Almudi.org. Uniones de hecho y matrimonio
En distintos países, los homosexuales reclaman el matrimonio
para ellos, y las uniones de hecho han obtenido algún tipo de reconocimiento
legal. Esto supone, dice David Frum, del American Enterprise Institute,
difuminar el matrimonio, en perjuicio de los niños (The Wall Street Journal,
16 octubre 2003).
19/11/2003.- El movimiento gay, dice Frum, no se
limita a demandar respeto e igualdad ante la ley para los homosexuales.
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Almudi.org. Uniones de hecho y matrimonio
En distintos países, los homosexuales reclaman el matrimonio
para ellos, y las uniones de hecho han obtenido algún tipo de reconocimiento
legal. Esto supone, dice David Frum, del American Enterprise Institute,
difuminar el matrimonio, en perjuicio de los niños (The Wall Street Journal,
16 octubre 2003).
19/11/2003.- El movimiento gay, dice Frum, no se
limita a demandar respeto e igualdad ante la ley para los homosexuales.
"Para algunos promotores del cambio, ‘vive y deja vivir’ no es
suficiente. Se han subido a un tren muy rápido, que no se detiene en ninguna
parada entre la despenalización de la homosexualidad y el pleno reconocimiento
legal de las relaciones homosexuales. Pero hay muchas paradas, y el matrimonio
es la más importante de todas".
"Comencemos con una premisa fundamental. Muchos creen
que el debate sobre el matrimonio homosexual es un debate sobre los gays.
No: es un debate sobre el matrimonio". Ahora que los sociólogos han
documentado la importancia que tiene para un niño criarse con su padre y con su
madre, resulta que un niño norteamericano tiene menos de una posibilidad entre
dos de cumplir 18 años en el mismo hogar que sus padres. "Esto debería
preocuparnos a todos. Y todo cambio en materia de política familiar debería
estar dirigido a un solo fin supremo: que los niños tengan mayor probabilidad
de crecer en un hogar estable".
"Admitir los matrimonios homosexuales reduciría esta
probabilidad. No es una opinión: es una observación empírica". En apoyo
de su tesis, Frum aduce los casos de los ocho países que han seguido ese
camino: Dinamarca, Francia, Holanda, Hungría, Islandia, Noruega, Suecia y –este
mismo año– Canadá. En todos ellos se ha creado alguna figura más o menos
equiparada al matrimonio, pero no exactamente igual. Por ejemplo, el Pacto Civil
de Solidaridad (PACS) francés (ver servicio 146/99) otorga muchos de los
derechos que tienen los casados, pero es mucho más fácil de disolver. Resulta
atractivo para las parejas que tienen miedo al compromiso matrimonial (cuatro de
cada diez PACS son de hombre y mujer). Algo similar ocurre en Canadá, solo que
ahí las categorías son más difusas. Una pareja canadiense que lleva dos años
de convivencia adquiere automáticamente, y sin trámite formal alguno, muchos
de los derechos de un matrimonio.
"Ahora pensemos qué significa esto. Antes el matrimonio
tenía una frontera muy clara: o estabas casado, o no lo estabas. Era un
compromiso serio, y la gente, por lo general, entendía que si uno no estaba
preparado para ese compromiso, no debía tener hijos hasta que lo estuviera.
Hoy, en Francia y Canadá y otros lugares, el matrimonio es un continuo, una
serie de gradaciones entre la verdadera soltería y el matrimonio formal".
Así, una mujer puede creer que su unión de hecho, legalmente reconocida, es
bastante estable para tener hijos; pero se equivocaría: la duración media de
las parejas de hecho está en torno a cinco años. Y ese casi-matrimonio no
valdría para sus hijos, porque a los niños no les basta tener un casi-hogar.
En conclusión, todo lo que difumine la distinción entre lo que es matrimonio y
lo que no lo es, irá en contra de la familia y multiplicará los niños sin
hogar estable. Pues "resultaría imposible decir a los jóvenes ‘no
tengáis hijos fuera del matrimonio’, porque ni siquiera sabrían –hasta que
fuera demasiado tarde– si estaban o no ‘dentro’ de un matrimonio".
Aceprensa.