Almudi.org La actual educación sexual no previene los embarazos en adolescentes
Un macroestudio revisa la
incidencia de los programas preventivos en el mundo desarrollado
4/12/2002.-El British Medical
Journal (324: 1426; 2002) ha publicado un estudio sobre la incidencia de las
campañas y programas escolares impartidos en los últimos treinta años con
vistas a lograr el retraso de la actividad sexual, el aumento del uso de
anticonceptivos y la reducción de embarazos ...
Almudi.org La actual educación sexual no previene los embarazos en adolescentes
Un macroestudio revisa la
incidencia de los programas preventivos en el mundo desarrollado
4/12/2002.-El British Medical
Journal (324: 1426; 2002) ha publicado un estudio sobre la incidencia de las
campañas y programas escolares impartidos en los últimos treinta años con
vistas a lograr el retraso de la actividad sexual, el aumento del uso de
anticonceptivos y la reducción de embarazos en adolescentes. Ha sido realizado por
cuatro profesores del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de
la Universidad McMaster (Ontario). Los autores concluyen que la educación
sexual que se ha impartido desde 1970 no ha conseguido ninguno de esos tres
objetivos.
El trabajo ha revisado decenas de
estudios, publicados o no (conferencias, informes técnicos, etc.), sobre la
eficacia de las clases de educación sexual en colegios y de los programas para
jóvenes promovidos por ONG, centros de planificación familiar, campañas gubernamentales,
etc., en la prevención de embarazos en jóvenes de 11 a 18 años. Se han
utilizado estudios de América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y Europa
(salvo los países del Este), desde 1970 hasta diciembre de 2000.
Se han excluido los estudios de incidencia
de los programas en universidades; los que evalúan solamente conocimientos y
actitudes; los que miden el uso de preservativos -los participantes podrían
estar utilizando otros métodos anticonceptivos-; y los que sólo controlan el
número de nacimientos, ya que excluyen los abortos.
Tras el meta-análisis, 30 estudios
en 9.642 chicas adolescentes demuestran que los programas no logran que las
jóvenes retrasen las relaciones sexuales. Otros 11 estudios en 7.418 jóvenes
llegaron a la misma conclusión, en este caso para los varones. Los autores
tampoco han descubierto aumentos significativos en el uso de anticonceptivos
por parte de los adolescentes después de participar en algún programa de
prevención de embarazos. En este punto, 12 estudios en 8.019 jóvenes concluyen
que los programas no han reducido el índice de embarazos; además, cinco
estudios señalan un aumento del número de embarazos después de participar en
los programas de prevención.
El número de embarazos en
adolescentes preocupa mucho, sobre todo en los países con los índices más
elevados, como Estados Unidos y Gran Bretaña. Según el Instituto Alan
Guttmacher, en 1997 hubo 93 embarazos por cada 1.000 adolescentes en Estados
Unidos; 62,6 en Inglaterra y Gales; y 42,7 en Canadá. Esta medida incluye
nacimientos y abortos espontáneos y provocados. Según datos de UNICEF, en 2002,
52 adolescentes de cada 1.000 de entre 15 y 19 años tuvieron un hijo en Estados
Unidos (primer puesto de los países ricos) y 30 de cada 1.000 en Gran Bretaña
(segundo puesto del mundo y primero de Europa). Japón, Suiza, Holanda y Suecia tienen
menos de 7.
El estudio publicado en el BMJ es
muy técnico y apenas da razón de las diferencias entre países, errores de las
campañas, causas, etc., ya que la prioridad era medir la eficacia de los
programas de prevención. Sin embargo, aporta algunas claves al respecto. Por
ejemplo, se dan menos embarazos cuando las chicas participan en programas
"multifaceta", menos superficiales que las clases de anatomía o el
reparto de preservativos. El estudio afirma que los jóvenes tienen información,
pero que la prevención mejora mucho cuando los programas incluyen además
seguimiento de los participantes; sesiones individuales; actividades
alternativas; lecciones de autoestima y de relaciones con los padres;
información sobre enfermedades de transmisión sexual; insistencia en la
responsabilidad sexual, etc. Estos programas, al ser más profundos, suelen
hablar de la abstinencia, una estrategia que se ha demostrado mucho más eficaz
(ver servicio 20/01).
Otro aspecto destacable es que los
embarazos son más frecuentes cuando la adolescente es hija de familia
monoparental y cuando los ingresos familiares son bajos. Un editorial del mismo
BMJ (324: 51; 2002) recordaba que los jóvenes de 14 a 17 años que viven con sus
padres retrasan más tiempo las relaciones sexuales que quienes viven en otra
situación familiar, con independencia de otros factores como la procedencia
social, la edad o la situación económica. Y concluía que "sin una
educación sexual impartida por padres y madres, la tasa de embarazos en
adolescentes británicas seguirá siendo alta aunque mejore el acceso a los
anticonceptivos".
España, según datos de UNICEF, tiene
una tasa de 9 embarazos por cada 1.000 adolescentes, y está entre los seis
países desarrollados con la tasa más baja. Pero a la vista de la eficacia de
los programas de prevención de los últimos treinta años, sorprende que el
Ministerio de Sanidad destine un millón de euros en una repetitiva campaña de
promoción de preservativos: Protégete, como medio para evitar los embarazos de
jóvenes, las enfermedades de transmisión sexual y el SIDA.
Aceprensa