El matrimonio y la familia. (Alfa y Omega Nº 403/20-V-2004)
El autor de este artículo es sacerdote y doctor en Teología, y resume las conclusiones de los VI Diálogos Teológicos que tuvieron lugar en la Biblioteca Almudí, de Valencia, recientemente, y que se centraron en la lectura y la reflexión del Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España
La lectura del Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España publicado recientemente por la Conferencia Episcopal Española, y la reflexión planteada por diversos ponentes que han intervenido en los VI Diálogos Teológicos, que han versado sobre la familia, y que ha organizado la Biblioteca Almudí, de Valencia, manifiestan un notable progreso y una creciente profundidad en el tratamiento y análisis del matrimonio y la familia. Respetando el fundamento ineludible de la institución familiar, se apuntan interesantes elementos que permiten calar más a fondo en la idea que hace más de veinte años, en la Exhortación apostólica Familiaris consortio, proponía Juan Pablo II: Familia, sé lo que eres.
En estos últimos tiempos, quizá de un modo particular a partir de la promulgación de la encíclica Humanae vitae, hemos asistido a un proceso de racionalización de las cuestiones que afectan a la familia, con la consiguiente sectorización. Se ha debatido mucho, casi siempre desde un punto de vista estrictamente racional –en ocasiones desde una posición puramente emotiva–, acerca del modo de entender la paternidad responsable, la crisis de la pareja, la condición de los hijos, como derecho o como don de Dios, la felicidad en el matrimonio, el derecho de los padres a la educación de los hijos… Pero cuando este debate se plantea desde puntos de vista estrictamente racionalistas, o desde posturas ideológicas enfrentadas, el resultado acaba siendo contradictorio y oscuro. Monseñor Reig, en la presentación del Directorio, recordaba que hay un proyecto de Dios sobre la persona y la familia y, desde ese presupuesto, siempre cabe proyectar una luz nueva y clarificadora sobre tan controvertido panorama. No es que se pretendan soslayar los problemas que estas cuestiones han venido suscitando, sino más bien se trata de profundizar en ese proyecto divino y, desde ahí, afrontar con calma y sosiego todas cuestiones.
Nos ha sorprendido la polémica suscitada por los números 11 y 12 del Directorio, recogida y amplificada por los medios de comunicación, cuando, al hilo de «las heridas producidas en aquellas personas que han fracasado en su matrimonio», los obispos constatan que nos encontramos ante un «alarmante aumento de la violencia doméstica; ante abusos y violencias sexuales de todo tipo, incluso de menores, en la misma familia; ante una muchedumbre de hijos que han crecido en medio de desavenencias familiares, con grandes carencias afectivas y sin un hogar verdadero. La Iglesia es consciente de esta desastrosa situación y, por ello, tiene la obligación de denunciarla y acudir en ayuda de todos los que la padecen».
Se ha acusado a los obispos de pretender echar la culpa de determinados males sociales a la desintegración de la familia. Los pastores afirman, ciertamente, que las heridas provocadas por las rupturas familiares y por la revolución sexual favorecen esas situaciones desastrosas, pero en ningún momento concluyen que sean su causa principal. Hay muchas razones de fondo que caen fuera del objetivo del Directorio.
Si alguien preguntara por qué se afirma la relación entre crisis familiar y desestructuración social, la respuesta requeriría de una profundización en los conceptos de amor y persona que están en la base de la institución familiar. Si la familia se rompe por un mal uso de la libertad, la persona pierde el ámbito de amor que la constituye como tal y comienza su proceso de despersonalización, que acaba en la deshumanización.
Matrimonio orientado a la vida
la vida conyugal, que se prolonga en los hijos. Como expone el Directorio, mediante la transmisión de la vida, los esposos realizan la bendición original del Creador y transmiten la imagen divina de persona a persona, a lo largo de la Historia. El recurso a los métodos naturales de control de la fertilidad, como medio para vivir la paternidad responsable, ha sido equivocadamente entendido como una forma de anticoncepción permitida por la Iglesia. Nada más lejos de la realidad. Mientras que la anticoncepción se sitúa en un contexto hedonista, los métodos naturales suponen una forma de dominio y, por tanto, de vivir la virtud de la castidad. En este sentido, sería deseable que dichos métodos fueran mucho más conocidos y reconocidos.
Aunque es la familia la que debe irradiar su propia identidad, el Estado debe defender y proteger debidamente sus derechos. Se pide una política familiar respetuosa con la familia, conforme al principio de subsidiaridad. Es necesario definir los aspectos que el Estado debe amparar y proteger.
Al mismo tiempo, no hay que dejar de proclamar ciertas incoherencias de algunas políticas familiares. El propio Directorio señala la contradicción entre la preocupación de los gobernantes por el bajísimo índice de la natalidad, que afecta a la mayor parte de países de Occidente y particularmente al nuestro, y la poca atención que se dedica a esta cuestión comparado, por ejemplo, con la enorme importancia que se otorga a «las formas alternativas de convivencia afectiva». Resultaría necesario establecer una jerarquía de prioridades, en la que el matrimonio, como forma originaria e institucional, de relevancia social incuestionable, recibiera una atención privilegiada.
Los temas apuntados alrededor de la la familia pueden sugerir líneas de estudio y profundización, que vayan aquilatándose y desarrollándose en este tiempo, para contribuir a que el Encuentro Mundial de las Familias con el Papa –que el año 2006 tendrá lugar en Valencia– pueda iluminar a todos, tanto en el plano intelectual como en el vital.
Javier Palos
http://www.alfayomega.es/aqui_ahora/aa_reportaje1.html
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |