Decenas de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Zapatero y Bush, confirman su asistencia al funeral Los principales santuarios cristianos se llenaron de fieles Hasta en India, donde los católicos son el uno por ciento de la población, se decretaron tres días de duelo
Marta G. Hontoria
Washington- Las banderas ondearon ayer a media asta en las principales sedes de Gobierno del planeta. En Washington, la Casa Blanca honró el dolor de los cerca de 65 millones de católicos q...
Decenas de jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Zapatero y Bush, confirman su asistencia al funeral Los principales santuarios cristianos se llenaron de fieles Hasta en India, donde los católicos son el uno por ciento de la población, se decretaron tres días de duelo
Marta G. Hontoria
Washington- Las banderas ondearon ayer a media asta en las principales sedes de Gobierno del planeta. En Washington, la Casa Blanca honró el dolor de los cerca de 65 millones de católicos que viven en el país más poderoso del mundo. Los norteamericanos, entre los que el Papa gozó de enorme popularidad, abarrotaron las iglesias como hicieron los fieles católicos repartidos por el orbe. Algunos como los neoyorquinos aguardaron bajo la lluvia colas sin precedentes alrededor de la catedral de San Patricio para atender los servicios religiosos que recordaron ayer «la figura inspiradora» y la «humildad» del Pontífice Juan Pablo II.
Una de las misas que presidió ayer el cardenal de Nueva York, Edward Egan, quien tuvo una estrecha relación con el Papa, se celebró en polaco. Personalidades de todo el espectro político, como el ex alcalde Rudolf Guiliani, o el líder de la ONU, Kofi Annan, quisieron unirse al duelo de los más de 2.000 personas que asistieron a la catedral. Servicios religiosos similares se celebraron en Boston, Chicago y Los Ángeles, donde viven tres millones y medio de feligreses, la mayor comunidad del país.
Asimismo, la cadena de televisión NBC anunció que el presidente Bush será el primer mandatario estadounidense en asistir al funeral de un Papa. Como es su costumbre dominical, el mandatario y su mujer, Laura, celebraron misa en la Iglesia episcopal de San John, donde la muerte del Papa recibió sólo una breve mención. El mismo sábado quisieron, sin embargo, atender un servicio especial en la católica catedral de San Mateo, en Washington. Todos los ex presidentes y principales figuras públicas de EE UU mostraron ayer su respeto por el Papa «Superstar», tal y como describió la revista «Time» al Pontífice en una de sus visitas.
Muchos medios se sumaron a las quinielas de quién será el sucesor en el Vaticano. EE UU tiene trece cardenales, de los que once votarán por el nuevo Papa, así que es el país con más purpurados después de Italia. Sin embargo la posibilidad de que el nuevo Papa venga del país más poderoso del mundo es más que remota, apuntan los expertos.
Ajenos a las primeras hipótesis sobre el posible sucesor de Juan Pablo II, millones de fieles se volcaron en su despedida al Pontífice. En Portugal, miles de peregrinos se reunieron en Fátima, santuario del que era devoto el Papa. En Lourdes (Francia), cientos de fieles participaron en las distintas ceremonias organizadas en recuerdo del Papa, que efectuó su último viaje en peregrinación a este santuario mariano el pasado verano.
En París, el propio presidente Chirac y su primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, participaron en la misa solemne celebrada en la Catedral de Notre de Dame, al mismo tiempo que doblaban las campanas de todas las iglesias parisinas. Antes de acudir a la celebración ecuménica, Chirac destacó en el Elíseo la vertiente política del Papado. «Nuestro país ha librado combates comunes con Juan Pablo II por la paz, la democracia, la lucha contra la pobreza y también por la afirmación de la unidad de Europa», dijo Chirac en referencia a su convergencia en el «no» a la guerra de Iraq.
También en Tierra Santa, centenares de peregrinos recorrieron la ciudadela antigua de Jerusalén para acudir a rezar a la milenaria basílica. En Chile, el presidente Lagos asistió junto a 4.000 fieles a una multitudinaria misa en la plaza de Armas de Santiago. Hasta en India la minoría católica, que representa algo más del uno por ciento de la población del país, acudió a las iglesias y el Gobierno decretó tres días de duelo. Más dificultades tuvieron los fieles chinos, que pese a todo acudieron en masa a las iglesias en Hong Kong.
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