La Razón, miércoles 1 de diciembre de 2004 - Álex ROSAL
Lo mejor de cada casa está mañana, tarde y noche en televisión contando al patio de vecinos común con quién se acuesta, rompe y se reconcilia, cobra y deja de cobrar. Cuitas íntimas, medias verdades, mentiras totales y calumnias; vale todo con tal de hacer caja y vivir una temporada a cuerpo de rey, sin dar un palo al agua, gracias a los billetes ganados fácilmente por largar contra diestro y siniestro.
Venden su dignid...
La Razón, miércoles 1 de diciembre de 2004 - Álex ROSAL
Lo mejor de cada casa está mañana, tarde y noche en televisión contando al patio de vecinos común con quién se acuesta, rompe y se reconcilia, cobra y deja de cobrar. Cuitas íntimas, medias verdades, mentiras totales y calumnias; vale todo con tal de hacer caja y vivir una temporada a cuerpo de rey, sin dar un palo al agua, gracias a los billetes ganados fácilmente por largar contra diestro y siniestro.
Venden su dignidad por cuatro perras y se creen importantes al ser reconocidos por la calle. Dios, ¿cómo hemos caído tan bajo? Prostitutas televisivas, papanatas de medio pelo, merluzos redomados, besugos con incontinencia verbal, chulos con yoyas, mentes pequeñas con cuerpos de silicona... Son nuestros creadores de opinión. Sólo hay espacio en la caja tonta para estos payasetes que se despachan a gusto con una vomitona diaria que nos deja intoxicados mentalmente a los pobres televidentes. Y sus cómplices: los colegas de la prensa rosa, sus jefes y los dueños de la cosa, callados como... por ese suculento plato de excrementos. ¡Dios, qué tropa!
¿Y los niños?, ¿los niños? Que les den morcilla. Si dentro de unos años vemos por la calle a los chiquillos de hoy, disminuidos mentalmente gracias a la deformación cultural y moral que han aprendido de estos chisgarabís de la zafiedad, seamos compasivos. La caridad ante todo. No los reprendamos a la primera de cambio si se bajan los pantalones en el autobús para hacer una gracieta; eructen sin control; respondan con un vocabulario máximo de 300 palabras o griten sin parar insultando a tutiplén... Son hijos de su tiempo. Y los antimodelos hacen su labor.