Almudi.org Manipuladora campaña contra el Sida (Ana Pastor y Ronaldo)
José Ramón Ayllón Profesor de Filosofía
(Publicado en Paraula, 11-18 enero
de 2003)
La ministra de Sanidad ha fichado a
Ronaldo y Ronaldo nos ha metido un gol: Ronaldo 1 -España O. El gol de una
campaña publicitaria que, para prevenir el sida, escoge como lema "juega
sin riesgo".
El sida es la más cara y lamentable
de las facturas que pagamos por el sexo, pero a la ministra le par...
Almudi.org Manipuladora campaña contra el Sida (Ana Pastor y Ronaldo)
José Ramón Ayllón Profesor de Filosofía
(Publicado en Paraula, 11-18 enero
de 2003)
La ministra de Sanidad ha fichado a
Ronaldo y Ronaldo nos ha metido un gol: Ronaldo 1 -España O. El gol de una
campaña publicitaria que, para prevenir el sida, escoge como lema "juega
sin riesgo".
El sida es la más cara y lamentable
de las facturas que pagamos por el sexo, pero a la ministra le parece cosa de
juego. Una vez más, el Gobierno comete la torpeza de pensar que los jóvenes son
monos con pantalones, incapaces de entender algo muy sencillo: que si no
quieres ciertas consecuencias, lo mejor es no jugar con fuego y suprimir las
causas.
Con la misma lógica de Sanidad, en
lugar del "Si bebes, no conduzcas", Dirección General de Tráfico
tendría que proponer: "Si bebes, ponte el cinturón o el casco". Pero
la lógica no es la especialidad del Gobierno, que en otra campaña de prevención
contra la droga hizo gala de parecida insensatez. ¿Recuerdan aquel anuncio
contradictorio? Desde grandes vallas y espacios publicitarios, el Ministerio
del Interior nos mostraba a un grupo de chicos y chicas, emparejados y
sonrientes, bajo el lema 'Funcionamos sin drogas'. Todo correcto. Pero el
mensaje se tornaba equívoco cuando otro texto, junto al eslogan, decía lo
siguiente: "Viajamos, nos enrollamos, soñamos, nos lo montamos,
alucinamos, nos divertimos... y todo ello sin drogas".
Anuncio contradictorio
¿Por qué era un anuncio
contradictorio? Sencillamente porque centraba toda la visión de la vida en el
placer, olvidando que la dinámica interna del placer es invasora, que el placer
es un producto inflamable y crea dependencia. En contra de lo que pretende, el
estilo de vida que el Gobierno parece aplaudir -nos enrollamos, nos lo
montamos, alucinamos, nos divertimos, "juega sin riesgo"-, es un
camino cuesta abajo hacia los peligros contra los que tan ingenuamente
previene. Porque, como reza un dicho muy gallego y muy sabio, "cuesta abajo
se llega a cualquier parte".
El sida es, por el momento, una
epidemia incontrolable, asociada en la mayoría de los casos a un determinado
tipo de conducta sexual. Como el ser humano es libre para escoger sus actos, se
puede afirmar que es responsable de las consecuencias de los mismos. Esto es
algo tan elemental que no haría falta repetirlo si no se silenciase
misteriosamente en el caso que nos ocupa. Está demostrado que el hábito de
fumar puede producir cáncer. Está demostrado que determinados hábitos pueden
abrir la puerta al sida. En el caso del tabaco se intenta atajar el problema
desde la raíz, suprimiendo el hábito de fumar. En el caso del sida, por el
contrario, se intenta trasladar el problema a las autoridades sanitarias, para
que repartan preservativos o encuentren una sustancia contra la
inmunodeficiencia. Una lógica que, aplicada al tabaco, vendría a decir: fume
usted lo que quiera, que los médicos se encargarán de impedir o de curar su
cáncer. Por eso, no deja de ser contradictorio y sorprendente que en la
prevención del sida se omita la solución más económica y eficaz: el libre
cambio de conducta.
Proponer no es imponer
Algún simple podrá pensar que
proponer un cambio de conducta basado en el autocontrol es imponer una moral
intolerante, conservadora y represiva. Pero proponer no es imponer, y el
consejo viene de la Organización Mundial de la Salud, que ha repetido que la
única prevención eficaz contra el sida es la fidelidad a la pareja o la
incontinencia. Me viene a la memoria un programa de radio sobre educación
sexual, y una pregunta por teléfono: "¿Cuándo se está preparado para hacer
el amor por primera vez?". El sexólogo responde a su jovencita de forma
concluyente: "cuando lo desees". Esta respuesta valió un jugoso
comentario de José Antonio Marina en la prensa: "Me parece un trivial
consejo de anuncio publicitario. En una etapa vertiginosa e intensa como es la
adolescencia, cuando los muchachos están construyendo su libertad, asunto
enrevesado, ese consejo es de una simplicidad mortal".
La libertad es la adecuada gestión
de las ganas, y unas veces habrá que seguirlas y otras no. El deseo no es
indicio de nada, más que de sí mismo. Es siempre un "motivo" para
actuar, pero sólo el deseo inteligente es una razón para actuar. La
inteligencia integra el deseo dentro de proyectos más amplios, brillantes y creadores.
Permite que el sujeto justifique ante sí mismo la acción. Lo que digo, resulta
de un elemental análisis psicológico. Con frecuencia se confunde la
espontaneidad con la libertad, lo cual es muestra de analfabetismo. Todos los
burros que conozco son, desde luego, muy espontáneos, pero tengo mis dudas
acerca de su libertad.
Habría que pedir al Gobierno un poco
más de reflexión y un poco menos de hipocresía, pues su última campaña contra
el sida es la misma de siempre, y el Ministerio que la perpetra sabe que es tan
ineficaz como las anteriores. La difusión y reparto de preservativos ha sido la
única política de prevención que se ha llevado a cabo, y los resultados están a
la vista: somos el país más infectado y afectado de la UE. Mucha gente se
pregunta qué impide probar con otro tipo de campañas, y porqué no hay
financiación pública para las alternativas. Con los datos científicos y la
experiencia que tenemos, no hay ninguna razón para no intentarlo. Si no se
hace, el Gobierno, Ana Pastor y Ronaldo nos están manipulando.