almudi.org. En el quinto aniversario del fallecimiento de la Madre Teresa de Calcuta
Es sorprendente comprobar qué distintos resultan los carismas y los
caracteres de los santos en la Iglesia. A veces parece incluso que se oponen
entre sí, pero cuando se llega a conocer con profundidad la vida y el espíritu
de cada uno, se acaba por percibir el común denominador que les une: ser
reflejo del modo de ser de Cristo, el Santo por excelencia.
Así sucede en el caso de dos d...
Es sorprendente comprobar qué distintos resultan los carismas y los
caracteres de los santos en la Iglesia. A veces parece incluso que se oponen
entre sí, pero cuando se llega a conocer con profundidad la vida y el espíritu
de cada uno, se acaba por percibir el común denominador que les une: ser
reflejo del modo de ser de Cristo, el Santo por excelencia.
Así sucede en el caso de dos de los grandes personajes de la Iglesia
Católica del siglo XX: el beato Josemaría y la Madre Teresa, dos personas y
dos carismas muy diversos, y al mismo tiempo con tantos puntos compartidos.
Ya es casualidad la coincidencia temporal: la Providencia divina quiso que en
los mismos días en que la Madre Teresa llegaba a Dublín desde Skopje
(Macedonia) para iniciar su vida religiosa, a finales de septiembre o a
principios de octubre de 1928, el beato Josemaría, en Madrid, viera la Voluntad
de Dios acerca de lo que sería el Opus Dei.
Entre esos puntos en común no puedo dejar de señalar el gran amor a la
Iglesia, al Papa, a la confesión sacramental; o la fe indiscutida en el valor
de la oración como punto de partida de toda acción apostólica; y tantos otros
aspectos, como la capacidad de emprender ambiciosas iniciativas de servicio a
los demás. Incluso algunas facetas del carácter de los dos reflejan muchas
veces este común denominador, y también la capacidad de resolver en un
instante problemas en apariencia humanamente irresolubles.
Entre otros muchos, quisiera detenerme a comentar un punto particularmente
característico del carisma de la Madre Teresa: su amor por los pobres, por los
enfermos, por los moribundos; en definitiva, por los más necesitados de ayuda.
En ellos, la Madre Teresa veía al mismo Cristo.
También en la vida del beato Josemaría encontramos un gran compromiso por
ayudar a Cristo presente en las personas que padecen necesidades. No sólo
mediante el gran esfuerzo que realiza el Opus Dei por formar a las personas,
manifestado en tantos centros, colegios, universidades, etc. Existe también un
gran esfuerzo de compromiso social por mejorar las condiciones de todos los
seres humanos y, más importante aún, de ser capaces de entender el sentido
verdadero y el valor sobrenatural de estos sufrimientos.
Lo vemos muy en particular en los primeros años de la historia del Opus Dei,
como han relatado testigos del trabajo pastoral del beato Josemaría en los
hospitales de Madrid. Los pobres, los enfermos, los desahuciados, fueron las
armas para vencer en su batalla de que el Opus Dei echara a andar.
En ambos casos, tanto para el fundador del Opus Dei como para la Madre
Teresa, en la raíz de este compromiso se advertía la fe, que les hacía
descubrir a Cristo en cada hombre.
* El Rev. Brian Kolodiychule es el postulador de la causa de
canonización de la Madre Teresa de Calcuta