Cientos de miles de laicos, y organizaciones civiles, se darán cita para defendar a la familia
Don Benigno Blanco, Vicepresidente del Foro Español de la Familia, explica las razones por las que hay que salir a la calle, el próximo 18 de junio, entre la plaza de Cibeles y la Puerta del Sol, a las 18 h., para dejar claro que la familia sí importa
El 18-J, el Foro Español de la Familia y otras organizaciones familiares nos han convocado a una manifestación para demostrar que la familia sí nos importa. Como sí nos importa, y porque nos importa, allí estaremos. Manifestarse en defensa de las propias convicciones es una obligación de justicia con la sociedad en la que vivimos. Seríamos unos esquizofrénicos si organizásemos nuestra propia vida conforme a unos principios, y no expusiésemos estos mismos principios a los demás como dignos de ser tenidos en cuenta a la hora de organizar la sociedad.
Si, para mí, la familia ha sido el ámbito donde me he formado y he aprendido a ser persona, si yo he luchado por formar una familia, incluso si he intentado luchar por mi familia y he fracasado pero sé que este fracaso no es deseable; entonces debo mostrar al resto de mis conciudadanos que la familia sí importa. Sería injusto con quienes me rodean si no les propongo la familia como algo que merece la pena.
Cuando se ataca injustamente a la familia, es mi obligación defenderla, pues sé que así defiendo lo que hace a la sociedad más humana, lo que permite a los niños crecer en el ambiente más idóneo, la fórmula de relación interpersonal que la inmensa mayoría de los españoles han elegido libre y voluntariamente para organizar su vida. En España, hay 11,1 millones de núcleos familiares; de ellos, 8,9 millones son matrimonios entre un hombre y una mujer, y algo más de 500.000 parejas de hecho (y de éstas, no llegan a 10.500 las integradas por homosexuales), según datos del último censo del INE. Defender lo que libremente han elegido 8,9 x 2 millones de españoles para organizar su vida personal, el matrimonio, máxime si éste demuestra ser la mayor fuente de solidaridad social que existe, es una buena causa.
Todos nos beneficiamos de la familia: en ella nacimos y nos hicimos personas y, de una forma u otra, todos vivimos en familia. Ahora la familia necesita que salgamos a defenderla frente a ataques legislativos absolutamente arbitrarios e injustos, como los que suponen las leyes que pretenden equiparar las uniones homosexuales con el matrimonio, banalizar hasta el ridículo el vínculo matrimonial a través del divorcio express, o cercenar la libertad de los padres respecto a la educación de sus hijos.
Vivimos en una sociedad pluralista donde, si no haces presente tu opinión, el hueco que dejas lo llena la opinión contraria; es decir, en una sociedad donde hasta el silencio irresponsable o comodón es cómplice. Por eso, ahora es imprescindible que quienes creemos en el matrimonio, en la familia, en los derechos de los niños, no colaboremos con nuestro silencio, pasotismo o cobardía con quienes se han empeñado en una cruzada contra la familia.
El próximo 18-J hay que manifestarse por la familia, porque tenemos que demostrar que nos importa. Si ahora nos quedamos en casa por comodidad, alguien creerá que en España el matrimonio y la familia a nadie le importan y que puede jugar con ellos a los experimentos de ingeniería social que se le ocurran. No podemos consentir tal cosa, pues sería una irresponsabilidad.
El 18-J la familia nos necesita y no podemos dar la callada por respuesta a su llamada. Hay que estar allí, en Cibeles y hasta la Puerta del Sol. No podemos privar a nuestros conciudadanos ni a nuestros hijos de este testimonio público de defensa de lo mejor que tenemos y podemos dejar en herencia a los que nos sucedan.
Benigno Blanco
La Conferencia Episcopal alienta la manifestación
Nota emitida por el Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española
La Conferencia Episcopal, a través de su Comité Ejecutivo, ha manifestado en dos ocasiones su juicio claramente negativo sobre la legislación que se prepara en este momento, y que supondría una corrupción tal del matrimonio en nuestras leyes, que esta institución vital e insustituible para las personas y para la sociedad dejaría de ser la unión de un hombre y de una mujer. Los obispos, en sus diócesis, han expuesto también la doctrina católica a este respecto de modo nítido y reiterado.
La sociedad, a través de diversas instancias, ha manifestado igualmente su rechazo de una legislación tan injusta y contraria a la razón. Entre las iniciativas sociales propuestas para la defensa de los derechos del matrimonio, de la familia y de los niños, una organización civil ha convocado a los ciudadanos a expresar su apoyo a estos derechos por medio de una manifestación convocada para el día 18 de junio en Madrid bajo el lema de La familia sí importa.
La causa es justa. Nos hallamos ante una cuestión de la mayor trascendencia moral y social que exige de los ciudadanos, en particular de los católicos, una respuesta clara e incisiva por todos los medios legítimos. Los fieles laicos responden adecuadamente al desafío planteado cuando hacen uso de sus derechos democráticos a expresar su desacuerdo manifestándose pacíficamente. Es un modo legítimo de cumplir con su deber al servicio del bien común.
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