El conocido escritor y periodista italiano Vittorio Messori ha salido al paso de la ola de anticatolicismo que impera en toda Europa en una entrevista publicada estos días por el diario italiano «Il Messagiero». A raíz del caso Buttiglione, el comisario europeo recusado por el Parlamento por afirmar que la homosexualidad «es pecado», Messori analiza la situación y afirma que «afortunadamente» ha terminado el antisemitismo, pero ha sido sustituido en la cultura...
El conocido escritor y periodista italiano Vittorio Messori ha salido al paso de la ola de anticatolicismo que impera en toda Europa en una entrevista publicada estos días por el diario italiano «Il Messagiero». A raíz del caso Buttiglione, el comisario europeo recusado por el Parlamento por afirmar que la homosexualidad «es pecado», Messori analiza la situación y afirma que «afortunadamente» ha terminado el antisemitismo, pero ha sido sustituido en la cultura occidental por un «anticatolicismo» férreo. El intelectual asegura que, sin embargo, esta «furia anticatólica» es «providencial». Messori es célebre, además, por ser autor de un libro de conversaciones con el Papa que se ha convertido en bestseller en todo el mundo: «Cruzando el umbral de la esperanza».
–¿Vil agresión europea a otro amigo del Papa, Rocco Buttiglione?
–Alguien ha dicho, y ha dicho bien, que sólo hay tres categorías que no están protegidas por lo políticamente correcto, y de las que, por tanto, se puede hablar mal libremente.
–¿Y cuáles son?
–Los católicos, los fumadores y los cazadores.
–Y Buttiglione, católico, ¿es la víctima perfecta?
–Es diana de la incorrección política por partida doble. Antes, los que eran objeto de sarcasmo y críticas eran los negros, las mujeres, los judíos o los homosexuales. Ahora, por suerte, ya no se pueden atacar estas categorías. Pero no veo por qué se tiene que injuriar a otras.
–¿Son los católicos los nuevos mártires?
–A pesar de que los musulmanes degüellen a las personas, nadie osa hablar mal del islamismo. Y tampoco del budismo. No se puede usted ni imaginar el alboroto que se levantó cuando a Wojtyla, en nuestro libro–entrevista, se le ocurrió lanzar algunas críticas a los budistas...
–¿Pero usted no cree que, en lo de los gays, por ejemplo, Buttiglione ha exagerado?
–A mí me parecen equivocadísimas ciertas películas como «La Mala Educación» o «Las Hermanas de la Magdalena». ¿Las ha visto?
–Con mucho gusto.
–Pues son la prueba de lo que decíamos antes: con los católicos se puede, es más, se les debe hacer daño. Los curas de Almodóvar son todos, pero todos sin excepción, pederastas. Las «hermanas de la Magdalena» –y quién sabe cuántas más fuera de la película y dentro de los colegios y los conventos– son cancerberas. Y así todo.
–¿Y en esta furia ideológica se ha visto atrapado el no–culpable Buttiglione?
–El asunto Buttiglione se inserta, por desgracia, en este clima. Un clima en el que, como verá, nadie rueda una película sobre un gurú budista o un imán que abuse de menores.
–¿Doble rasero?
–Gracias a Dios, el antisemitismo ha terminado. Pero ha sido sustituido, en la cultura occidental, por el anticatolicismo.
–Y los católicos como Buttiglione, ¿deben echarse a temblar?
–Qué dice... Tenemos que estar contentos con esta furia anticatólica.
–¿Bromea?
–De ninguna manera. Considero providenciales el anticatolicismo de la cultura occidental y del islam.
–¿Entonces son males necesarios –como lo ha sido el comunismo, según el Papa– para reforzar la combatividad de los católicos?
–Algo parecido. Quiero decir que el cristianismo, y el catolicismo en particular, necesita de un antagonista para redescubrir su propia identidad y su propia fuerza.
–Por tanto, ¿la de Buttiglione ha sido una agresión providencial?
–Los católicos corren el riesgo de convertirse en personajes banales de talk show, que recitan un blablablá bondadoso y están dispuestos a dialogar con todos, también con quien les quiere cortar el cuello. A esta especie de pensamiento débil se contraponen verdades fuertes. Y cuando se dicen verdades fuertes sobre los gays, o sobre cualquier otro asunto, se organiza un escándalo. Pero que nos viene bien a los católicos.
–¿Cree que la Italia política se ha arrodillado ante el Vaticano?
–No, no me lo parece. Cuando la Iglesia dice cosas neutras o banales, de tipo pacifista, todos se arrodillan. Sin embargo, cuando Juan Pablo II ejerce de Papa y se sale de todo lo políticamente correcto, como en el caso del documento del cardenal Ratzinger sobre las mujeres en el seno de la Iglesia, entonces explota, más o menos disfrazado, el anticlericalismo de ambos polos.
La Razón, 20.X.04