Su rápido ascenso político no le ha impedido tener cuatro hijos
Ruth Kelly ha batido un récord al convertirse a los 36 años en la mujer más joven en un gobierno británico, tras una continuada ascensión política que no le ha impedido tener cuatro hijos desde su entrada en el Parlamento en 1997. Sorprende también a muchos que esta mujer, de firmes convicciones católicas, haya llegado tan alto en un gobierno laborista.
El nombramiento de Ruth Kelly como ministra de Educación responde a la reorga...
Su rápido ascenso político no le ha impedido tener cuatro hijos
Ruth Kelly ha batido un récord al convertirse a los 36 años en la mujer más joven en un gobierno británico, tras una continuada ascensión política que no le ha impedido tener cuatro hijos desde su entrada en el Parlamento en 1997. Sorprende también a muchos que esta mujer, de firmes convicciones católicas, haya llegado tan alto en un gobierno laborista.
El nombramiento de Ruth Kelly como ministra de Educación responde a la reorganización que ha llevado a cabo Tony Blair en su gobierno, a consecuencia de la dimisión de David Blunkett, anterior ministro del Interior. Blunkett dimitió tras un escándalo de adulterio que ocupó los titulares periodísticos durante tres semanas. Charles Clarke tuvo que dejar la cartera de Educación para tapar el hueco dejado por Blunkett en Interior. Después del escándalo de Blunkett, los medios de comunicación han respirado con alivio y han visto con buenos ojos el nombramiento de Kelly, a la que consideran una buena madre de familia y una mujer trabajadora y brillante. Algunos columnistas se han referido a ella como la "super madre".
Ruth Kelly nació en Limadavy (Irlanda del Norte) en una familia católica. Posteriormente se trasladó con su familia a Londres. Estudió en Sutton High School y más tarde en Westminster School (uno de esos prestigiosos colegios británicos, tan denostados por el Partido Laborista). Cursó estudios universitarios de política, filosofía y economía en Queen’s College (Oxford), y los amplió en la London School of Economics.
Tras trabajar durante cinco años en la sección de economía del diario "The Guardian", entró en el Banco de Inglaterra como editora de sus informes sobre inflación. En 1996 se casó con un funcionario municipal laborista, Derek Gadd, con el que ha tenido cuatro hijos.
Su primer hijo nació solo once días después de que Ruth Kelly entrara en el Parlamento en 1997, al ser elegida diputada por el partido laborista en un distrito poco importante, Bolton West (Manchester). Con ella entraron un grupo de mujeres jóvenes, a las que la prensa llamó "los bebés de Blair". Desde entonces ha ocupado varios cargos de relevancia política, en los que se ha ganado fama de administradora eficiente. Estuvo en el Ministerio de Agricultura en plena crisis de las "vacas locas" y después fue, entre otros cargos, secretaria financiera del Tesoro, un puesto que requiere alta cualificación técnica. También ha participado en la redacción del manifiesto político laborista para la que el partido espera que sea su tercera legislatura.
Ruth Kelly ha ascendido en la carrera política sin renunciar a sus convicciones éticas, propias de una católica que además es miembro del Opus Dei. Mientras la mayoría de sus compañeras de partido mantienen posturas claramente abortistas, ella se opone al aborto, a la eutanasia y a la investigación con embriones.
En 1998 y 2000 votó en contra de un proyecto elaborado por el gobierno para rebajar a 16 años la edad de consentimiento de las relaciones homosexuales (ver servicio 167/00). También rehusó votar, en 2002, a favor de un proyecto para permitir la adopción por parejas del mismo sexo (ver servicio 154/02). Igualmente está entre los diputados laboristas que no han apoyado un proyecto de ley en trámite parlamentario sobre el "testamento vital", que no deja clara la prohibición de la eutanasia (ver servicio 167/04).
Desde que fue nombrada ministra de Educación, Ruth Kelly se ha convertido en el blanco de un orquestado ataque por parte de las asociaciones de planificación familiar. Estas asociaciones están especialmente preocupadas, pues ven en la nueva ministra una amenaza para sus intereses; en la actualidad, estas organizaciones reciben ayudas millonarias por parte de un gobierno que no sabe cómo afrontar el fracaso de las políticas de educación sexual en los colegios.
A la vuelta de los años, Gran Bretaña ha comprobado que limitarse a informar sobre el sexo a los jóvenes con todo tipo de detalles, facilitándoles el acceso a los métodos contraceptivos, no sirve para evitar los embarazos. Por el contrario, Gran Bretaña tiene ahora el índice más alto de embarazos entre adolescentes de toda Europa occidental, y un alarmante aumento de casos de enfermedades de transmisión sexual (ver servicio 53/04).
(ACEPRENSA, 29-12-2004)