Tras los atentados de Londres
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 8 julio 2005 (ZENIT.org).- Tras los atentados de este jueves en Londres, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, ha lanzado un llamamiento a superar el odio y evitar que el terrorismo promueva el choque de civilizaciones.
«Desde Roma, desde las orillas del Tíber, lanzamos este llamamiento a los hombres de buena voluntad de todas las religiones», afirmó la mano derecha del Papa en la guía de la Santa Sede: «te...
Tras los atentados de Londres
CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 8 julio 2005 (ZENIT.org).- Tras los atentados de este jueves en Londres, el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, ha lanzado un llamamiento a superar el odio y evitar que el terrorismo promueva el choque de civilizaciones.
«Desde Roma, desde las orillas del Tíber, lanzamos este llamamiento a los hombres de buena voluntad de todas las religiones», afirmó la mano derecha del Papa en la guía de la Santa Sede: «tenemos que terminar con este choque de civilizaciones, tenemos que inaugurar una nueva era para nuestra humanidad» y «este odio debe terminar».
El purpurado italiano, en una entrevista concedida al telediario «TG5» del «Canale 5», emisora privada de televisión, reconoció en la noche de este jueves que Benedicto XVI «ha recibido esta dolorosa noticia con profunda tristeza, como todos nosotros aquí en el Vaticano. Inmediatamente ha enviado un telegrama de pésame por las numerosas víctimas».
«Lo que más nos preocupa a todos nosotros, los católicos, también en la Santa Sede, es este momento de odio, que se encuentra detrás de esta masacre, de estos crueles delitos», añadió.
A la periodista que le preguntó si ante estos trágicos acontecimientos es legítimo el uso de las armas, el cardenal subrayó que «los estados tienen deberes específicos de defensa de sus ciudadanos, pero --como hombres de Iglesia-- nosotros tenemos el deber de recordar el camino del diálogo, el camino del entendimiento y del encuentro, porque en el corazón humano de todos se da la aspiración al bien. Ciertamente, además de rezar, tenemos que trabajar».
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