Almudi.org. La verdad sobre el Sida
(Por: Mariana Moller, Mujer Nueva, 2003-12-04)
A veinte años del descubrimiento del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), la prevención continúa siendo la piedra
angular para el control del SIDA. Según un informe de la ONU, hecho público
hace unos días, el número de muertes por SIDA nunca había sido tan elevado
como en 2003. África sigue siendo el continente más castigado por la
proliferación del VIH. Uganda es el único país af...
Almudi.org. La verdad sobre el Sida
(Por: Mariana Moller, Mujer Nueva, 2003-12-04)
A veinte años del descubrimiento del virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH), la prevención continúa siendo la piedra
angular para el control del SIDA. Según un informe de la ONU, hecho público
hace unos días, el número de muertes por SIDA nunca había sido tan elevado
como en 2003. África sigue siendo el continente más castigado por la
proliferación del VIH. Uganda es el único país africano que, tras haber
adoptado una política de lucha contra la promiscuidad sexual e impulso de la
fidelidad monógama, ha rebajado la tasa de infectados de SIDA del 15% al 5%.
La triste novedad del citado informe: esta vez, el aumento se
ha producido, sobre todo, por relaciones heterosexuales y las mujeres son las
que más se han contagiado.
Desde los mismos inicios de la expansión mundial de esta
enfermedad, resultó evidente que la educación y la información son, si bien
no las únicas, sí las principales estrategias de prevención con que se
dispone. Las estadísticas confirman que la abrumadora mayoría de los casos de
transmisión del VIH implican actitudes que están íntimamente relacionadas con
el comportamiento y las relaciones humanas: cambios frecuentes de pareja sexual,
infidelidad, prostitución, drogadicción, entre otras. Es por ello que, el
objetivo primario de todo programa de prevención para que sea realmente eficaz,
debe ser el de modificar esas actitudes que hacen al individuo susceptible de
contraer el virus. Y eso no se logra con la distribución de preservativos, como
ya lo sabemos. Lo afirma incluso la Organización Mundial de la Salud en la
resolución de su Consejo Ejecutivo del 29 de enero de 1992: "La OMS quiere
que se sepa que sólo la abstinencia o la absoluta fidelidad eliminan el riesgo
de la infección".
Por lo mismo, la información debe ajustarse estrictamente a
la verdad so pena de que todo el programa de prevención pierda credibilidad o
eficacia. Tal es el caso de la promoción del condón como "sexo
seguro", es decir libre de riesgos, lo cual no se ajusta plenamente a la
verdad. En varios estudios durante la última década, se ha detectado una
variable tasa de fallos, en dependencia del país, las edades estudiadas, el
tipo de condón utilizado, entre otros factores. Si tenemos en cuenta que lo que
se juega con cada fallo es la vida de uno o incluso de varios seres humanos, la
situación no resulta tan sencilla. Este tipo de mensajes hace que en las
personas se genere una falsa sensación de seguridad y que lejos de abandonar
las prácticas sexuales riesgosas, las incrementen, al sentirse
"protegidos", aumentando a su vez estadísticamente la posibilidad de
resultar contagiados o de contagiar.
Urgen medidas preventivas que promuevan conductas y formas de
asumir una sexualidad madura y responsable, contrarrestando los nocivos patrones
de conducta sexual imperantes en nuestra sociedad. Y no se trata de vano
moralismo ni de embarcar en discursos negativos y apocalípticos que ya han
formado parte de varias campañas de prevención (¿se acuerdan de aquel que
decía algo así como contra el SIDA no hay remedio? ¿O las peroratas que
anunciaban el fin de la humanidad?). Pero tampoco nos pasemos de listos con
eslóganes como el "póntelo" (el preservativo) o
"cuídate". Estamos en un momento clave para afrontar el problema de
frente: la única arma contra el SIDA es la educación en los valores, y eso no
solamente mientras no se descubre una vacuna que la prevenga.
Resulta vital para la prevención del VIH/SIDA, la educación
ética de las personas. Educación ética significa formar a partir de los
valores. Donde no hay valores, no hay verdadera educación; puede haber
instrucción, entrenamiento, pero nunca educación. Es preciso tener presente
que la adquisición de los valores no procede de su conocimiento racional o su
memorización, sino que estos se transmiten y son asumidos por los individuos en
procesos vivenciales; por decirlo de otra forma, los valores "se
contagian" si son vividos y testimoniados.
Educar en los valores consiste en ir despertando y
alimentando la sensibilidad, el sentido ético, esto es, la capacidad de la
persona para captar y hacer suyos los valores, educándola para el
discernimiento, ante las circunstancias y situaciones que deberá encarar a lo
largo de su vida.
De más está decir pues, la crucial importancia que juega la
familia, pues es en este ámbito donde se vivencian de forma privilegiada los
valores. El punto clave está en que se enseñe sobre la importancia de una
sexualidad ordenada, de la unión que existe entre amor y sexualidad, del valor
de la fidelidad.
El amor es una de esas palabras cargadas de los más variados
sentidos. Pero decirle a alguien te amo, no es lo mismo que pensar te deseo o me
siento atraído por ti. El amor auténtico hace a la persona más completa. Todo
lo contrario a lo que asistimos actualmente. Se confunde amor con satisfacción
de una pulsión instintiva, animal. Aquí viene muy a cuento una frase
inmejorable del psiquiatra español Enrique Rojas: "Cuando el animal tiene
lo que necesita, se calma y deja de necesitar. El hombre es un animal en
permanente descontento. Siempre quiere más. Por eso, el conocimiento de lo que
es el amor le va llevando hacia lo mejor. El amor es lo más importante de la
vida, su principal guión. Lo expresaría de forma más rotunda:yo necesito a
alguien para compartir mi existencia".
A alguien, no a algo, que es en lo que se han convertido las
personas en la relación sexual "amorosa" de hoy. Como en la película
de Truffaut, Jules et Jim, que, aunque de 1961, adelantaba ya algo de nuestra
sociedad posmoderna en la escena en la que Jules se encuentra con un viejo amigo
en un bar y éste le presenta a su bellísima acompañante: "No le
hables" -decía el amigo- "ni oye, ni puede responder. Es sordomuda.
Puro sexo".
Hoy se defiende precisamente un amor-mentira, como si fuera
una verdad. Comenta un autor: "Los mitos actuales han rebajado el sentido
de la sexualidad hasta despojarla de todo contenido humano como si fuera un
simple fenómeno zoológico o una vulgar forma de entretenimiento y
diversión." Sin embargo, la posibilidad de un amor total, exclusivo,
responsable, fiel y fecundo, con el peso que cada uno de estos calificativos
conlleva, le da a la sexualidad humana su dimensión de dignidad y de grandeza y
la preservan de la "banalización" y la "animalización"
reinantes. Sólo hay que hacer la prueba.
http://www.mujernueva.org/analisis/articulo.phtml?id=2603