Habla el padre Ivan Fucek, teólogo de la Penitenciaria Apostólica
El problema de fondo que tiene que afrontar la Iglesia en Estados Unidos es el de la «tolerancia» excesiva, que ha divulgado durante años entre seminaristas comportamientos o enseñanzas que van contra lo que dice el Papa, afirma un teólogo consejero de la Santa Sede para estas cuestiones.
Del 13 al 15 de junio tendrá lugar en Dallas la asamblea de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos para ofrecer respuestas a la crisis estallada a inicios de este año por casos de pederastia provocados por sacerdotes.
La Asamblea tiene lugar tras el encuentro de Juan Pablo II con representantes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, con los cardenales de ese país, y con exponentes de la Santa Sede, que tuvo lugar en Roma del 23 al 24 de abril.
Para tratar de comprender la dimensión del fenómeno, sus implicaciones, y la respuesta que debe ofrecer la Iglesia, Zenit ha entrevistado al padre jesuita Ivan Fucek, teólogo de la Penitenciaria Apostólica, el tribunal supremo de la Iglesia para las cuestiones de «foro interno» (asuntos de conciencia).
--Zenit: Desde su punto de vista, ¿cuál es la particularidad del caso de Norteamérica?
--Padre Fucek: He estado en Estados Unidos en varias ocasiones, donde pude encontrarme con óptimos sacerdotes y obispos, pero al mismo tiempo pude notar una cierta pasividad al aceptar candidatos al sacerdocio con problemas de desorden sexual y homosexualidad. Una «tolerancia» excesiva dictada sobre todo por el modelo cultural dominante.
La debilidad más grande ha sido la de no afrontar este problema inmediatamente, cuando se presentó. En este sentido, la intervención del Santo Padre fue providencial, un llamamiento fuerte y claro.
--Zenit: Algunos observadores en Europa consideraron que la intervención del Papa fue demasiado enérgica, pues son cuestiones que en buena parte afectan a las decisiones y modo de obrar de obispos.
--Padre Fucek: Era necesario, pues es necesario cambiar de manera clara un comportamiento que se ha difundido en los seminarios. Si bien es evidente que detrás de todo ese ruido que han hecho los medios de comunicación se da el intento de denigrar a la Iglesia, al mismo tiempo es importantísimo que la Iglesia en Estados Unidos no vuelva a tolerar ciertas actitudes laxistas y de crítica al magisterio moral del Santo Padre.
Se da la posibilidad de salir purificados y reforzados de esta experiencia, a condición de que se vuelva al buen camino. En este sentido, la intervención de Juan Pablo II fue perfecta. Había que intervenir de manera clara. En los Estados Unidos hay un buen clero, pero la actitud de tolerancia frente a ciertos problemas no es marginal, sino más bien difundida.
La intervención del Santo Padre no es una simple reprimenda, es una ocasión para que salga a relucir todo lo bueno que hay en la Iglesia en Estados Unidos.
--Zenit: Pero, ¿cómo se pudo dar un fenómeno así?
--Padre Fucek: Lo que sucedió en Estados Unidos pone de manifiesto un serio problema de preparación y de formación. Muchos, demasiados candidatos al sacerdocio no conocen suficientemente la moral católica.
La Doctrina, sin embargo, en este sentido es clara. Si el candidato es homosexual practicante no debe ser ordenado. Si se da sólo una tendencia homosexual, hay que distinguir.
Si durante todos los años de la juventud y después como candidato al sacerdocio no ha tenido relaciones homosexuales (no ha seducido ni se ha dejado seducir por un hombre), entonces se puede considerar esta tendencia como una tentación, que hay que vencer con la gracia de Dios.
Pero, si esta tendencia es fuerte, si el candidato ha caído en ocasiones, entonces no debe ser ordenado.
Si [en el primer caso] la tendencia es tan fuerte que el candidato al sacerdocio tiene miedo de no poder resistir, entonces no debe ser ordenado.
La doctrina en este sentido es transparente. En particular, invitaría a leer la «Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales» (Cf. traducción al inglés en la sección de Zenit en inglés) del 1 de octubre 1986, documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que hace referencia explícita a la manera en que es necesario comportarse en este sentido.
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