25 estudiantes valencianos dedican sus vacaciones a los más pobres de Nicaragua
(galería fotográfica)
Fernando Cuevas, 10 de agosto 2003
Almudi.org
A principios de julio, 25 universitarios partieron de Valencia hacia "el Crucero", un pueblo de Nicaragua situado a 25 Km. al norte de la capital, a 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar, para participar en un programa de acción social y ayuda humanitaria en aldeas, colegios y orfanatos que coordinaba la asociación valenciana Almudí.
Nicaragua es el país más grande en extensión de Centroamérica y el más pobre en lo económico. Elementos como la deuda externa, la tremenda corrupción de los políticos o los desastres naturales como el huracán Mitch en 1998 o los terremotos de Masaya y Apoyo en el 2000, han deteriorado y convertido este país de cinco millones de habitantes en un lugar donde no hay futuro ni presente ya que el 70% de la población activa está en paro y el 60% es analfabeta.
El grupo de "embajadores" valencianos, entre los cuales figuraban unos quince alumnos de la UPV, llevaba consigo 16 ordenadores " donados por la Universidad Politécnica de Valencia-, 40 flautas y atriles" del ayuntamiento de Buñol- y muchas cajas de ropa, medicinas y juguetes. Instalaron un aula de informática con los ordenadores que llegaron sanos y salvos después del viaje, y con los que consiguieron reparar. Por turnos de mañana y tarde fueron dando clases a treinta profesores de los colegios de los alrededores para que a su vez ellos pudieran iniciar a los niños en este nuevo mundo por descubrir para ellos.
Los 25 voluntarios dormían en la parroquia de "Nuestra Señora de la Victorias" . Una iglesia denominada " especial" por la cantidad de gente a la que abarca -23.000 personas para un solo sacerdote- y lo dispersas que están -un radio de 224 Km cuadrados con zonas selváticas de muy malos caminos-.
Algunos de los jóvenes, entre los que se encontraban tres seminaristas, llevaron a cabo una misión popular, que consistía en llegar precisamente a las aldeas más lejanas para dar catequesis de adultos y niños a todos aquellos que lo desearan, ya que este año 2003 ha sido declarado de evangelización y misión en toda Centroamérica. Al final, pocos días antes de la vuelta a España -el pasado 4 de agosto- se celebraron un gran número de bautizos, de primeras Comuniones y muchas bodas y Unción de enfermos en cada una de las aldeas. Las Confirmaciones fueron todas en El Crucero con el obispo auxiliar de Managua.
Como dijo el profesor de la Politécnica Rafael Vives "estas semanas pasando calor, sed y cansancio con los nicas han sido para todos nosotros unas clases de solidaridad y humanidad que no olvidaremos en nuestras vidas" ."Y es que -añade uno de los asistentes- el nacamatal, el pinolo o el payo pinto que nos daban para comer en todas las aldeas -y siempre pitaya como bebida-, nos sabía muy bien, aunque no eran alimentos a los que estábamos acostumbrados. Ante nuestra sorpresa, un día en una aldea llamada " Los Chocoyos" nos dijeron que nos iban a preparar una comida típica que no sabían si nos gustaría: " arroz a la valenciana" . No se parecía en nada a la paella pero nos supo a gloria. Desde entonces lo pedíamos siempre. Lo gracioso es que hasta entonces ellos ni sabían de donde venía el nombre ni que existiera una ciudad que se llamara Valencia.
Cuando por la noche se reunían los 25 era el momento de intercambiar experiencias. Fueron también conociendo a muchos niños necesitados, que siempre nos acogían con una sonrisa. Pronto decidieron acoger para esas semanas a uno de ellos al que sus padres no llegaban a atenderle. El primer día le duchamos y le cambiamos de ropa. Con él nos propusimos eso de "para educar a un niño hace falta la tribu entera" . Al final del veraneo sin hamaca costaba irse. Dejamos a niños como Enrique o tantos otros que habíamos conocido en los orfanatos sólo con la esperanza de volverlos a ver el año que viene.