En el noveno consistorio de este pontificado, deja un nombre «in pectore»
CIUDAD DEL VATICANO, 21 octubre 2003.- Juan Pablo II creó este martes 30 nuevos cardenales, además de reservarse el nombre de otro «in pectore, y les pidió fidelidad «hasta el derramamiento de sangre» a la Iglesia.
En el noveno consistorio para la creación de cardenales convocado en estos veinticinco años de pontificado, el pontífice quiso pronunciar personalmente la fórmula en latín que acompaña la imposición del signo propio de la dignidad cardenalicia.
El color rojo púrpura del capelo, símbolo de la dignidad cardenalicia, proclamó en la fórmula, «quiere simbolizar que estáis dispuestos a comportaros con fortaleza hasta el derramamiento de la sangre por la expansión de la fe cristiana, por la paz y la tranquilidad del pueblo de Dios, y por la libertad y difusión de la Santa Iglesia Romana».
A diferencia de consistorios pasados, el Papa entregó uno tras otro en mano el capelo a los cardenales --en vez de colocárselo directamente en la cabeza-- y les entregó la Bula de creación cardenalicia y de asignación del título o diaconía de una iglesia de Roma, pues los cardenales son, según los orígenes de esta institución, el clero de Roma.
Los purpurados, a continuación, al regresar a sus puestos, intercambiaron un abrazo con el resto de los cardenales en un ambiente muy alejado de todo solemne protocolo. Juan Pablo II, al verles sonrientes y distendidos, se emocionó y en alguna ocasión tuvo que utilizar el pañuelo para secarse las lágrimas.
En la plaza de San Pedro del Vaticano brillaba el sol y la plaza estaba abierta por las estupendas flores venidas de Holanda que la han adornado desde el jueves, aniversario de este pontificado.
Antes de subir ante el Papa, en el atrio de la Basílica vaticana, los 30 nuevos purpurados pronunciaron el solemne juramento de obediencia y fidelidad a la Iglesia y al sucesor del apóstol Pedro, Juan Pablo II, y a sus legítimos sucesores.
El Santo Padre, que se reservó la lectura de las fórmulas solemnes del rito, delegó la lectura de la homilía que había preparado para la ocasión al arzobispo argentino Leonardo Sandri, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, comúnmente conocido como «el número tres del Vaticano».
En su mensaje, el Santo Padre insistió en la responsabilidad que asume el cardenal, que debe demostrar un amor a Cristo y a la Iglesia «hasta el sacrificio de la vida».
Para desempeñar su misión de pastores --los nuevos cardenales ayudan al Papa en la Curia Romana, desempeñan su ministerio arquidiócesis, o algunos de los ; otros se que tienen más de ochenta años se han destacado en el estudio y en la defensa de la doctrina católica y en el diálogo ecuménico-- el Santo Padre les pidió que ante todo sean «siervos humildes y desinteresados de los hermanos, huyendo de toda tentación de hacer carrera y de ganancia personal».
«Sólo si os hacéis siervos de todos cumpliréis con vuestra misión y ayudaréis al sucesor de Pedro a ser, a su vez, a ser el "siervo de los siervos de Dios"», concluyó la homilía preparada por el Papa.
Durante la oración universal se rezó por la Iglesia, por Juan Pablo II para sea confortado «por la consolación y la fortaleza del Espíritu Santo», por los nuevos cardenales, para que vivan «un servicio más intenso al Evangelio», y por los gobernantes para que sean promotores de paz, por los cristianos perseguidos, y por la comunión eclesial.
En la tarde del martes, los cardenales estuvieron a disposición de los peregrinos presentes en Roma para recibir su felicitación en espontáneos encuentros personales.
Este miércoles tendrá lugar la concelebración eucarística del Papa con los nuevos cardenales en la que les entregará el anillo cardenalicio.
De los 30 nuevos cardenales, 18 son europeos, tres latinoamericanos, dos norteamericanos, tres africanos, tres asiáticos y uno de Oceanía. Veintiséis tienen menos de 80 años, por lo que pueden participar en un futuro cónclave.
ZS03102105
Publicamos la homilía que pronunció este martes Juan Pablo II en el consistorio público para la creación de 30 nuevos cardenales, además de uno in «pectore». Fue leída por el arzobispo Leonardo Sandri, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano.
