Almudi.org Perfil del teleadicto
Es bien cierto que, hace algunos años, hablar de adicción a la
televisión se solía tomar entre los pedagogos, psicólogos y psiquiatras como
una licencia verbal, propia del lenguaje coloquial, sin mayor trascendencia.
Hoy, la mayoría de especialistas de la educación y de la salud mental creemos
que puede calificarse a ciertas personas teleadictas en sentido estricto, aunque
sean pocas en número, ya que para esos casos determin...
Almudi.org Perfil del teleadicto
Es bien cierto que, hace algunos años, hablar de adicción a la
televisión se solía tomar entre los pedagogos, psicólogos y psiquiatras como
una licencia verbal, propia del lenguaje coloquial, sin mayor trascendencia.
Hoy, la mayoría de especialistas de la educación y de la salud mental creemos
que puede calificarse a ciertas personas teleadictas en sentido estricto, aunque
sean pocas en número, ya que para esos casos determinados se pueden aplicar con
exactitud los criterios utilizados habitualmente en la práctica para
diagnosticar las conductas compulsivas. Es decir, aquéllas que no pueden
controlarse voluntariamente.
Ya en el año 1990 se realizaron varios estudios en Estados Unidos que
llegaron a la conclusión de que el hábito de ver televisión, para los más
asiduos, tenía las características de la dependencia a sustancias, como por
ejemplo, el alcoholismo. En realidad muchos de los síntomas de la teleadicción
-aunque en menor grado- se han detectado también en la mayoría de asiduos
telespectadores, sin que los consideremos plenamente adictos.
Todo esto se debe a que la televisión emite incentivos básicos que
agradan a las personas, ya que ella permite satisfacer necesidades humanas
primordiales como, por ejemplo, la curiosidad (todos tenemos algo de `voyeurs´
en potencia), la exploración, la novedad y las motivaciones de carácter
social. También se ponen en marcha determinados sistemas neuronales (llamados
sistemas de gratificación cerebral) que nos lo hacen pasar bien y nos animan a
repetir los mismos comportamientos gratificantes.
Asimismo, la televisión produce lo que algunos autores denominan
inherencia de la atención. Estado que se caracteriza por una menor actividad en
las zonas del cerebro encargadas de procesar informaciones complejas. Así, esta
inherencia de las neuronas puede explicar el hecho cotidiano de que algunos
programas mediocres que se emiten a continuación de otros muy populares
alcancen elevados índices de audiencia. Se trata de la socorrida conducta de
quedarse sentado en el sofá y esperar "a ver que echan".
Perfil del teleadicto
- Ve mucha más televisión que el promedio de telespectadores.
- La utiliza como un sedante, no como simple entretenimiento.
- Selecciona poco o nada los programas (practica mucho el zapping).
- Se siente incapaz de delimitar el tiempo de visión.
- Experimenta relajación mientras la ve, pero luego se siente peor que
antes de haber empezado.
- Está descontento de sí mismo por ver tanta televisión.
- Se siente desgraciado cuando está privado del televisor.