En
la enseñanza pública norteamericana, estudios recientes apuntan en esta línea.
NUEVA YORK, 29 junio 2002 (ZENIT.org).- Se están
dando pasos en Estados Unidos para extender las escuelas separadas por sexos al
sector público.
En enero se aprobó una financiación de 3 millones
de dólares para escuelas de un solo sexo a modo experimental y, en mayo, el
gobierno publicó el cambio de regulación que requería el Departamento de
Educación para revisar las leyes federales e informar a los distritos sobre la
forma de gastar legalmente el dinero en escuelas separadas por sexos.
“La
implantación de escuelas y colegios de un único sexo puede reflejar los
importantes y legítimos esfuerzos para mejorar los resultados educativos de
todos los estudiantes”, decía la nota publicada en el Federal Register.
Las opiniones se encuentran divididas en este tema.
Los que apoyan la separación por sexos defienden que muchos chicos y chicas
aprenderían mejor sin las distracciones del sexo opuesto en la clase. Los críticos
defienden, por su parte, que las escuelas de un único sexo hacen poco por
resolver los problemas educativos.
“No
son las escuelas de un único sexo por sí mismas las que harán que los chicos
y chicas tengan éxito, sino aquellos mismos elementos que hacen que los chicos
y chicas consigan sus objetivos en las escuelas en que están juntos, como un
sentido de comunidad, buena disciplina y recursos adecuados”, citaba el New
York Times el 9 de mayo a Nancy Zirkin, de la Asociación Americana de Mujeres
Universitarias.
El respaldo a las escuelas de un único sexo supera
las posiciones de los partidos políticos. En el senado norteamericano, los
defensores van desde el republicano de Texas, Kay Bailey Hutchison, a demócratas
como Hillary Clinton de Nueva York y Edward Kennedy de Massachusetts.
Associated Press, citando a Leonard Sax, responsable
de la Asociación Nacional para la Implantación de Escuelas de un único sexo
en la Educación Pública, informaba el 8 de mayo que ya existen 10 escuelas públicas
de un único sexo, y dos más se espera que se abran en breve.
Una de ellas es The Young Women’s Leadership School,
en el barrio neoyorquino de Harlem. Las estudiantes vienen tanto de familias
ricas como pobres, casi todas ellas son negras, asiáticas o hispanas. El
colegio, con 370 estudiantes, tiene una lista de espera de 1.200 alumnos para
tres plazas en la clase de noveno grado.
Desde 1972, el estatuto de derechos civiles regulador
de la educación, conocido como Título IX, prohíbe a las escuelas públicas de
distrito la discriminación basada en el sexo. Algunos colegios de distrito han
salvado esto creando escuelas separadas pero esencialmente iguales para chicos y
para chicas. Otros, como el colegio de Harlem, han funcionado con las
bendiciones de los funcionarios locales, que admiran su funcionamiento mejorado
y que desafían al gobierno federal para que las cierre, informaba AP.
Una partidaria de separar los sexos es Karen Stabiner,
que ha pasado los tres últimos años trabajando en un libro, “Todo Chicas:
Educación Separada por Sexos y Por qué es importante”. El volumen, que será
publicado en agosto, se basa en dos colegios sólo para chicas, la escuela
privada Marlborough en Los Ángeles, y el colegio de Harlem.
“La
educación separada por sexos no es la respuesta a nuestras plegarias”, escribía
Stabiner en el Washington Post el 12 de mayo. Pero “puede ser una herramienta
valiosa -si apuntamos a que se beneficien más aquellos estudiantes que están
anquilosados”, insistía.
Stabiner hacía notar la diferencia entre las
escuelas públicas de Nueva York, donde la mitad de los estudiantes no se gradúan
a tiempo y casi una tercera parte nunca se gradúa, y los logros del colegio de
Harlem. Muchos de los miembros de las dos clases de graduación del colegio de
Harlem han continuado sus estudios en universidades con carreras de cuatro años,
siendo con frecuencia los primeros miembros de sus familias en hacerlo.
