almudi.org ZP desautoriza al PSOE y aclara que no tiene prisa en modificar la financiación de la Iglesia
El presidente recuerda que la
revisión de los acuerdos con la Santa Sede no iba en su programa ni es
prioritaria
Gaspar Llamazares tuvo ayer
respuesta a su petición de modificar el sistema de financiación de la Iglesia
Católica. También quienes desde el PSOE siguen sus pasos y azuzan al Gobierno a
que acabe con lo que consideran una situación pr...
almudi.org ZP desautoriza al PSOE y aclara que no tiene prisa en modificar la financiación de la Iglesia
El presidente recuerda que la
revisión de los acuerdos con la Santa Sede no iba en su programa ni es
prioritaria
Gaspar Llamazares tuvo ayer
respuesta a su petición de modificar el sistema de financiación de la Iglesia
Católica. También quienes desde el PSOE siguen sus pasos y azuzan al Gobierno a
que acabe con lo que consideran una situación privilegiada. Zapatero habló alto
y claro, por primera vez, al respecto: no tiene prisa en modificar el actual
sistema. Es más, recuerda a los desmemoriados que la revisión global de los
acuerdos con la Santa Sede ni figura entre las prioridades de su Gabinete, ni
estuvo presente en su discurso de investidura, no figuró en el programa con el
que ganó las elecciones.
La Razón, jueves 21 de octubre de
2004 . ** Esther L. Palomera
Madrid- Lo apuntó Alfredo Pérez Rubalcaba hace
unos días y lo oficializó ayer el presidente del Gobierno. Zapatero aclaró que
no tiene ninguna prisa en modificar el actual sistema de financiación de la
Iglesia Católica hasta que pase el periodo de transición que le permita obtener
por sí misma los recursos económicos necesarios. El jefe del Ejecutivo hacía la
aclaración al hilo de una preguntar parlamentaria del coordinador general de IU,
Gaspar Llamazares. Sus palabras llegan, además, en el mismo momento, en el que
la financiación de la Iglesia ha abierto importantes divisiones tanto en el
Gobierno como en el PSOE entre quienes invocan el programa electoral con el que
se ganó las elecciones para que no se aborde un asunto que puede enfrentar a los
socialista con una parte de la sociedad española. Precisamente, Zapatero recordó
ayer que la revisión global de los acuerdos con la Santa Sede no se incluyó en
el programa electoral y tampoco fue objeto de comentario en su discurso de
investidura. «No está –apostilló–, tampoco, entre mis prioridades».
Su impresión es que los acuerdos de 1978 son
perfectamente compatibles con el principio de aconfesionalidad del Estado y,
también, con «la extensión de derechos y libertades individuales, como está
demostrado el Gobierno con sus iniciativas legislativas». En el aspecto
económico, tendió una mano a la Iglesia: «El Gobierno no tiene prisa en alterar
la situación de transitoriedad y de dialogar y negociar con la Iglesia
católica». También, una advertencia: «no hay interés en la confrontación, sólo
pido que se respete la voluntad que emana de esta Cámara y se recuerde que pero
la fe pertenece a la conciencia de cada persona, pero no se legisla».
No gustaron demasiado a Llamazares las palabras
del presidente. Primero porque, al margen de que se renegocien los acuerdos con
la Santa Sede, el de IU cree «importante que las iniciativas en materia de
derechos civiles no se condicionen a la opinión moral de un sector». Segundo
porque, en su opinión, «la jerarquía eclesiástica tampoco considera un aspecto
esencial, que es la separación de hecho entre la Iglesia y el Estado». Su
impresión es que hay que desvincular «ambos ámbitos en la jefatura del Estado,
en bodas, bautizos y otros óbitos, también en los ministerios, en el conjunto
del Estado, y en la educación medios de comunicación públicos». Llamazares
emplazó al Ejecutivo a que cumpla la ley y, en la financiación de la Iglesia
para el próximo año, no haga como otros Gobiernos, que se «tapaban los ojos y
pagaban a la Iglesia por encima de lo que pedían sus propios feligreses. Respete
todo, pero ningún privilegio».
Es la misma posición que defienden algunas voces
del PSOE, que llevan meses pidiendo no sólo la revisión de los acuerdos con la
Santa Sede, sino el sistema de financiación. Primero fue en el debate previo a
la elaboración del programa. Después, en el que precedió a la redacción del
documento marco del XXXVI Congreso Federal. Ahora, en el seno del Grupo
Parlamentario, con motivo de la elaboración de los Presupuestos Generales de
2005. En todas ellas, la dirección federal ha frenado el debate. Tanto, que en
el cónclave federal del pasado julio, Alfredo Pérez Rubalcaba «convenció» a los
compromisarios para que las enmiendas que apuntaban en esta dirección no se
sometiera a votación. Rubalcaba ha reconocido que, de no haber logrado el
acuerdo, la dirección federal hubiera perdido la batalla frente a quienes, desde
distintas federaciones, persiguen una política de punto y final con la Iglesia
Católica.