* * *
¡Venerados y queridos hermanos!
1. El encuentro de hoy constituye un nuevo momento de gracia en estos días particularmente densos de acontecimientos eclesiales. En este presente consistorio tengo la alegría de imponer el capelo cardenalicio a 30 beneméritos eclesiásticos, reservando «in pectore» el nombre de otro. Algunos son cercanos colaboradores míos en la Curia Romana; otros desempeñan su ministerio en veneradas Iglesias de antigua tradición o de reciente fundación; otros se han destacado en el estudio y en la defensa de la doctrina católica y en el diálogo ecuménico.
A todos y a cada uno les dirijo mi cordial saludo. De manera especial saludo a monseñor Jean-Louis Tauran y le doy las gracias por las meditadas palabras que me ha dirigido en nombre de quienes son agregados hoy al Colegio cardenalicio. Saludo también con afecto a los señores cardenales, a los venerados patriarcas, a los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, y fieles de todas las partes del mundo, venidos para acompañar a cuantos hoy son elevados a la dignidad cardenalicia.
En esta Plaza, como se ha subrayado oportunamente, resplandece hoy la Iglesia de Cristo, siempre antigua y siempre nueva, reunida en torno al sucesor de Pedro.
2. El Colegio cardenalicio, enriquecido con nuevos miembros, al reflejar todavía más la multiplicidad de razas y culturas que caracteriza al pueblo cristiano, pone de relieve la unidad de toda porción de la grey de Cristo con la cátedra del obispo de Roma.
Vosotros, venerados hermanos cardenales, por el «título» que se os atribuye, pertenecéis al clero de esta ciudad de la que es obispo el sucesor de Pedro. De este modo, por una parte ampliáis, en cierto sentido, la comunidad eclesial que está en Roma hasta los últimos confines de la Tierra; por otra, hacéis presente en ella a la Iglesia universal. Se expresa de este modo la naturaleza misma del Cuerpo místico de Cristo, Familia de Dios que abraza pueblos y naciones de todo lugar, con el vínculo de la única fe y de la única caridad. Pedro es el fundamento visible de esta comunión. En el desempeño de su ministerio, el sucesor del pescador de Galilea cuenta con vuestra colaboración fiel; os pide que lo acompañéis con la oración, mientras invoca el Espíritu Santo para que no se debilite nunca la comunión entre todos aquellos a los que el Señor «ha elegido como vicarios de su Hijo y ha constituido pastores» (Misal Romano, Prefacio de los Apóstoles I).
3. El color rojo púrpura del hábito cardenalicio evoca el color de la sangre y recuerda el heroísmo de los mártires. Es el símbolo de un amor a Jesús y a su Iglesia que no experimenta límites: amor hasta el sacrificio de la vida «hasta el derramamiento de sangre» («usque ad sanguinis effusionem»).
Grande es el don que se os ha hecho, y al mismo tiempo, grande es la responsabilidad que comporta. El apóstol Pedro, en su primera Carta, recuerda las tareas fundamentales de todo pastor: «Apacentad la grey de Dios que os está encomendada --dice--..., siendo modelos de la grey» (1 Pedro 5, 1-2). Es necesario predicar con la palabra y con el ejemplo, como bien subraya también la exhortación apostólica postsinodal «Pastores gregis», que firmé el jueves pasado en presencia de muchos de vosotros. Si esto es válido para todo pastor, vale aún más para vosotros, queridos y venerados miembros del Colegio cardenalicio.
4. En la página evangélica que se acaba de proclamar, Jesús indica, con su ejemplo, cómo llevar a cumplimiento esta misión: «el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos» (Marcos, 10 43-44). Los apóstoles sólo comprendieron el pleno significado de estas palabras después de la muerte y con la ayuda del Espíritu supieron aceptar hasta el fondo su exigente «lógica».
Este mismo programa, sigue presentando el Redentor a quienes asocia de manera más cercana a su misión con el sacramento del Orden. Les pide que se conviertan a esta «lógica», que está en claro contraste con la del mundo: morir a sí mismos para ser siervos humildes y desinteresados de los hermanos, huyendo de toda tentación de hacer carrera y de ganancia personal.
5. Queridos y venerados hermanos: sólo si os hacéis siervos de todos cumpliréis con vuestra misión y ayudaréis al sucesor de Pedro a ser, a su vez, a ser el «siervo de los siervos de Dios», como le gustaba calificarse a mi santo predecesor Gregorio Magno.
