo. Muchos de ellos se venden a los grupos de presión, o al afán de ganar dinero, con contenidos destinados a un nuevo tipo de público, de poder adquisitivo superior a las familias tradicionales.
Parece necesario que los padres de familia, que tenemos no sólo el derecho sino la obligación de educar a nuestros hijos, reaccionemos de una vez frente a los medios que promueven este tipo de manipulación.
María Álvarez de las Asturias
http://www.alfayomega.es/