Almudi.org. Las Naciones Unidas y la clonación
Naciones Unidas: contra lo anteriormente establecido
Ante la imposibilidad de lograr consenso, treinta países que
buscaban aprobar la clonación de embriones humanos para ser utilizados como
cobayas propusieron crear un vacío legal, a nivel internacional, durante dos
años. La peligrosa decisión pasó por un solo voto. De este modo, en los
veinticuatro próximos meses, cualquier científico o dictador podrá clonar o
mandar clon...
Almudi.org. Las Naciones Unidas y la clonación
Naciones Unidas: contra lo anteriormente establecido
Ante la imposibilidad de lograr consenso, treinta países que
buscaban aprobar la clonación de embriones humanos para ser utilizados como
cobayas propusieron crear un vacío legal, a nivel internacional, durante dos
años. La peligrosa decisión pasó por un solo voto. De este modo, en los
veinticuatro próximos meses, cualquier científico o dictador podrá clonar o
mandar clonar a seres humanos, sin problema alguno por parte de la comunidad
internacional. Detrás de este voto hay intereses económicos no confesados,
denuncia la Santa Sede
Por un solo voto, de aquí a 2005, la comunidad internacional
no pondrá ningún límite a la clonación humana. Así lo decidió, el 6 de
noviembre pasado, tras laboriosas semanas de negociación, un comité de las
Naciones Unidas. Ningún tratado internacional, por tanto, podría impedir que
un científico, empresario o dictador loco se embarque en una aventura sin
retorno, que además promete ser una fuente sorprendente de ingresos. El asunto
había sido planteado a la Asamblea General por Francia y Alemania, quienes
pidieron a la ONU la redacción rápida de un tratado que prohibiera la
clonación humana, cuestión que cuenta con el respaldo prácticamente unánime
de la comunidad internacional. La fisura la creó un grupo de países liderado
por Bélgica, al que al final se sumaron 30 países, entre ellos Francia,
Alemania, Japón, Brasil, Sudáfrica y Gran Bretaña, quienes pidieron hacer
excepciones a la propuesta de prohibición para permitir la así llamada
clonación terapéutica, es decir, la que crea y sacrifica embriones humanos con
objetivos de investigación.
Costa Rica, en el respeto de los derechos fundamentales de
toda persona, propuso, por el contrario, que el tratado prohiba todo tipo de
clonación de embriones humanos, pues no se puede crear y eliminar vidas humanas
como si fuera simple material de laboratorio. Por otra parte, recordó la
delegación centroamericana, si se permite la clonación terapéutica, ¿quién
podrá controlar que en algún país o laboratorio no se reproduzca a seres
humanos clonados?
Cuando los debates comenzaron, en septiembre, esta segunda
propuesta gozaba del apoyo de 30 países. Antes de la votación, a inicios de
noviembre, eran ya 66, convirtiéndose en una amplia mayoría relativa. Entre
ellos, se encontraban España, Estados Unidos, Italia y, obviamente, la Santa
Sede, que no tiene voto, pero sí puede participar en las discusiones.
Al verse en clara minoría, los países que buscaban abrir
puertas a la clonación afirmaron que, en una cuestión tan importante, sería
necesario un parecer unánime, o al menos de una amplia mayoría. De este modo,
propusieron no hacer nada, a pesar de los peligros inmediatos que una decisión
así comporta, sobre todo si se tienen en cuenta los intentos de clonación
aplicados por el doctor italiano Severino Antinori, o por exponentes de la secta
de los Raelianos. La propuesta de aplazar durante dos años la decisión, que
fue bautizada con el nombre de moción de no acción, recibió el apoyo de la
Organización de la Conferencia Islámica (OCI), que de este modo se convirtió
en eje de la balanza. La moratoria fue sometida al voto de la Comisión, que la
aprobó por los votos de 80 países a favor, 79 en contra y 15 abstenciones.
Participaron 174 países de los 191 que forman parte de la ONU.
El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, el
arzobispo Celestino Migliore, ha calificado de decepcionante la decisión final
de la Comisión, pues de este modo se ha creado durante dos años «un vacío
jurídico internacional, por lo que podrían seguir avanzado posibles
experimentos». Según el prelado, detrás de las propuestas de clonación
terapéutica hay intereses «que no son confesados». «Con este procedimiento,
prácticamente se detiene la posibilidad de expresarse sobre una cuestión de
fondo, que forma parte de lo que es el debate del siglo XXI –denunció–.
Seguramente estas cuestiones económicas y comerciales, por desgracia, entre
bastidores, han tenido un gran peso».
La diplomática española doña Ana María Menéndez
consideró que ha sido un error postergar una decisión que, sin embargo, por la
gravedad de la materia, es «de carácter urgente».
Jesús Colina, Roma (Alfa y Omega)