almudi.org Juan Pablo II dice que la humanidad está azotada por «la explosión de la violencia»
La Razón, lunes 13 de septiembre de 2004
Juan Pablo II pidió ayer que las
nuevas generaciones construyan «un futuro de paz»
A pesar de su evidente agotamiento físico, el
Santo Padre sigue dando muestras de que puede regir la Iglesia católica. Ayer
no olvidó su tradicional rezo dominical del Ángelus, y en él hizo una menció...
almudi.org Juan Pablo II dice que la humanidad está azotada por «la explosión de la violencia»
La Razón, lunes 13 de septiembre de 2004
Juan Pablo II pidió ayer que las
nuevas generaciones construyan «un futuro de paz»
A pesar de su evidente agotamiento físico, el
Santo Padre sigue dando muestras de que puede regir la Iglesia católica. Ayer
no olvidó su tradicional rezo dominical del Ángelus, y en él hizo una mención
especial a la «explosión de violencia» que hoy sufre el mundo. Arropado por
centenares de fieles en Castel Gandolgo, Juan Pablo II apura sus últimos días
de vacaciones después de dos agotadores viajes: uno a Lourdes en agosto para
conmemorar el dogma de la Inmaculada concepción; y el más reciente, la semana
pasada, para beatificar a tres miembros de Acción Católica.
Sara Martín
Madrid- Centenares de peregrinos se agolparon ayer en el patio de la
residencia pontificia de Castel Gandolfo, la localidad cercana a Roma –tan
sólo distan entre sí veinticinco kilómetros– en la que el Santo Padre pasa
sus últimos días del verano. El Santo Padre comenzó su habitual Ángelus
dominical con los peregrinos haciendo una mención especial a la virgen
María, pidiéndole que «vele por la humanidad» azotada, según él, por la
«explosión de la violencia». Aunque no hizo ninguna referencia geográfica
concreta, también aprovechó el momento, según informa Zenit, para hacer una
petición especial: «Que vele especialmente por las nuevas generaciones,
deseosas de construir un futuro de esperanza para todos». Juan Pablo II hizo
referencia a las palabras pronunciadas en su reciente viaje a Loreto la
pasada semana: «contemplación, comunión y misión». «La contemplación –aclaró
el Pontífice– para caminar por el camino de la santidad; la comunión para
promover la espiritualidad de la unidad; la misión para ser fermento
evangélico en todo lugar». Fue la misma consigna que había dado el domingo
anterior al despedirse de los 250 mil peregrinos, en su mayoría de la Acción
Católica, que habían participado en la localidad italiana de Loreto en la
beatificación de Alberto Marvelli, Pina Suriano y Pere Tarrés i Claret. El
Santo Padre, extenuado por su esfuerzo físico, se vio obligado a parar
varias veces para tomar aliento, mientras era aplaudido por la multitud,
impresionada por su ejemplo y su fortaleza. Al acabar el encuentro con los
fieles, Juan Pablo, a pesar de su evidente fatiga, saludó en diferentes
idiomas a los allí congregados con una voz sorprendentemente decidida. El
Papa, muy debilitado durante su peregrinaje en Lourdes, en el sur de
Francia, el fin de semana del quince de agosto, no dudó a la hora de
realizar un nuevo desplazamiento el pasado cinco de septiembre para celebrar
una misa multitudinaria al aire libre en el santuario mariano de Nuestra
Señora de Loreto, en el norte de Italia, para beatificar a tres miembros
pertenecientes a Acción Católica. Al final del rezo del Ángelus, dedicó unas
palabras a este carisma eclesial asegurando que la Iglesia cuenta con su
«fiel entrega a la gran causa del Reino de Cristo».