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Jaime Mayor Oreja habla para LA RAZÓN de la situación del clero y de los obispos vascos «La esperanza eclesial vasca habrá que buscarla en las siguientes generaciones de sacerdotes».

Sus amigos dicen que «el problema de Jaime Mayor Oreja es que se cree lo que dice». Eso explica el énfasis que pone a sus razonamientos este vasco de 52 años, casado y con cuatro hijos, que nació en la calle Oquendo de San Sebastián, la misma donde vivió Pío Baroja. No oculta su pesimismo sobre el presente de su tierra natal. Está persuadido de que tendrán que pasar generaciones para que los vascos reencuentren en la fe, y no en la política, «la directriz principal de sus vidas». Acusa a ETA de «haber sumido a la Iglesia en el País Vasco en la crisis más profunda de su historia».

«Tengo esperanza en las futuras generaciones de curas del País Vasco»

José Joaquín Iriarte - Madrid.-

Jaime Mayor Oreja lleva años en la primera línea de la política nacional luchando contra el nacionalismo excluyente y contra esa lacra llamada ETA. Como católico está preocupado por la pastoral que viene desarrollando la Iglesia en Vascongadas.

--- ¿La radicalización del PNV ha decepcionado a algunos católicos que votan a dicho partido?

Es, sobre todo, una tragedia, porque de alguna manera viene a sustituir en la vanguardia de la ruptura al proyecto político de ETA. Y ya sabemos lo que es ETA. Más que una organización contra España, es una organización que ha sumido a la Iglesia vasca en la crisis más profunda de su historia, porque es la antítesis de lo que significa la doctrina cristiana. Representa todo lo contrario de las enseñanzas de la Iglesia. Abrazar un proyecto político, el de la ruptura, el de ETA, como lo hizo el PNV en Estella, y todavía continuar ahí, es un suicidio político y una tragedia para lo que significan los valores cristianos.

--- ¿En los últimos tiempos ha notado algún cambio por parte del episcopado vasco?

Mentiría si dijera que he tenido contactos en los últimos tres años. Los tuve antes con mucha frecuencia. En estos momentos, no tengo ningún termómetro que mida si hay cambios o no. Desde fuera, no he percibido nada especial. En cualquier caso, no he tenido ocasión de comprobarlo personalmente.

«El cambio llegará»

--- ¿Y en cuanto al clero?

En dos o tres años no se producen cambios sociales profundos. La esperanza habrá que buscarla en las siguientes generaciones dentro de la Iglesia. Yo, que soy un hombre de fe y de esperanza, estoy seguro de que llegará ese momento, pero que va a costar. La crisis es profunda. Que la política no sea la directriz principal de las conciencias, que otra vez la religiosidad imprima carácter al alma de los vascos, es un proceso de muchas generaciones. Llegará, pero costará.

--- Con frecuencia, el Papa se refiere al peligro del «nacionalismo exacerbado» ¿El PNV lo padece?

Hoy es un nacionalismo radical, porque esencialmente ha necesitado, en su huida hacia delante o en su desesperación, abrazar el proyecto político de ETA. Por eso está en la ruptura, en la superación del marco constitucional español, y eso, sin duda, es un nacionalismo exacerbado. El Plan Ibarreche les va a exigir un reagrupamiento, una suma, una síntesis entre el mundo de ETA y PNV. Ojalá fracasen, por el bien del País Vasco, pero lo van a intentar. Será la segunda fase del proyecto.

--- ¿Cree usted, como se dice, que ETA está bajo mínimos?

ETA es una organización para el terror y para la ruptura al mismo tiempo. Yo creo que está en una difícil situación como organización terrorista, pero hay algunos que le están regalando salvavidas todos los días como organización para la ruptura. Y por eso ahora tiene victorias pírricas que se las regala el PNV en Estella o Carod Rovira en Perpiñán. Por su fracaso como organización terrorista, en los momentos de mayor dificultad, encuentra siempre el incomparable apoyo de otras opciones. Y eso es lo que hoy está sucediendo en España. Es una organización que está en sus peores momentos, pero que políticamente algunos le permiten liderar los proyectos políticos en los que se embarcan los demás.

«Falta de libertad»

--- ¿Cuál es el clima político en el País Vasco? ¿Difiere algo del de otras elecciones generales?

Creo que seguimos presididos por la falta de libertad. Lo digo porque estos días he estado haciendo campaña en el País Vasco y fuera del País Vasco. Y hay un abismo. En otros sitios puedes pasear por las calles. En el País Vasco, con el PP, no puedes hacerlo por muchos lugares.

--- ¿Y estos últimos años le han acercado más a Dios?

Siempre he creído que en el esfuerzo, y no en la ociosidad, encuentras a Dios. Encuentras a Dios y encuentras ese concepto de tu propia limitación en los momentos de adversidad. Desde que en 2001 dejé el Gobierno y me fui al País Vasco y no gané las elecciones y tuve que padecer esa insultante superioridad de los nacionalistas y otras cosas, han sido años de dificultad. Y te das cuenta de que tienes una causa política y también unos principios, unas convicciones, unos valores, unas creencias que las necesitas más que nunca para afrontar estas travesías.

«PNV y ETA pueden fracasar»

--- ¿Qué tiene que pasar para que Ibarreche replantee su famoso Plan?

PNV y ETA pueden fracasar este año en su negociación. El PNV y su Gobierno aportan el poder y ETA el proyecto político. Es una tarea difícil, pueden fracasar. Pero tienen encaminada la negociación. Vamos a trabajar sobre el escenario más desfavorable. La única solución es ganar al nacionalismo vasco en el País Vasco. La fórmula para terminar con el Plan Ibarreche son las urnas. Los vascos, desde las urnas, somos los que tenemos que protagonizar ese final.

--- ¿La encuesta del CIS no moviliza más a los socialistas que a los votantes del PP?

Las encuestas tienen siempre un valor orientativo. Lo que sí sé es que esa encuesta dice que tenemos que seguir trabajando porque nos sitúa en el empate entre una mayoría absoluta y no absoluta.