Una obra recopilada por Justo Amado
MADRID, viernes, 20 mayo 2005 (ZENIT.org).- La clave para entender a Joseph Ratzinger es su irrenunciable coherencia con la verdad, el editor de «El pensamiento de Benedicto XVI» (Libros libres).
Justo Amado, jefe de prensa de las Obras Misionales Pontificias de España y colaborador de Zenit, ha entresacado de las obras completas del teólogo alemán pensamientos que responden a preguntas que se hace la gente de la calle y los presenta en el libro.
¿Qué opina Benedicto XVI sobre el relativismo, el laicismo o el nacionalismo? ¿Qué ha escrito el nuevo Papa sobre el cielo, el infierno, la felicidad o la moral? ¿Es Jesucristo el único Salvador para el pontífice? ¿Se deben acometer reformas en la Iglesia? Son algunas de las preguntas a las que responde el mismo Ratzinger en el volumen.
Amado resume el pensamiento del obispo de Roma en una frase de san Agustín, «Ama y haz lo que quieras». En esta entrevista, comparte sus conclusiones.
--El libro es una recopilación de textos de Benedicto XVI desde sus comienzos como teólogo, ¿cuál ha sido su brújula en esta recopilación?
--Justo Amado: Simplemente responder a la pregunta sobre cuál es el pensamiento de nuestro nuevo Papa. Esta pregunta, que yo me hago, entiendo que muchos hombres y mujeres de la calle también se la han hecho. No he tratado de responder a ningún tema en concreto, sino que he dejado que el Papa a través de su palabra me interpelara. Son los textos que más me han llegado como persona y como cristiano.
--¿Cuál es el rasgo más destacado de la figura de nuestro actual Papa que se desprende de sus escritos y declaraciones?
--Justo Amado: El amor a Cristo y a la Iglesia, sin lugar a dudas. Esto le ha llevado a criticar lo que de menos «cristiano» hay en la Iglesia. Pero también a valorar lo mucho que la visión cristiana del hombre ha aportado al mundo. Su búsqueda de la verdad, muy unida a este amor, sería el segundo rasgo más destacado. Benedicto XVI es un intelectual en el sentido más genuino de la palabra. No es una persona que vive en el mundo de las ideas sino una persona que se interroga. Un periodista decía de él que no había pregunta a la que no respondiera. Un verdadero intelectual ama las preguntas, le acercan a la verdad, que inevitablemente lleva a la Verdad con mayúsculas.
--En el prólogo, usted se atreve a decir «Amicus Christus sede magis amica veritas» (amigo Cristo, pero más amiga la verdad). ¿No cree que es demasiado?
--Justo Amado: La frase original está sacada de las discusiones intelectuales. Al que citaba demasiado a otros autores para apoyar sus argumentos se le solía decir: «Amicus Plato, sed magis amica veritas» (Platón amigo, pero más amiga la verdad). Uno de los rasgos fundamentales de Benedicto XVI es su amor a Cristo, pero por ese amor no ha tenido que traicionar su conciencia ni su búsqueda de la verdad. Al final coinciden, «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida...».
--Cuando el Papa era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe se le solía llamar «guardián de la ortodoxia», «Panzerkardinal». Tras haber profundizado en su pensamiento, ¿considera que la etiqueta le queda bien?
--Justo Amado: El cristianismo es una revelación hecha por el mismo Dios que se revela. El Papa ha intentado desde sus años más jóvenes como teólogo preservar esta revelación. Y es que tiene claro que resulta absurda la pretensión de muchos de querer hacer una fe cristiana «a medida», sin exigencia, y cambiarla. De ahí, creo yo el interés por la patrística y las grandes figuras de la historia de la Iglesia como San Benito, de nuestro actual Papa. Ellos intentaron comprender y no cambiar esta revelación. Benedicto XVI es guardián de la fe, cierto, porque considera que el mensaje cristiano es mucho más grande que cualquier mensaje humano que nosotros nos podamos inventar.
--Benedicto XVI, en el primer mes de su elección, ya se ha dirigido dos veces a los medios de comunicación para advertirles de su responsabilidad.
--Justo Amado: Esto va muy unido a la visión del Papa sobre el relativismo que atenaza nuestra sociedad. Un relativismo del que tienen mucha culpa los medios de comunicación. Si tomamos la información religiosa, por ejemplo, los medios la afrontan de forma muy parecida a cómo afrontan la información deportiva. Si hay enfrentamiento, hay noticia. Si se consigue que un teólogo diga algo contra el magisterio ya tenemos noticia. Y tendremos una nueva noticia cuando el «Vaticano» se pronuncie. Lo que digan es secundario e irrelevante. El Papa, como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, ha sufrido esto en sus propias carnes.
--Dado que el libro va dirigido sobre todo a personas de la calle, ¿cuál cree usted que sería el mensaje de Benedicto XVI al cristiano de a pie?
--Justo Amado: Que para ser un cristiano auténtico, ya se trate de un laico o de un obispo, hay que vivir el Evangelio y participar en los Sacramentos. Hay un texto en el libro que resulta muy ilustrativo: hace una comparación entre un cristiano que está metido en todo tipo de comités y que no deja de hablar de la Iglesia, pero no por eso es un cristiano auténtico. En cambio, nos dice el Papa, «puede suceder que otro viva sólo de la Palabra y del Sacramento y ponga en práctica el amor que proviene de la fe, sin haber integrado jamás un comité eclesiástico, sin haberse ocupado nunca de las novedades de política eclesiástica, sin haber formado parte de sínodos y sin haber votado en ellos, y a pesar de todo sea un cristiano auténtico. No tenemos necesidad de una Iglesia más humana, sino de una Iglesia más divina».
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