La primera votación para elegir Papa ha dado resultado negativo y ha sido anunciada al mundo con la "fumata negra", es decir el humo que ha salido por la chimenea de la Capilla Sixtina ha sido negro.
La fumata negra salió por la chimenea en medio de una gran expectación. Unas 40.000 personas se congregaron en la plaza de San Pedro para seguir el evento en directo. El humo negro salió por la chimenea durante un buen rato, para que no quedasen dudas de que era de ese color.
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La primera votación para elegir Papa ha dado resultado negativo y ha sido anunciada al mundo con la "fumata negra", es decir el humo que ha salido por la chimenea de la Capilla Sixtina ha sido negro.
La fumata negra salió por la chimenea en medio de una gran expectación. Unas 40.000 personas se congregaron en la plaza de San Pedro para seguir el evento en directo. El humo negro salió por la chimenea durante un buen rato, para que no quedasen dudas de que era de ese color.
Tras esta primera fumata negra, los cardenales volverán a votar en la mañana de este martes. La normativa establece que en los tres primeros días se celebren dos votaciones por la mañana y dos por la tarde.
El Cónclave comenzó en medio de una gran solemnidad y transmitido en parte por televisión, por primera vez en la historia. Los purpurados entraron en la capilla que Juan Pablo II denominó "santuario de la teología del cuerpo humano", en procesión y recitando las letanías. Tras cantar el "Veni creator Spiritus", en el que invocaron la asistencia del Espíritu Santo, los cardenales realizaron el juramento por el que se comprometieron a guardar el secreto sobre el Cónclave y a defender "extenuadamente", el que sea elegido Romano Pontífice, los derechos espirituales y temporales, además de la libertad, de la Santa Sede. Una vez cumplido ese ritual, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, el arzobispo Piero Marini, pronunció la frase "Extra Omnes" (todos fuera) y todos los ajenos al Cónclave abandonaron el recinto, dejando solos a los purpurados, encerrados a cal y canto, para proceder a elegir al sucesor de Juan Pablo II.
Tras esta primera reunión, los cardenales volvieron a la Residencia Santa Marta, dentro del Vaticano, su lugar de residencia y desde la que serán trasladados todos los días hasta la Capilla Sixtina.
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