Almudi.org «Un político cristiano ha de ser consecuente»
Habla don José María Álvarez del Manzano:
Magno, la más alta distinción que otorga Su Santidad el Papa a las personas destacadas por su servicio público a la Iglesia era, entregada recientemente por el cardenal Antonio María Rouco Varela a don José María Álvarez del Manzano, Presidente de I F E M A y ex Alcalde de Madrid
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Almudi.org «Un político cristiano ha de ser consecuente»
Habla don José María Álvarez del Manzano:
Magno, la más alta distinción que otorga Su Santidad el Papa a las personas destacadas por su servicio público a la Iglesia era, entregada recientemente por el cardenal Antonio María Rouco Varela a don José María Álvarez del Manzano, Presidente de I F E M A y ex Alcalde de Madrid
AQUÍ Y AHORA Qué ha supuesto para usted la entrega de este galardón?
En principio, una ilusión muy grande, porque tengo en cuenta la importancia que tiene esta distinción, y en segundo lugar un estímulo para seguir cumpliendo mis obligaciones como cristiano. Dudo mucho que las haya cumplido hasta ahora, pero, desde luego, esto es un aliciente para seguir adelante.
¿A lo largo de su carrera, se ha encontrado con muchas dificultades para conjugar vida política y fe?
Yo siempre he considerado que los cristianos en la vida pública y vida privada tenemos que comportarnos según nuestras creencias, proceder con consecuencia. No se pueden decir cosas distintas de las que se creen, o hacer algo contrario de lo que uno piensa, y eso muchas veces supone ciertos impedimentos en la vida ordinaria. Yo he intentado por todos los medios, a lo largo de mi vida, dar testimonio de la fe en la que creo. Muchas veces, en la vida política, y en la profesional, para alcanzar un fin se utilizan medios que no son absolutamente legítimos, que no se adecuan a las creencias que uno tiene. Una persona cristiana no puede hacer determinadas cosas que otros sí hacen, como m e n t i r, producir daño deliberado a las personas, actuaciones confusas para obtener beneficios de las mismas… Y eso en el mundo de la política se hace a veces, y un cristiano eso no puede hacerlo. Una cosa es emplear la astucia, y otra, la mentira.
A veces da la impresión de que un político cristiano es más comprendido por el pueblo que por sus propios compañeros…
Hombre, hay veces que te toman a broma, y yo he tenido que ver cómo en los medios, e incluso dentro de la propia organización política a la que pertenezco, te toman a broma: «Claro, como éste va a misa…», y la gente piensa qué cosas haces tan raras. Pero así es la vida.
Hablando de la familia, usted alguna vez ha comentado que «no nos estamos parando a pensar qué tipo de sociedad estamos creando».
Verdaderamente , ¿qué tipo de sociedad estamos creando? En muchas ocasiones sé que he producido polémicas con mis declaraciones, pero siempre he creído que tenía que decir en cada momento lo que pensaba, consciente de que cuando yo lo decía, en mi época de alcalde, iba a suscitar un eco determinado. Creo que estamos haciendo que lo excepcional se transforme en ordinario, y no es así. Sigo creyendo que, desde el punto de vista del equilibrio, para el individuo, el seno de la familia es absolutamente esencial, y es más, las naciones donde la sociedad familiar es fuerte, se produce una mayor estabilidad incluso desde el punto de vista político, ya no sólo desde el punto de vista social. Creo que alterar esa célula esencial de la sociedad, es perjudicial para la propia sociedad.
Estamos asistiendo a una época terrible de maltratos en la familia y de violencia en general. ¿Dónde cree que se esconden las soluciones?
Se ha dicho muchas veces, en los últimos tiempos: «Esto no ocurría antes». No sé si no ocurría o no se conocía, porque, afortunadamente, hay mayor transparencia en los medios y hoy se conocen cosas que antes no se conocían, incluso por vergüenza de la propia familia, y a lo mejor antes existía el mismo grado de malos tratos. Pero posiblemente, en los últimos tiempos, la concatenación de una serie de circunstancias ha podido hacer, yo no sé si que se conozcan más, o que haya mayor número de casos. Cuando de verdad quieres a una persona, lo que deseas es el bien para ella. Es muy difícil maltratar a una persona a la que quieres de verdad. Cuando se producen uniones transitorias, donde no existe el amor auténtico, la entrega al otro hasta el punto de sacrificarte por él, pueden surgir muchas desavenencias, desajustes… Cuando no hay amor, las relaciones entre las personas no funcionan.
¿Cuáles son los problemas principales con los que se enfrentan hoy las personas que viven en una gran ciudad como Madrid?
En las grandes ciudades no hay cosa más dura que la soledad, rodeado de personas. Eso, en una ciudad más pequeña, no sucede, porque el calor del conocimiento hace que no te sientas un número más. Hay egoísmo, todo el mundo intenta acudir a sus problemas, y no se acuerda de los demás; todos andamos muy individualistas, todos queremos nuestro beneficio propio con independencia del que está al lado. Yo creo que quien triunfa en la vida es el que es capaz de hacer feliz a los que le rodean. La sociedad actual adolece de excesivo hedonismo, se adora al dinero y al poder, y no se preguntan cómo se ha conseguido, y en definitiva nos vamos enquistando en nosotros mismos y nos olvidamos de los demás. A. Llamas Palacios