El mayor experto de la Iglesia española en estos temas tiene catalogados 54 grupos diabólicos Más de 6.000 personas adoran a Lucifer en nuestro país Las zonas de mayor implantación son el Levante y las grandes urbes como Barcelona
La Iglesia en España ha dado la voz de alarma. A través de Manuel Guerra, sacerdote de Burgos y máximo experto eclesiástico en estos temas ¬toda una autoridad dentro y fuera de nuestro país¬, ha denunciado a LA RAZÓN la existencia de más de 50 sectas satánicas operando de forma activa y peligrosa en la península. El culto al diablo se está generalizando y con ello diversos rituales satánicos. Según estos datos más de 6.000 personas estarían enganchadas a estos movimientos diabólicos. Madrid, Barcelona y, sobre todo, la Comunidad Valenciana son los lugares de mayor implantación de estos grupos. Está confirmado que tanto la secta «Toro» como «Hermanos de Changó» han practicado sacrificios humanos.
Juan Manuel Rodríguez - Madrid.
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Durante los últimos años la Iglesia, al tiempo que en ambientes católicos se
relativiza -cuando no se niega- la existencia del demonio, ha insistido
frecuentemente en la influencia de Satanás en el mundo. El propio cardenal
Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha dicho que
«La cultura atea del Occidente moderno vive todavía gracias a la liberación
del terror de los demonios que le trajo el cristianismo. Pero si esta luz
redentora de Cristo se apagara, a pesar de toda su sabiduría y de toda su
tecnología, el mundo volvería a caer en el terror y en la desesperación. Y ya
pueden verse signos de este retorno de las fuerzas oscuras, al tiempo que
rebrotan en el mundo secularizado los cultos satánicos».
Demonismo en España
Nuestro país no es ajeno a ese rebrote. El sacerdote Manuel
Guerra, catedrático en la Facultad de Teología del Norte de España, doctor en
Filología Clásica y en Teología Patrística y el máximo experto en sectas de
la Iglesia española, tiene catalogadas un total de 164 sectas satánicas, de
las cuales más de 50 operan en el territorio español. Por su parte, José
Antonio Fortea, párroco de Nuestra Señora de Zulema, en la diócesis de
Alcalá de Henares, exorcista y estudioso de la Demonología, asegura que en
España el número de estas sectas superaría las 100, de las cuales sólo en la
Comunidad de Madrid estarían implantadas alrededor de 30.
Su número exacto, sin embargo, es muy difícil de determinar, ya que, como
afirma Manuel Guerra a LA RAZÓN, «la mayoría de las sectas satánicas y sus
grupos tratan de permanecer ocultas, desconocidas, a no ser para sus miembros y
muy pocos más». «Prefieren dividirse y subdividirse a formar un grupo
numeroso, que, aunque contaría con más fuerza, estaría más expuesto al
desvelamiento de sus secretos y a las denuncias, con la consiguiente
localización de los centros e identificación de sus adeptos, su represión y
disolución».
Por razones tácticas el número de sus miembros suele ser muy reducido (entre
10 y 25), aunque algunas tienen varios grupos. Continuamente aparecen y
desaparecen nuevas sectas demoníacas y en muchas ocasiones los miembros de unas
no saben de la existencia de otras. Según Guerra el demonismo español está
integrado por más de 6.000 personas. De ellas 2.000 pertenecen a sectas, algo
más de 1.500 son creyentes en Lucifer, Satanás, etc., y mantienen relación
con algunas de las sectas, aunque no estén incorporados a las mismas, y
aproximadamente un grupo de 3.000 estaría dividido entre practicantes de magia
negra, el ocultismo de signo satánico, el vampirismo o la brujería. El resto
lo forman adeptos de la música heavy-metal en su vertiente satanista.
Las zonas de nuestro país donde más implantación tienen las sectas satánicas
son el Levante, desde Barcelona hasta Valencia, provincias mediterráneas
costeras como Murcia, Almería o Málaga, y en general todas las grandes
ciudades. Madrid y Barcelona ocupan los primeros puestos por número de estas
sectas, habiendo experimentado la segunda un aumento considerable en los
últimos años.
Este actual auge del satanismo se debe, según Manuel Guerra, a numerosos
factores, entre los que destacan «la profunda crisis de los principios y de los
valores tanto religiosos como éticos. Una crisis agravada por el permisivismo,
por el consumismo y por el laicismo, promovidos a veces por no pocos gobiernos
occidentales». La «fascinación por lo oculto» es otro de los factores que
influyen en este aumento del culto al diablo. Otros expertos como Giuseppe
Ferrari, secretario general del italiano «Grupo de investigación e
información sobre las sectas», indican que buena parte de las personas que
llegan al satanismo lo hacen por frecuentar ambientes esotéricos, mágicos y
ocultistas hasta llegar a habituarse a las ideas y prácticas de los mismos, al
«deseo de ir más allá para experimentar nuevas vías de conocimiento», así
como la participación en reuniones espiritistas para la evocación de seres
particulares, donde no es difícil que se llegue a la «invocación de
espíritus demoníacos».
Crímenes rituales y hornos crematorios
Los adeptos de las sectas satánicas celebran actos del culto demoniaco, tales como las misas negras o los robos de cálices y hostias consagradas para su profanación en misas u orgías rituales. También son frecuentes los sacrificios de animales e incluso en ocasiones humanos. El profesor Guerra dice que los relatos de crímenes rituales, sobre todo del satanismo, han disparado la imaginación popular que no conviene «exagerar ni generalizar» y que los números de muertos rituales en muchos casos aparecen hinchados. Por otro lado asegura que estas sectas utilizan «últimamente crematorios portátiles que permiten incinerar los restos en el acto mismo» y que «suelen comprar hijos de emigrantes, gitanos, etc. De esa forma nadie reclama y no puede iniciarse una investigación policial ni el proceso judicial». Testimonios de ex miembros de sectas satánicas han confirmado esta práctica. Según explican, embaucan a los padres del bebé que va a ser sacrificado, diciéndoles que éste irá a una familia que no puede tener hijos y que los padres han de renunciar a cualquier contacto posterior. Está confirmado que sectas españolas como la denominada «Toro» (única que se mantiene desde la Edad Media) o los «Hermanos de Changó» han practicado sacrificios humanos en sus rituales.
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