La
experiencia de otros países
En España, las leyes educativas no prohíben las
discriminación basada en el sexo, así que permiten escuelas de un único sexo,
informaba el 30 de mayo el periódico El País. Tales escuelas se limitan ahora
al sector privado. Recientemente se han dado pasos para reformar la ley, para
declarar discriminatorios estos colegios. El Consejo de Estado para Educación,
sin embargo, votó por mantener los actuales estatutos.
En Italia, la ministra de educación, Letizia Moratti,
ha eliminado la posibilidad de la educación separada por sexos en el sector público,
afirmando que no era el momento oportuno, informaba el Corriere della Sera el 11
de mayo. Sin embargo, sostuvo que la cuestión se estudiará con más
profundidad. Italia dejó las escuelas separadas por sexos en 1963. El gobierno
está ahora estudiando la manera de reestructurar el sistema educativo.
En Australia, el gobierno del Estado de Nueva Gales
del Sur está experimentando con clases de un único sexo para intentar mejorar
los resultados académicos de los chicos. Según el Sun-Herald del 21 de abril,
el jefe de la investigación nacional sobre la educación de chicos, Kerry
Bartlett, visitó el Colegio Público Griffith, y afirmó que las clases parecen
prometedoras. Los alumnos de quinto año en el Griffith están en el segundo año
de un estudio de dos años, durante el que se han tenido clases separadas por
las mañanas y unidas en las tardes.
Y en Canadá, un grupo ha anunciado que intentará
establecer colegios públicos de sólo chicas con un cambio -se basarán en un
plan de estudios feminista. Un grupo de padres de Calgary teme que sus hijas estén
poniendo más atención a los chicos que al trabajo escolar, informaba el
National Post el 12 de febrero.
Darles a las chicas su propio colegio sería la mejor
manera de evitar la pérdida de autoestima que sufren las chicas al alcanzar la
pubertad, afirmaba Liz LoVecchio, antigua directora del colegio de Calgary, que
actuaba como portavoz de los padres. Más de 100 padres han firmado una
propuesta que establece nuevas facilidades para las chicas desde cuarto hasta séptimo
grado. Los siguientes grados se añadirían después si el plan se acepta.
Las clases en la nueva escuela traerían a mujeres
profesionales “con éxito” a las aulas para hablar de su trabajo. También
enseñarían historia desde el punto de vista de la mujer, examinarían los
efectos de los medios de comunicación en la imagen que tiene de sí cada chica,
y enseñarían la importancia de las amistades femeninas.
Otro respaldo a la separación entre chicos y chicas
vino de un estudio publicado recientemente en Inglaterra. Según un reportaje
del 31 de mayo en el Telegraph, las chicas y chicos adolescentes prefieren
clases de un único sexo, y tienden a trabajar con más intensidad y hacer mejor
los exámenes.
Estos resultados vienen de un estudio hecho durante
cuatro años en un instituto integrado, el colegio Comberton Village. El colegio
decidió introducir lecciones de inglés separadas por sexos para sus alumnos de
noveno año (de edades entre 13 y 14 años) en un esfuerzo por levantar los
resultados de los chicos. Después de cuatro años, se ha reducido la diferencia
de proporción entre chicas y chicos que alcanzaban el Quinto Nivel en las
pruebas nacionales para los catorce años hasta un 4%, comparado con el 17%
nacional.
El estudio confirma los resultados publicados antes
en Escocia. El 16 de enero el periódico Scotsman informaba de la afirmación de
los investigadores de la Universidad de Stirling de que las escuelas separadas
traían beneficios tanto para los chicos como para las chicas.
Josephine Airnes, autora del informe, afirmaba que
los chicos no consideraban que un ambiente de un solo sexo fuese ventajoso, si
bien sus rendimientos académicos mejoraron cuando se les enseñaba a ellos
solos. La mayoría de la chicas del estudio sentían que un ambiente de un solo
sexo resultaba ventajoso.
El Chicago Tribune resumió el tema en su editorial
del 31 de mayo: “El hecho de que la educación separada por sexos no sea para
todos no significa que no deba estar disponible para todos. Dados los muchos
defectos de la educación americana, hay poco que perder por intentar una
variedad de remedios posibles”.
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