Más de un millón de fieles han desfilado ya por la capilla ardiente del Papa colocada ante el altar mayor de la basílica de San Pedro, por la que transcurre sin parar un incesante río de personas; pasan a un ritmo de 300 por minuto, tras una espera media que ronda las cinco o seis horas.
Hoy miércoles, se espera que desfilen ante los restos mortales del Pontífice otras 600.000 personas. Las calles de Roma están literalmente tomadas por los fieles que esperan pacientes s...
Más de un millón de fieles han desfilado ya por la capilla ardiente del Papa colocada ante el altar mayor de la basílica de San Pedro, por la que transcurre sin parar un incesante río de personas; pasan a un ritmo de 300 por minuto, tras una espera media que ronda las cinco o seis horas.
Hoy miércoles, se espera que desfilen ante los restos mortales del Pontífice otras 600.000 personas. Las calles de Roma están literalmente tomadas por los fieles que esperan pacientes su turno para ver durante unos segundos los restos del Pontífice. La capilla ardiente estará abierta hasta la medianoche del próximo jueves. Después cerrará definitivamente para permitir la preparación de la basílica y de la plaza de San Pedro para el funeral que se celebrará el viernes a las 10 de la mañana.
Ayer la Congregación de cardenales dio a conocer nuevos detalles sobre el funeral y el entierro de Juan Pablo II que será inhumado en la tierra y no en un sepulcro de las grutas del Vaticano, en el mismo lugar que ocupó su amado Juan XXIII. Hoy se reunirá de nuevo la Congregación para estudiar la fecha del Cónclave en el que se elegirá al nuevo Papa ; es posible que los cardenales lean también las últimas voluntades del Papa Wojtyla, posiblemente un testamento espiritual en el que se podría desvelar el nombre del cardenal in pectore.
Mientras tanto Roma se prepara para vivir uno de los acontecimiento históricos de mayor relevancia. Las autoridades italianas han previsto un dispositivo de seguridad extraordinario compuesto por más de diez mil agentes para el próximo viernes día 8, el día del funeral en el que la Ciudad Eterna espera la llegada de, además de 200 jefes de Estado y de Gobierno, cerca de cuatro millones de peregrinos, la mitad de Polonia.
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