El
seminario conciliar de Madrid congregó a cerca de 400 sacerdotes y seminaristas
de la diócesis en una Jornada Sacerdotal convocada con motivo del centenario
del nacimiento del beato Joemaría Escrivá. Intervinieron los cardenales Darío
Castrillón y Antonio María Rouco; el obispo auxiliar de Madrid, César Franco; y
el vicario regional del Opus Dei, Tomás Gutiérrez.
20
de junio de 2002
Concelebración
en la Capilla del Seminario.
En el
Centenario, este acto cobra una relevancia e...
El
seminario conciliar de Madrid congregó a cerca de 400 sacerdotes y seminaristas
de la diócesis en una Jornada Sacerdotal convocada con motivo del centenario
del nacimiento del beato Joemaría Escrivá. Intervinieron los cardenales Darío
Castrillón y Antonio María Rouco; el obispo auxiliar de Madrid, César Franco; y
el vicario regional del Opus Dei, Tomás Gutiérrez.
20
de junio de 2002
Concelebración
en la Capilla del Seminario.
En el
Centenario, este acto cobra una relevancia especial, pues el Opus Dei se gestó
y nació en el seno de la Iglesia de Madrid. De esta forma lo han querido
recordar la vicaría del Clero de la diócesis madrileña y los centros de la
Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en Madrid.
En las
intervenciones, el cardenal Castrillón, prefecto de la congregación para el
Clero, citando al beato Josemaría, dijo que “el sacerdote tibio es el gran
enemigo de las almas”. Por el contrario, los presbíteros han de ser
transmisores de “gozo y esperanza a los hombres de nuestro tiempo”, pese a
“nuestros límites y errores, sabiendo que en nuestra debilidad humana radica el
poder divino”.
Sobre
el fundador del Opus Dei señaló su ejemplaridad “como sacerdote secular, pues
en su vida gastada al servicio de la Iglesia, ha sabido amar al mundo con la
caridad de Cristo”. Calificó al sacerdocio como “tarea noble y bella”, sin la
cual “no sería posible la presencia en el mundo y la santidad de los laicos”.
Cerca
de 400 sacerdotes y seminaristas acudieron a la jornada.
Mediante
la proclamación “con autoridad de la Palabra del único Maestro”, los sacerdotes
han de procurar que los fieles “estén atentos a los desafíos del mundo actual y
sensibles a las angustias y desesperanzas de sus gentes”. El respeto de la vida
humana, la defensa de la familia, las responsabilidades en el campo profesional
y político “serán los frutos de la plena coherencia de sus vidas con los
valores evangélicos”.
El
cardenal de Madrid y la fraternidad sacerdotal
En su
intervención, el cardenal de Madrid, Antonio María Rouco, alentó a los
presentes a vivir la fraternidad sacerdotal “signo de la comunión que el
Espíritu crea en quienes han sido incorporados al único sacerdocio de Cristo”.
Del
Fundador del Opus Dei dijo que la fraternidad sacerdotal “constituyó uno de sus
mayores desvelos y afanes apostólicos. Preocupado por la santidad del sacerdote
secular, él mismo fundó la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz como asociación
de sacerdotes diocesanos destinada a promover la santificación según el
espíritu y la praxis ascética del Opus Dei. En este ámbito específico de
fraternidad, los sacerdotes hacen suya la vocación propia del Opus Dei,
robusteciendo sus vínculos de pertenencia y unidad con el presbiterio diocesano
y el Obispo”.
También
dijo que el apoyo espiritual y humano a los sacerdotes ha de venir, en primer
lugar, de su obispo y de sus hermanos. Otro apoyo importante proviene de las
asociaciones sacerdotales, que ayudan a los sacerdotes a “mantener los
compromisos, buscar consejo y ayuda ante las dificultades; y a fomentar los
lazos de amistad y comunión” sin “suplantar ni la responsabilidad del obispo en
todo lo que concierne a la vida y ministerio del presbiterio, ni menos aún
dotar a los presbíteros de otros fundamentos de vida espiritual que no sean los
que dimanan del sacramento del Orden”. El Beato Josemaría -dijo- “entendió
perfectamente esta doctrina conciliar”.
Por su
parte, el obispo auxiliar de Madrid, Cesar Augusto Franco, manifestó que “para
todos los que pertenecemos al presbiterio diocesano, es motivo de gozo y de
esperanza reconocer que un hermano nuestro [Josemaría Escrivá], que recorrió
nuestras calles y frecuentó tantas veces el Seminario Conciliar, será propuesto
por la Iglesia como modelo digno de imitación al ser elevado a los altares”.
Finalmente,
el vicario en España de la Prelatura del Opus Dei, monseñor Tomás Gutiérrez,
esbozó el trabajo pastoral que Josemaría Escrivá desarrolló en Madrid. En la
capital atendió enfermos, dio catequesis, predicó y, en 1928, Dios le hizo ver
el Opus Dei. “Su presencia en esta ciudad no fue un hecho casual, sino que hay
que atribuirlo a la divina providencia”.