La capilla ardiente de Juan Pablo II ha quedado instalada en la nave central de la Basílica de San Pedro del Vaticano, delante del llamado altar de la confesión, junto al famoso baldaquino de Bernini. Los restos mortales de Juan Pablo II han sido trasladados a la Basílica de San Pedro del Vaticano en una procesión en la que han participado los cardenales da la Curia, encabezados por el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo.
El cuerpo sin vida del Papa polaco, a...
La capilla ardiente de Juan Pablo II ha quedado instalada en la nave central de la Basílica de San Pedro del Vaticano, delante del llamado altar de la confesión, junto al famoso baldaquino de Bernini. Los restos mortales de Juan Pablo II han sido trasladados a la Basílica de San Pedro del Vaticano en una procesión en la que han participado los cardenales da la Curia, encabezados por el camarlengo, el español Eduardo Martínez Somalo.
El cuerpo sin vida del Papa polaco, amortajado con la sotana blanca y la casulla roja pontifical, la estola arzobispal o "palio" y la mitra, salió de la sala Clementina del Palacio Apostólico a hombros de doce silleros pontificios, tendido en unas andas de raso rojo. La procesión se dirigió hacia la Basílica de San Pedro a través de la llamada escalera noble, la primera Logia, la sala Ducal y la sala y la escalera Regia, para entrar en la plaza vaticana por la Puerta de Bronce. El cadáver iba escoltado por ocho miembros de la guardia suiza en traje de gala y precedido por un grupo de frailes que portaban un cirio encendido. En la primera Logia esperaban a la comitiva un grupo de fieles, monjas y personal de la Santa Sede, recogidos en oración.
Miles de fieles, que se agolpaban alrededor del pasillo abierto en la plaza camino del templo vaticano desde horas antes, asistieron con emoción al paso del Papa Wojtyla y muchos de ellos prorrumpieron en aplausos. El camarlengo, Monseñor Martínez Somalo, ha bendecido con un hisopo el cadáver de Karol Wojtyla, antes de dirigirle una profunda reverencia, visiblemente conmovido. Posteriormente se ha iniciado la liturgia de la palabra, en la que participan cientos de sacerdotes que se encuentran en el templo vaticano.
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