Almudi.org. Qué bello es vivir
Robyn Bowen es una mujer de Washington que en 1980 acudió a una Clínica
en Rochester para ser atendida de una enfermedad al riñón mientras estaba
embarazada. Recuerda cómo los doctores le dijeron que llevar el embarazo hasta
el final podría perjudicarle e incluso ponerse en peligro de muerte. Pero ella
no quiso abortar, no dudó: "Supe desde el primer día que Dios me había
bendecido al permitirme tener a Brandon", que así llamó a ...
Almudi.org. Qué bello es vivir
Robyn Bowen es una mujer de Washington que en 1980 acudió a una Clínica
en Rochester para ser atendida de una enfermedad al riñón mientras estaba
embarazada. Recuerda cómo los doctores le dijeron que llevar el embarazo hasta
el final podría perjudicarle e incluso ponerse en peligro de muerte. Pero ella
no quiso abortar, no dudó: "Supe desde el primer día que Dios me había
bendecido al permitirme tener a Brandon", que así llamó a su hijo. Robyn
dio a luz y continuó con su vida de diálisis y medicamentos, y salvó su vida
por no abortar, pues cuando estaba enferma de muerte si no recibía un riñón
compatible, le salió un donante muy especial. Veinte años después de su
alumbramiento, su hijo se ofreció para donarle un riñón. "Mi cuerpo no
es realmente mi cuerpo -afirma Brandon, el hijo-, a lo que me refiero, es que
este no es mi riñón realmente. Es como el deseo de Dios y algo que necesitaba
hacer". Su madre afirma: "él estaba muy seguro de que eso era lo que
Dios quería que hiciera, por lo que fue el único motivo por el que le permití
hacerlo". Orgulloso de salvar a su madre, seguía diciendo Brandon:
"Tu no sabes lo que la vida de un niño pueda lograr en el futuro... Él
podría ser el presidente, o tal vez podría encontrar la cura para el cáncer o
algo así. Uno nunca sabe. Yo sólo pienso que todo niño debería tener una
oportunidad". Defender el derecho a la vida desde la concepción, dice el
Papa, es un "servicio precioso a la vida, valor fundamental en el que se
reflejan la sabiduría y el amor de Dios... El respeto de la vida, desde su
concepción al ocaso natural es un criterio decisivo para valorar la civilización
de un pueblo".
También me impresionó la noticia, de enero de este año 2001, de un
niño que acabó la gestación estando su madre muerta: un accidente de tránsito
causó la muerte de una mujer embarazada con seis meses de gestación, y con la
ayuda de los médicos se logró salvar la vida del bebé, quien se ha convertido
en un fuerte grito por la vida. Esto sucedió en Colombia, precisamente donde se
prepara la comercialización de una píldora abortiva. La madre se llamaba
Sandra Patricia Tigreros. Como decía Séneca, "el hombre es cosa sagrada
para el hombre", y añadía su discípulo Aristóteles que "el embrión
humano es algo divino, en tanto que es un hombre en potencia" (el
cristianismo amplía mucho estas perspectivas).
La vida es el derecho primero sobre el que vienen todos los demás
derechos de la persona. Precisamente todos los grandes males de la historia
reciente vienen de dar más importancia a la eficacia en lugar de la persona.
Los males vienen por preguntarse "¿compensa o no compensa el respeto a esa
persona?" es decir, "¿qué beneficios o perjuicios me supone tal acción?".
Sin darnos cuenta, vamos hacia una "existencia cosificada": siempre
que se use a alguien como un medio, en lugar de quererla como un fin en sí
misma, hay esa cosificación de las personas. Y esto tanto en la proyección de
una guerra, sacrificando soldados o eliminando "enemigos". Vivimos en
un sistema que promueve un Estado del bienestar y cuando hay conflicto entre
nuestra comodidad y el respeto hacia una persona se puede optar por la
comodidad. Pienso por ejemplo en dejar morir ahogado un inmigrante en el puerto
de Barcelona, dicen que los que miraban no hicieron nada. Otras veces son las
presiones agobiantes que llevan a una mujer a abortar, y en este caso la
ignorancia puede ser mayor porque no se ve al niño morir.
Habría que cantar a la vida con la sencillez de la vieja canción:
"viva la gente, la hay donde quiera que vas; viva la gente, es lo que nos
gusta más; con más gente, a favor de gente, en cada pueblo y nación... habría
menos gente difícil, y más gente con corazón..." hoy habría que evitar
polémicas, construir una canción de esperanza a favor de la vida. La vida de
los que han nacido y están maltratados en tantos sitios, y la vida de los que
no han nacido, y de los que van a nacer, para que encuentren una vida digna.
La violencia, el aborto y tantas formas de ataque a la vida tienen
causas sociales y psicológicas, son una salida traumática a unos problemas aún
más traumáticos. Son manifestaciones patológicas de una situación difícil,
y más que discutir cómo arreglar esos efectos hemos de analizar las causas y
curar la enfermedad.
A nivel de valores, pienso que hemos de defender que la vida es un
bien, que se nos ha sido dado y que hemos de respetar, nadie es árbitro de la
vida humana ya existente. Habría que hablar más de la belleza de vivir, como
hace el Evangelio y algunas películas son sugerentes en este punto: por
ejemplo, "Qué bello es vivir", "La vida es bella",
"Sonrisas y lágrimas", "Solas", "El abuelo", por
citar sólo algunas.
Llucià
Pou i Sabaté