Almudi.org. Carta de un joven desde sus vacaciones de Nicaragua
¿Qué tal la vida por ahí? Me imagino que pasando calor y deseando
que llegue agosto. Escribo desde el colegio donde voy a empezar a venir a dar
clases, que lleva la Compañía de María. Yo voy a empezar con niños de
segundo grado que tienen problemas de lectura/escritura y de matemáticas. La
verdad es que es un proyecto muy bonito. Por la tarde estaré en el asentamiento
con alfabetización de adultos. De momen...
Almudi.org. Carta de un joven desde sus vacaciones de Nicaragua
¿Qué tal la vida por ahí? Me imagino que pasando calor y deseando
que llegue agosto. Escribo desde el colegio donde voy a empezar a venir a dar
clases, que lleva la Compañía de María. Yo voy a empezar con niños de
segundo grado que tienen problemas de lectura/escritura y de matemáticas. La
verdad es que es un proyecto muy bonito. Por la tarde estaré en el asentamiento
con alfabetización de adultos. De momento, estamos preparando el programa
porque tenían uno muy aburrido de clases teóricas, y la gente no iba. Ahora
estamos metiendo talleres, clases de higiene, salud, (además de lecto-escritura
y cálculo básico). La verdad es que, si sale bien, se pueden conseguir cosas.
En cuanto a la situación que hay aquí no tengo ni palabras para
explicarlo, porque una cosa es que te lo cuenten y otra cosa es verlo. Se une a
la pobreza más extrema que te puedas imaginar una serie de problemas sociales
que asustan. El barrio donde estamos son 15.000 personas (2.000 familias
aproximadamente), viviendo en chabolas muy pequeñas y en unas condiciones de
suciedad horrorosas. A esto se une la desestructuración social.Aquí, el
concepto de familia no existe. Prácticamente los niños no saben quién es su
padre, y la madre se gana la vida como puede, prostituyéndose, con otros
hombres, El resultado de todo esto es una agresividad horrorosa; la educación
de las madres es a base de palos, y hay muchísimos casos de maltratos a los niños,
violaciones, A mí, una de las cosas que más me ha impresionado son los niños.
En cuanto te ven, se te suben para que los cojas y los beses, por la falta de
afecto que tienen. No saben jugar a nada, ni saben relacionarse entre ellos. Los
invitas a unas colonias que tenemos organizadas para pasar las tardes y lo
primero que te preguntan es si hay comida.
Sólo llevo aquí 4 días y ya podríamos escribir un libro de las
impresiones, porque son tantas y tan fuertes que no te puedes hacer una
idea.Nosotros, en el albergue, estamos bien. Es un lujazo comparado con lo que
nos rodea. El grupo es una gozada, las monjas nos tratan como si fueran madres.
Hay otros dos grupos de españoles que trabajan con nosotros: unas chicas de
Mondragón y los del FISC de Madrid.Anabel Gamazo López
(Alfa y Omega. Arzobispado
de Madrid)