Almudi.org. Multiculturalismo, nacionalismo y constitución europea
El cardenal Poupard reivindica en una ponencia en Madrid las raíces
cristianas del continente. La Razón, viernes 21 de noviembre de 2003
El presidente del Consejo Pontificio de la Cultura de la Santa Sede, el
cardenal Paul Poupard, inauguró ayer en Madrid un simposio de doctrina social
de la Iglesia convocado por la Conferencia Episcopal española para conmemorar
los 40 años de la publicació...
Almudi.org. Multiculturalismo, nacionalismo y constitución europea
El cardenal Poupard reivindica en una ponencia en Madrid las raíces
cristianas del continente. La Razón, viernes 21 de noviembre de 2003
El presidente del Consejo Pontificio de la Cultura de la Santa Sede, el
cardenal Paul Poupard, inauguró ayer en Madrid un simposio de doctrina social
de la Iglesia convocado por la Conferencia Episcopal española para conmemorar
los 40 años de la publicación de la encíclica «Pacem in Terris» del papa
Juan XXIII. Durante su intervención el cardenal francés afirmó que «un
pueblo sin memoria es un pueblo sin esperanza» e hizo alusión al borrador de
la futura Constitución europea: «No mencionar al cristianismo en la Constitución
es una deficiencia grave y peligrosa». Mar
Velasco - Madrid.-
El cardenal Poupard inauguró ayer en Madrid el simposio de doctrina
social de la Iglesia «Los derechos humanos, una defensa permanente»,
organizado por la Conferencia Episcopal española para conmemorar los 40 años
de la publicación de la encíclica «Pacem in Terris» de Juan XXIII.
En el simposio, que
concluirá el próximo sábado, Poupard recordó que la encíclica «Pacem in
Terris» fue el «verdadero testamento espiritual» de Juan XXIII: en ella,
afrontó el tema de la paz, apoyada sobre cuatro pilares, la verdad, la
justicia, el amor y la libertad, sin los cuales, la paz no será más que una
quimera». El cardenal se lamentó de que desde la promulgación de la encíclica,
y a pesar de que el mundo en estos cuarenta años ha cambiado drásticamente, «ironías
de la historia, sólo una cosa parece no haber mudado desde entonces, y es la
amenaza permanente para la paz».
Raíces cristianas
«La búsqueda de la identidad cultural construida armónicamente, se
convierte, pues, en una prioridad para la paz», afirmó Poupard, que a
continuación reivindicó las raíces cristianas del continente europeo: «Cuando
el Santo Padre recuerda incansablemente la importancia de las raíces cristianas
de Europa y, sacando fuerzas de su fragilidad, moviliza a la Santa Sede para
lograr que la futura Constitución de la Unión Europea incluya una referencia a
ellas, es evidente que no busca lograr una posición de privilegio para la
Iglesia católica», afirmó. «La Santa Sede, continuó el purpurado que no es
extraña a la construcción de Europa por su historia pasada y presente, trata
de salvaguardar con sus intervenciones, en beneficio de todos los europeos, su
propia identidad histórica. Una identidad perfectamente asumible tanto para
quien es creyente como para quien no lo es».
El borrador actual
del preámbulo de la Constitución se limita a mencionar la «inspiración de
las herencias culturales, religiosas y humanistas de Europa». Para el cardenal
Poupard, «sólo con buena voluntad puede reconocerse en esta aséptica
declaración la savia cristiana que ha forjado Europa. No mencionar el
cristianismo en la futura Constitución de Europa creo que es una deficiencia
grave. La omisión en la carta magna de Europa constituye una deficiencia
peligrosa. La afasia, lo sabemos, conduce a la amnesia, y ésta a la parálisis»,
afirmó.
Tras reconocer que
esta herencia cristiana «no es algo cristalizado, incapaz de admitir nuevas
aportaciones», Poupard aludió a dos de los grandes problemas a los que
actualmente se enfrenta el viejo continente: «si el nacionalismo y la xenofobia
llevan a la muerte por asfixia en Europa indicó, el multiculturalismo a
ultranza equivale a un suicidio programado. Por eso importa tanto que la futura
Constitución incluya una referencia explícita a estas raíces».
Esperanza de futuro
En cuanto a la petición presentada por el Papa para el reconocimiento
de las Iglesias cristianas en Europa, la futura Constitución se limita a una
simple mención en el artículo 51 del título VII, donde se dice que «la Unión
respetará y no prejuzgará el estatuto reconocido, en virtud del derecho
nacional, a las Iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas en los
Estados miembros». «Se trata continuó Poupard de un artículo que las
Iglesias comparten con las llamadas organizaciones filosóficas y no
confesionales , con las que la Unión mantendrá un diálogo abierto,
transparente y regular . Esta explicó Poupard es una solución poco afortunada
y que plantea no pocos problemas de tipo jurídico: ¿quiénes son estas
organizaciones filosóficas y no confesionales? ¿Es posible, a la luz de este
artículo distinguir entre sectas, movimientos religiosos alternativos e
Iglesias de arraigo en Europa?», se preguntó.
El cardenal concluyó
apelando a la memoria de los pueblos: «Un pueblo sin memoria es un pueblo sin
esperanza. Yo no creo en el futuro de una Europa que abandone a Cristo para
recorrer su camino en solitario. La memoria es la esperanza del futuro».
La
Razón