Se trata ciertamente de un ideal difícil de realizar, pero el Buen Pastor nos asegura su apoyo. Podemos contar, además, con la protección de María, Madre de la Iglesia, y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, columnas y fundamento del pueblo cristiano.
Por lo que a mí respecta, os renuevo mi estima y os acompaño con un constante recuerdo en la oración. Que Dios os conceda la gracia de entregar totalmente vuestra vida por las almas, en las diferentes misiones que os confía.
A todos os imparto con afecto mi bendición.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit]
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Los treinta nuevos cardenales Breve semblanza biográfica
CIUDAD DEL VATICANO, 21 octubre 2003 (ZENIT.org).- De los 30 nuevos cardenales, creados por Juan Pablo II en el consistorio de este martes, 18 son europeos, tres latinoamericanos, dos norteamericanos, tres africanos, tres asiáticos y uno de Oceanía.
Veintiséis tienen menos de 80 años, por lo que pueden participar en un futuro cónclave. Entre los nuevos cardenales, siete son cercanos colaboradores del Papa en la Curia romana, 19 son pastores de importantes diócesis, y cuatro, de más de ochenta años, se han destacado en el estudio y en la defensa de la doctrina católica y en el diálogo ecuménico.
Presentamos unos breves rasgos biográficos de cada uno de ellos.
Colaboradores del Papa en la Curia romana
Jean-Louis Tauran
Francés de 60 años. Desde 1990 hasta hace pocos días ha sido secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, comúnmente conocido como «ministro de Asuntos Exteriores» del Papa.
Renato Martino
Italiano de 71 años. Tras haber sido representante de la Santa Sede en la ONU durante 16 años, en 2002 fue nombrado presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
Francesco Marchisano
Italiano de 74 años. Actualmente es arcipreste de la Basílica de San Pedro y vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano. Hasta hace unos días ha sido presidente de la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales.
Julián Herranz Casado
Español de 73 años. Miembro del Opus Dei, experto en Derecho Canónico, es el presidente del Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos.
Javier Lozano Barrágan
Mexicano de 70 años. Tras ser obispo auxiliar de México y obispo de Zacatecas, el Papa le nombró presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud en 1997.
Stephen Fumio Hamao
Japonés de 73 años. Arzobispo emérito de Yokohama, es presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes.
Pastores de diócesis
Attilio Nicora
Italiano de 66 años. Desde 2002 es presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.
Angelo Scola
Italiano de 61 años. Ha participado en la incipiente vida del movimiento Comunión y Liberación. Desde 2001 es patriarca de Venecia, tras haber sido rector de la Universidad Pontificia de Letrán. Teólogo de prestigio.
Anthony Olumbunmi Okogie
Nigeriano de 67 años, hijo Lucy Adunni, princesa Yoruba. Arzobispo de Lagos desde hace treinta años fue una de las voces que se alzaron contra la dictadura del general Sani Abacha.
Bernard Panafieu
Francés de 72 años. Arzobispo de Marsella desde 1995, es teólogo y miembro del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.
Gabriel Zubier Wako
Sudanés de 62 años, una de las grandes sorpresas del consistorio. Desde 1981 es arzobispo de la capital, Jartum. Ha promovido la paz en la guerra civil que dura desde hace ya más de 30 años. Apasionado compositor de música, sobre todo litúrgica.
Carlos Amigo Vallejo
Franciscano español de 69 años. Tras haber sido arzobispo de Tánger (Marruecos) fue nombrado arzobispo de Sevilla en 1982. Es miembro de la Comisión Pontificia para América Latina.
Justin Francis Rigali
Estadounidense de 68 años. Ha desempeñado su ministerio sacerdotal y episcopal al servicio de la Santa Sede (ha sido secretario de la Congregación de los Obispos y del Colegio Cardenalicio). En 1994 fue nombrado arzobispo de Saint Louis y el pasado 5 de julio arzobispo de Filadelfia.
Michael Patrick O’Brien
Nacido en Irlanda del Norte, hace 65 años, su familia se trasladó a Escocia cuando tenía 10 años. Arzobispo de Edimburgo desde hace 18 años, es presidente de la Conferencia Episcopal de Escocia desde 2001. Es el tercer cardenal de Escocia desde tiempos de la Reforma.
