Subiaco, en la fiesta de San Benito
El 11 de julio se celebró la fiesta de San Benito. En el monasterio de Subiaco, cerca de Roma, esta fecha fue vivida de un modo especial, pues no en vanofue allí donde empezó la consolidación del monacato en Europa, y los cimientos de la cultura de la misma Europa. El diario italiano Avvenire ha publicado un artículo que recoge una entrevista con el abad del monasterio benedictino, del que ofrecemos lo esencial:
Monasterio de Subiaco
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Subiaco, en la fiesta de San Benito
El 11 de julio se celebró la fiesta de San Benito. En el monasterio de Subiaco, cerca de Roma, esta fecha fue vivida de un modo especial, pues no en vanofue allí donde empezó la consolidación del monacato en Europa, y los cimientos de la cultura de la misma Europa. El diario italiano Avvenire ha publicado un artículo que recoge una entrevista con el abad del monasterio benedictino, del que ofrecemos lo esencial:
Monasterio de Subiaco
Cuando encontramos al padre Mauro Meacci, abad del monasterio de Subiaco, la Fundación Vida y familia está concluyendo su primer Laboratorio, «un momento celebrativo y, al mismo tiempo, de estudio –dice el padre Meacci–, sobre qué sentido tiene decir que san Benito es el Patrono de Europa, y cómo la vivencia monástica que emana de él puede influir en el presente de Europa». El nombre de la Fundación es ya una provocación, «porque –continúa– es sobre la familia y la vida sobre lo que se está jugando el destino de Europa». Se trata de valores que parecen desvanecerse del futuro de Europa, pero quizá por ello –insiste el abad de Subiaco– «es oportuna la contribución de una seria reflexión. Europa tiene una serie de raíces fundamentales, que anclan sus orígenes culturales en un proceso en el que ha influido no poco la vida monástica».
Es por todo ello por lo que san Benito no sólo es celebrado, sino que también es estudiado. Es la misma provocación que propuso el 1 de abril pasado, en Subiaco, el entonces cardenal Ratzinger, en el discurso que pronunció al recibir el Premio San Benito. «En aquella conferencia fundamental –dice el abad Meacci–, lanzó una expresión copernicana: Probar a vivir no como si Dios no existiese, sino como si existiese, lo que supone una fuerte provocación para la cultura actual».
En aquella ocasión, el actual Papa lanzó una propuesta todavía más fuerte al indicar a san Benito como modelo para todos los hombres de hoy, más allá de todos los estereotipos sobre el monaquismo. «En el cuarto capítulo de la Regla benedictina –observa el abad– hay una expresión significativa: No anteponer nada a Cristo, que es deudora del Comentario al Padrenuestro, de san Cipriano. Es una frase que conjuga la gran tradición de los mártires con la del monacato, y que suena como una síntesis o programa de vida para el hombre de nuestros días, llamado a buscar la verdad, el encuentro con Dios que se revela».
Imagen de san Benito (siglo XI), de un manuscrito
de la Biblioteca Vaticana
Estas afirmaciones rompen el prejuicio de un monaquismo lejano a las cosas de la tierra. «Aunque se quisiera relegar a los confines del corazón –observa el padre Meacci–, la espiritualidad monástica tiende siempre a convertirse en una forma de vida personal y comunitaria. La que propone san Benito es una espiritualidad encarnada». Para profundizar; para muchos, aún por descubrir. La pasión del Papa por el santo de Nursia, hasta el punto de tomar de él su nombre como Papa, puede ser un estímulo para muchas personas. Porque se trata de una pasión auténtica: «Se ve claramente –dice el abad de Subiaco–, por muchos indicios, que Benedicto XVI tiene una gran familiaridad con la experiencia monástica de Baviera y con los textos fundamentales de san Benito. Su estilo está profundamente ligado a esta espiritualidad: ser cristiano de la manera más transparente posible. Si estamos aquí es por lo que sucedió la mañana de Pascua: Cristo está resucitado. Debemos reafirmar la primacía de Dios y tener confianza en la capacidad de las personas de poder llevar a cabo esta búsqueda, que es la búsqueda de la verdad». Esto es por lo que san Benito lleva a los cristianos de hoy un mensaje de extraordinaria actualidad, estimulando la aparición de una presencia tan necesaria en esta nueva Europa que, apenas nacida, ya parece tambalearse. «La crisis de la Constitución europea –afirma el abad Meacci– viene determinada por muchas contingencias. En su texto veo un defecto de fondo: es demasiado amplio, con multitud de detalles, como diseñando una Europa que se desearía, y no constatando la Europa que existe. Así, se trata de un texto desconectado del sentir popular. Además, toda la reflexión sobre el modo de proponer la problemática relativa al mundo religioso no ha tenido en cuenta el sentir profundo de la gente. Creo que es en este espacio cuando es más necesario el testimonio transparente de los cristianos».
Salvatore Mazza
http://www.alfayomega.es/