Testimonio de Paul Ybarra, bombero en Los Ángeles (Estados Unidos) desde hace más de 20 años y padre de tres hijos, dos de ellos adoptados.Una de las cosas que más agradezco a san Josemaría es tener dirección espiritual. Quiero decir, poder ir a un sacerdote o a un laico, como tú, que te ayuda en las cosas de tu vida. Es algo estupendo tener una persona, en quien confías, que desde fuera te pueda dar consejos y decirte cosas quete ayudan a pensar. Para mí ha sido muy útil en lo que se refiere a ...
Testimonio de Paul Ybarra, bombero en Los Ángeles (Estados Unidos) desde hace más de 20 años y padre de tres hijos, dos de ellos adoptados.
Una de las cosas que más agradezco a san Josemaría es tener dirección espiritual. Quiero decir, poder ir a un sacerdote o a un laico, como tú, que te ayuda en las cosas de tu vida. Es algo estupendo tener una persona, en quien confías, que desde fuera te pueda dar consejos y decirte cosas quete ayudan a pensar. Para mí ha sido muy útil en lo que se refiere a mi vida como esposo y padre.
No sé cuántas veces he oído que no me olvide de hacerle notar a mi mujer que la quiero con detalles concretos, aunque parezcan pequeños: una caja de caramelos, unas flores, una caricia, una palabra de agradecimiento por la comida que ha preparado...
También he aprendido a poner prioridades en mi vida. Un día, por ejemplo, si alguno de mis hijos está enfermo, sé que mi sitio está allí. Y en lugar de ir a la iglesia a rezar, me quedo en casa, rezando el rosario, junto a él. Así he ido aprendiendo a hacer compatible las prácticas de piedad con mi vida de padre, de bombero, de esposo.
A veces he tenido que reducir mis compromisos profesionales o sociales, porque veo que antes está mi familia. Si no hubiera sido por la dirección espiritual, muchas de estas cosas no las hubiera sabido.
Este relato ha sido publicado en el folleto "La alegría de los hijos de Dios", de Alberto Michelini. © 2002 Oficina de Información del Opus Dei.