Almudi.org. Carta de Juan Pablo II a los obispos alemanes sobre algunos temas candentes (IV-01<br />CIUDAD DEL VATICANO, 15 mar 2001.- Juan Pablo II ha<br />escrito una carta a los nueve cardenales alemanes para pedirles un compromiso<br />específico en temas de candente actualidad, como son la enseñanza de la teología<br />y la catequesis, el matrimonio y la familia, el ecumenismo y la colaboración<br />entre sacerdotes y laicos.<br />El Santo Padre entregó la carta a los purpurados el<br />22 de f...
CIUDAD DEL VATICANO, 15 mar 2001.- Juan Pablo II ha escrito una carta a los nueve cardenales alemanes para pedirles un compromiso específico en temas de candente actualidad, como son la enseñanza de la teología y la catequesis, el matrimonio y la familia, el ecumenismo y la colaboración entre sacerdotes y laicos.
El Santo Padre entregó la carta a los purpurados el 22 de febrero pasado, un día después de que creara a cuatro cardenales de ese país.
La misiva pontificia de siete páginas ha sido objeto de reflexión de todo el episcopado alemán con motivo de la asamblea general de primavera que acaba de celebrarse del 5 al 8 de marzo en Augsburgo.
Secularización
El Papa reconoce ante todo el dinamismo de la Iglesia en Alemania y su extraordinaria solidaridad con personas y poblaciones en situaciones de pobreza en las diferentes partes del mundo. Ahora bien, constata que a pesar de la sólida estructura organizativa eclesial, el avance de la secularización corre el riesgo de debilitar a la Iglesia en su mismo interior. «No puede pasarse por alto que cada vez más personas se alejan de la vida activa de fe o sólo aceptan una parte del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia», constata.
Por este motivo, el Papa insiste ante todo en la importancia de que la enseñanza de la teología y de la catequesis sea fiel al magisterio de la Iglesia. Señala así las responsabilidades de los obispos en cuestiones específicas. «Aquellos que desempeñan en nombre de la Iglesia el servicio del magisterio y de la pastoral --recuerda--, deben estar firmemente anclados en la fe de la Iglesia, para no ceder ante el espíritu del tiempo o la resignación».
Familia
El Papa dedica particular atención a la difícil situación que atraviesan el matrimonio y la familia. En estos momentos de grandes cambios en la mentalidad y en la misma legislación, con consecuencias graves, el Santo Padre pide a los obispos «dar orientaciones claras, para que muchos creyentes respondan al plan del Creador sobre el matrimonio y la familia, para que eduquen a los niños y jóvenes en la fe, y se mantengan fieles a los principios morales». En este sentido recuerda las enseñanzas de la «Humanae Vitae» de su predecesor, Pablo VI y de la Carta de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la comunión de los divorciados que se han vuelto a casar (1994).
Ecumenismo
El Papa da una gran importancia en su carta al ecumenismo. Un compromiso fundamental de la Iglesia que no tiene vuelta atrás. Ahora bien, el pontífice constata confusiones y abusos, particularmente en el tema de la inter-comunión. «Un ecumenismo que deje más o menos a un lado la cuestión de la verdad, sólo puede llevar a éxitos sólo aparentes», escribe el Papa. Para evitar confusiones, el pontífice propone como sólido fundamento para el diálogo ecuménico la reciente declaración «Dominus Iesus» de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Sacerdotes y laicos
Por último, la carta del Papa toca algunas cuestiones relativas a la colaboración entre sacerdotes y laicos y a sus respectivas identidades. En la vida parroquial, el pontífice confiesa la urgencia de evitar «abusos en la liturgia, la predicación, la catequesis y la conducción de las comunidades». Para evitar el fenómeno de la clericalización de los seglares y la secularización de los sacerdotes (no utiliza estos términos literales pero esa es la idea), recomienda la aplicación de la Instrucción sobre la colaboración de los fieles laicos en el Sagrado Ministerio de los Sacerdotes (1997) redactada por ocho congregaciones y consejos del Vaticano.
La conclusión del Papa se abre a la esperanza sobre el futuro de la Iglesia en Alemania. Recuerda la invitación de Cristo a Pedro en el lago de Genesaret: «¡Rema mar adentro!» y asegura que todos los días tendrá presentes en sus oraciones estas intenciones.
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