Habla Beatriz Comella, autora de una biografía
MADRID, 19 enero 2003 (ZENIT.org).- Las celebraciones del 75 aniversario de la Generación poética del 27 han puesto de relieve la fascinante figura de Ernestina de Champourcin (1905-1997), poetisa, católica, republicana y activa miembro del Opus Dei en México en la década de los años cincuenta.
Mirada con recelo por algunos republicanos por su origen aristocrático, desterrada de su país por motivos políticos y relegada por su compromiso cristiano, Ernestina representa el alma de una mujer con un solo ideal: el amor a la literatura, sintetizada en lo que su biógrafa Beatriz Comella define «un viaje del amor humano al amor cristiano».
La escritora Beatriz Comella ha publicado recientemente el libro «Ernestina de Champourcin, del exilio a Dios», una biografía y selección de poemas editado por Rialp (http://www.rialp.com) para acercar al público la vida y la obra de esta artista de la literatura española del siglo XX.
Comella es autora de «¿Tenía razón Galileo?» y «La inquisición española», aparte de ser colaboradora habitual de la agencia Aceprensa y del portal de Internet Arvo y Encuentra.com.
En su pequeño libro sobre Ernestina de Champourcin, rescata la vida de esta poetisa de la Generación del 27, hija de una familia española católica y monárquica, considerada una «rara avis» en el mundo literario católico. Republicana (sufrió por este hecho el exilio a México), se convirtió al catolicismo tras la lectura de una obra de Thomas Merton y entró a formar parte del Opus Dei en 1952, cuando esta prelatura estaba en los inicios.
--¿Qué le ha llevado a escribir sobre una poetisa poco conocida como Ernestina de Champourcin?
--Comella: Varias son las razones que me han llevado a escribir sobre Ernestina de Champourcin. En primer lugar, acabamos de recordar en el año 2002 el 75 aniversario de la Generación del 27, a la que pertenecieron un escaso número de mujeres como Concha Méndez, Rosa Chacel, Josefina de la Torre, Carmen Conde y la propia Ernestina. Antes de que ésta última falleciera en Madrid en marzo de 1999, tuve oportunidad de conocerla personalmente y me pareció que su apasionante vida merecía ser contada.
Ernestina fue discípula de Juan Ramón Jiménez y se casó con el también poeta Juan José Domenchina, secretario de Manuel Azaña. Fue una mujer republicana que volvió a España después de tres décadas largas de exilio en México.
--¿Puede considerarse a Ernestina de Champourcin como poetisa religiosa?
--Comella: Para Ernestina, todos los poetas hablan de algún modo de Dios; en ese sentido su poesía es religiosa; sin embargo el tema común de toda su obra escrita es el amor: “del amor humano al amor divino, de la pasión de mujer a la fe de la creyente” según ha explicado el profesor E. Miró, uno de los mejores conocedores de su literatura.
En mi libro, además de trazar una breve biografía, recojo una breve antología de algunos de sus poemas de carácter espiritual.
--¿Cuál era la relación con Dios de Ernestina en su exilio mexicano?
--Comella: Ernestina nació en el seno de una familia católica y monárquica. Nunca abandonó la fe, aunque desde su juventud frecuentó ambientes culturales vinculados a la Institución Libre de Enseñanza y compartió las ideas republicanas, que le llevaron al exilio en 1939.
No obstante, a finales de los años 40 se produjo en su vida una crisis espiritual tras la lectura de una obra de Thomas Merton, converso norteamericano que se hizo trapense. También por entonces conoció en México a personas del Opus Dei, del que formó parte desde 1952, siendo uno de sus primeros miembros en América.
Su mayor acercamiento a Dios propició también una mayor dedicación a los más necesitados en un barrio pobre de México D.F.
Su marido, Juan José Domenchina, experimentó una fuerte conversión personal en los últimos años de su vida y murió cristianamente en 1959.
--¿Se sintió relegada Ernestina por su compromiso cristiano?
--Comella: Ernestina ha sido un poco olvidada por diversos motivos, no sólo por ser republicana y cristiana comprometida, una “mezcla” poco correcta para algunos.
Ha sido relegada también por el hecho de ser mujer de una Generación literaria con minoría femenina; además su marido, como crítico literario, se había ganado enemistades entre sus colegas escritores; por otra parte, al volver a España, Ernestina ya era mayor y fue perdiendo progresivamente vista y oído, circunstancias que en cierta medida le aislaron.
Además a Ernestina sólo le interesaba la literatura, la poesía, no los premios o los reconocimientos públicos.
--¿Qué interés tiene hoy la poesía de esta mujer cristiana?
--Comella: Por una parte, pienso que su coherencia de vida es en sí misma una pauta para la reflexión. Además, su obra poética, abierta a un amor trascendente a Dios y a los demás puede ayudar al lector a valorar más el “ser” que el “tener”.
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Reproducimos, con el permiso de la editorial Rialp, uno de los poemas de Ernestina de Champourcin:
Poemas del ser y del estar (1972)
Si nadie entiende
¿qué importa?
Si juzgan a flor de piel,
¿qué importa?
Mientras Tú sigas estando,
¿qué importa?
Camino por tu camino.
Las demás son sendas,
¿qué importan?
Más allá de las palabras, del mundo,
de otros caminos, Tú eres
¡y es lo que importa!
Ernestina de Champourcin
ZS03011913
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