Eusébio Oscar Scheid
Brasileño de 70 años, es religioso de los Padres del Sagrado Corazón de Jesús. En 1981 fue nombrado obispo de San José de los Campos, y en 1991 arzobispo de Florianópolis. El 25 de julio de 2001 fue nombrado arzobispo de San Sebastián de Río de Janeiro.
Ennio Antonelli
Italiano de 66 años. Tras haber sido secretario de la Conferencia Episcopal desde 1995, en 2001 Juan Pablo II le nombró arzobispo de Florencia.
Tarcisio Bertone
Italiano de 68 años, salesiano. Experto en Derecho Canónico, ha sido rector de la Universidad Pontificia Salesiana de Roma y desde 1995 secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En ese cargo, se encargó de la revelación del Tercer Secreto de Fátima. En el año 2002 fue nombrado arzobispo de Génova.
Peter Kodwo Appiah Turkson
Es el primer cardenal de Ghana, de 54 años. Arzobispo de Cape Coast in Ghana desde hace diez años, es presidente de la Conferencia Episcopal de su país, oponiéndose a la violencia étnica.
Telesphore Placidus Toppo
Originario de la India, de 69 años, pertenece a la tribu Kurukh (Oraon). Presidente de la Conferencia de los Obispos Latinos de India, es desde hace 18 años arzobispo de Ranchi, en el estado de Jharkhand (India oriental).
George Pell
Australiano de 62 años. En 1996 fue nombrado arzobispo de Melbourne y en 2001 arzobispo de Sydney. Ha sido catedrático y es miembro del «Australian College of Education» y ha sido presidente de Caritas Australia. En febrero de 1998 participó en la Asamblea Constitucional en Camberra como delegado nombrado por el primer ministro.
Josip Bozanic
Croata de 54 años. Teólogo, es arzobispo de Zagreb y presidente de la Conferencia Episcopal de Croacia.
Jean-Baptiste Pham Minh Man
Vietnamita de 69 años. Con frecuencia ha sido contestado por el gobierno comunista de Vietnam. Es arzobispo de Ho Chi Minh (la antigua Saigón) desde 1998.
Rodolfo Quezada Toruño
Guatemalteco de 71 años. Ha sido Presidente de la Comisión Nacional de Reconciliación y Conciliador en el proceso de paz, desempeñando un papel decisivo para lograr el final de la sangrienta guerra civil, trabajando junto al obispo asesinado Juan Gerardi. Es arzobispo de Guatemala desde 2001.
Philippe Barbarin
Francés de 52 años nacido en Rabat (Marruecos). Ha sido misionero en Madagascar y en 1998, al ser nombrado obispo de Moulins, se convirtió en el pastor de diócesis más joven de Francia. Desde 2002 es arzobispo de Lyón, primado de los galos.
Péter Erdö
Húngaro de 51 años, es el cardenal más joven de la Iglesia. Es arzobispo de Budapest Esztergom-Budapest y primado de Hungría desde hace menos de un año.
Marc Ouellet
Canadiense de 59 años, es religioso de la Compañía de los Sacerdotes de San Sulpicio. Desde hace un año es arzobispo de Quebec, primado de Canadá. Entre 2001 y 2002 fue secretario del Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Teólogos de más de ochenta años
Georges-Marie Martin Cottier
Suizo de 81 años, es religioso dominico. En 1989 fue nombrado teólogo de la Casa Pontificia, es decir, teólogo consejero personal de Juan Pablo II.
Gustaaf Joos
Belga de 80 años. Párroco del pueblo flamenco de Landschouten, es amigo de juventud de Karol Wojtyla, cuando tras la segunda guerra mundial estudiaron juntos en el Colegio Belga de Roma.
Tomás Spidlik
Nacido en la República Checa, de 83 años, es religioso de la Compañía de Jesús. Reconocido como experto en teología espiritual del Oriente cristiano, alcanzó fama mundial con los ejercicios espirituales que predicó al Papa y a la Curia romana en 1995.
Stanislas Nagy
Polaco de 82 años, es religioso de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús. Es profesor emérito de la Universidad Católica de Lublín, en la que también enseñaba Karol Wojtyla, amigo de juventud. Es un reconocido experto en ecumenismo.
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