Esta nueva «religión» es una mezcla entre New Age, judaísmo, esoterismo, misticismos y teletienda
Muchos habrán oído hablar ya de la Cábala –en hebreo «Kabbalah»–, la nueva religión de los famosos. Personas como Madonna, Britney Spears, Demi Moore, Winona Ryder, Mick Jagger, Barbra Streisand, Naomi Campbell, Ophra Winfrey o Elisabeth Taylor ya se han apuntado a esta nueva moda que gana adeptos cada día. Además, ellos mismos aseguran que, desde Pitágoras hasta Newton, pasando por Shakespeare o Freud, muchos de los grandes intelectuales de la historia han conocido y pertenecido a la Cábala. Pero lo que está claro es que detrás de esta pseudoreligión se mueve mucho dinero.
La Razón, miércoles 1 de diciembre de 2004 - Sara Martín
Madrid- La Cábala es una pseudoreligión basada en la espiritualidad judía. Las explicaciones sobre sus orígenes, vagas y confusas según las fuentes consultadas, impiden trazar una línea aproximada que señale su comienzo en la historia. La versión mas repetida es la de una escisión allá por el siglo XII de la auténtica Cábala judía en la que se inician los rabinos después de años de estudio de la Torá. Su libro fundamental es el «Zohar», palabra hebrea que significa «esplendor».
El «Zohar» es un batiburrillo entre New Age, misticismos inexplicables, espiritismo, esoterismo y hebraísmo. Y aunque los cabalistas están convencidos de que el «Zohar» es el «alma de la Torá», los judíos no opinan lo mismo. Ellos no consideran esta Cábala ni sus «revelaciones» parte de la verdadera fe judía del Antiguo Testamento. Una de sus ideas fundamentales (que se explica en una de sus páginas web: www.kabbalah.com/spanish) es que las letras del alfabeto hebreo, fuera de su interés práctico para formar palabras, «son un canal a una forma única de energía».
También aseguran que «conectar con la Cábala convierte a la gente en un imán para atraer gente y cosas positivas». Además, los cabalistas defienden que una simple «mirada» a una página del «Zohar» en hebreo (aunque no se entienda ni se sepa pronunciar), «abre una conexión directa con la chispa divina escondida dentro de cada uno». Según los cabalistas, poseer los libros del «Zohar» «trae instantáneamente poder y plenitud», ayuda a «incrementar la prosperidad» y «protege de cualquier peligro espiritual, emocional o físico». Lo que se les olvida añadir es que estos libros cuestan entre 12 y 18 dólares cada uno, y son nada menos que 23 tomos. Los centros de Cábala, además, se han comprometido en 2005 a «llevar un millón de copias del Zohar a la gente alrededor del mundo». Empiecen a echar cuentas. Aquí comienza el verdadero negocio de la Cábala.
Para cualquiera que desee iniciarse en la Cábala, lo primero es comprar el libro «El secreto», que cuesta unos 13 dólares. Los libros de iniciación a la Cábala también son importantes. Al menos hay cuatro, y cuestan entre 12 y 15 dólares. Tampoco hay que olvidar agenciarse un cordón rojo, que cuesta 26 dólares el metro y que, atado en la muñeca, protege del mal de ojo. Pero esto no es lo único que venden. Esta página web es un auténtico mercado de venta online: pendientes de 70 dólares, velas de 20, inciensos, aceites, cedés, collares de entre 50 y 400 dólares, piedras, calendarios... Pero el producto estrella es, sin duda, el agua bendecida por el propio rabino Berg. La llaman «el agua de la eterna juventud», y una botella de litro y medio cuesta nada menos que cinco euros. Y por supuesto, todos los cursos que ofrecen de introducción a la Cábala no son gratis: desde 22 a 150 dólares por una clase, hasta 500 ó 1000 dólares algunos congresos, según el centro que se elija. Como se ve, sale caro pertenecer a la Cábala.
Por eso, no sorprende que sus mejores clientes sean los famosos, que se pueden permitir desembolsos tan escandalosos como los últimos protagonizados por la polémica Madonna –que ahora ha adoptado el nombre de Esther–: Cinco millones de dólares al centro de Cábala de Los Ángeles, tres millones para el de Londres y otras muchas donaciones del estilo. Así que no sorprende que esta organización declarara en 1996 cerca de cuatro millones de dólares en donaciones y 300.000 dólares por la venta de libros, agua bendita y otros artilugios. En 2000, sus ganancias siguieron aumentando, y declararon activos por más de catorce millones y medio de dólares, amén de otros cinco en ganancias.
Por esto, y por tener además centenares de personas trabajando exclusivamente para «la causa» sin cobrar, no es de extrañar que algunos diarios ingleses hayan comenzado a criticar este nuevo «credo» de Madonna, tachándolo de «secta peligrosa».
Pero, ¿quién está detrás de todo este cóctel de espiritualidad y teletienda que genera beneficios crecientes cada año? El afortunado se llama Philip Berg, y es el director y rabino del centro mundial de la Cábala. No se sabe su edad. No se conoce su aspecto. Sus seguidores le atribuyen poderes sobrenaturales. Y lo más importante, nadie sabe a cuánto asciende su fortuna, aunque se rumorea que ronda los veinte millones de dólares. Lo que sí se conoce es parte de su historia: tras casarse y tener varios hijos, los abandonó para casarse de nuevo y convertirse en el líder de masas que es hoy. Sus enemigos cuestionan seriamente esta nueva pseudo religión-secta, basada en una eficaz estrategia de marketing y una compleja psicología de masas, lo que se traduce en la venta de cientos de productos a precios astronómicos.
Pero la Cábala se ha convertido ya en el más serio «rival» de la Cienciología. Esta otra «religión» de los famosos, liderada por los actores Tom Cruise y John Travolta, está prohibida oficialmente en Francia por ser considerada secta. En España, la Cienciología ha fundado recientemente su lujosísima nueva sede en pleno centro de Madrid, cuyo coste se ha estimado en doce millones de euros. Estas dos nuevas «religiones todo a mil» han comenzado la lucha por los famosos, y muy especialmente por su dinero. La batalla está servida. |